La herencia

Uno cuando llega a esta nueva situación laboral tiene que recoger diferentes herencias: lo que han hecho mis predecesores, lo que me han enseñado, lo que he vivido, pero también lo que he aprendido de otros jefes que he tenido a lo largo de mi vida. En mi caso la relación con algunos de mis jefes que recuerdo con más afecto ha tenido un matiz paterno-filial, o maestro-alumno.

Mi predecesor, al hacerme entrega de las llaves de "la nave", me regalo dos cosas:

1.- Nunca mientas.

2.- Escucha mucho a la gente.

Son dos enseñanzas muy abstractas, pero que he dejado en un post-it dentro de mi cabeza.

Mi modelo a seguir es un jefe anterior, con el que trabajé toda mi juventud. Una persona recta, seria, profesional, inteligente, tranquilo. Su sola presencia inspiraba respeto y honestidad. La verdad es que me gustaría parecerme a él.

Pero en mis años jóvenes le di mucha caña. Para mí su inacción en momentos clave era interpretada como mediocridad, pasotismo, cansancio, aburrimiento.

Es muy difícil entender las situaciones desde un contexto diferente, y también ahora me doy cuenta que lo personal y lo profesional van indefectiblemente unidos.

También tuve un ejemplo de jefe ultrabruto, un auténtico animal, irascible, que no sabía hablar, metepatas...

Otro de mis jefes, el que me enseñó todo lo que sé de marketing, tenía dos citas favoritas: "Sólo el cambio permanece" que es la esencia de teorías como "Quién se ha llevado mi queso?"; y otra: "Primero, antes que las palabras son los actos", que realmente no sé si es una cita.

Y por último también tuve un jefe taimado, inteligente y que se las sabía todas. Siempre salía ganando.

La herencia de mi abuela

Los consejos de mi abuela siempre han sido muy valiosos para cualquier faceta de la vida. También los puedo aplicar en el trabajo de jefe:

1.- La vida va en serio.

2.- La gente no es tonta.

3.- No te fíes ni de tu padre.

4.- La prisa te delata, no le muestres prisa al enemigo.

5.- Cualquier verdad ignorada prepara su venganza decía mi abuela citando a Ortega y Gasset. Suena muy misterioso, pero es una gran enseñanza para la vida.

6.- Siempre, el que más habla, es el que más carece, otra frase que frecuentemente repetía, y que he comprobado infinidad de veces que es una verdad como un puño.

Esta entrada fue publicada el 15-11-12 a las 09:21.
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