"Por mi parte no sé nada con
certeza, pero la visión de las
estrellas me hace soñar".
Vincent Van Gogh, pintor neerlandés,
uno de los principales exponentes
del postimpresionismo.
Muy pocas veces nos encontramos en el camino de la vida con personas a las que admirar y respetar. Son seres tocados por el destino y a los que la vida les ha reservado para una misión especial, única e irrepetible.
Hace unos días se fue inesperadamente uno de esos hombres que dejan huella y a los que muchos admiramos. Falleció Victor Martínez Vicario, un pequeño gran hombre con la cualidad, entre otras, de poder transformar la realidad que le rodeó y me consta que cumplió muchos de los sueños con los que trazó su vida. Supo incluso pronosticar su destino y cumplir con él su último sueño, como nos confesaba personalmente en una entrevista. "No pararé nunca, salvo cuando la salud me retire. La vida me aparcará de mi trabajo". Su empresa era su vida y viceversa, junto a su familia.
Un gran empresario de nuestro sector con las cosas muy claras y sin miedo al fracaso. Aún recuerdo cómo cuando iniciaba su andadura Salerm me contaba en una charla todo aquello que deseaba hacer con la nueva marca. Lo tenía todo en su cabeza y casi aún no había empezado el viaje. Recuerdo otra vez en la feria de Nueva York IBS cuando le confesé que me sentía orgulloso de que un español tuviera uno de los estands más grandes de la feria. Me contestó que empresarialmente hacía todo aquello que consideraba debía hacer sin dudarlo un momento. El porcentaje de error siempre fue lo suficientemente bajo como para animarle a seguir avanzando en su misión en todo aquello que se proponía.
Victor Martínez Vicario construyó un imperio en tan sólo una generación. Nació con esa misión. Podemos afirmar que es la empresa española del sector profesional de la peluquería con la mejor y más grande trayectoria de los últimos tiempos. Sus productos traspasaron fronteras y se instalaron firmemente en numerosos mercados. Su persona será recordada como uno de los grandes al igual que lo fue en su momento la persona y empresario José Colomer. Dos grandes empresarios, pero ante todo dos hombres buenos.
Si el éxito consiste en trabajar en aquello en lo que te gusta, podemos afirmar que Víctor Martínez fue un hombre dichoso.
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