El envejecimiento es un proceso natural que nos afecta a todos, con cambios físicos que dan lugar a cambios de apariencia, donde los signos más visibles son las arrugas. Aunque su proceso de aparición es completamente natural y normal, (surgen debido a la pérdida de colágeno y elasticidad en la piel), muchas personas escogen ralentizar su desarrollo a través de tratamientos.

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En ellos, la toxina botulínica, es uno de los componentes más utilizados actualmente en la piel. También conocida en medicina estética como bótox, destaca por su capacidad para corregir la actividad muscular, utilizándola habitualmente con este propósito para evitar el desarrollo de las arrugas. Sin embargo, pocos conocen sus beneficios en el pelo, con tratamientos igual de efectivos en la melena.

Cómo funciona

Alberto Sanguino, Education Manager de Llongueras, lo define como un tratamiento destinado a la salud capilar. “Cada casa comercial tiene su forma de denominar a su tratamiento de botox, pero realmente en algunas firmas tendrá un efecto alisante, antifrizz, nutritivo, etc. En el caso de Llongueras, es un tratamiento de salud capilar de hidratación que es exprés y busca embellecer el cabello de una manera rápida o porque tu cabello no está muy dañado”. Un proceso que, a pesar de estar relacionado por sus ingredientes con el que se aplica a nivel cutáneo, no tiene nada que ver con este y es completamente indoloro. “Estamos haciendo un aporte de agua. No es que estemos inyectando toxina botulínica. Ningún tratamiento es capaz de hacerlo. Se denomina bótox porque devuelves al cabello esa sensación como de ‘recién nacido’. Es decir, le das la fuerza al primer centímetro próximo a la raíz del cabello, que está en su primer mes de vida”.

Proceso en salón y resultados

Un paso a paso que Sanguino explica, dando a conocer todo lo que el profesional realizará en el salón: “Se comienza con el lavado, con un champú purificante y se retira el exceso de humedad con una toalla. Posteriormente, con el cabello húmedo, se aplica el bótox en un recipiente con agua que forma una especie de gelatina, que después se aplica de medios a puntas, se deja unos minutos con calor y se aclara. Se finaliza con unos toques de aceite que termina de embellecer la melena”.

Los resultados duran entre 4 y 8 lavados y está especialmente diseñado para personas con deshidratación capilar leve.

Aplicada de esta forma rápida y sencilla, la toxina botulínica “aporta brillo y grosor, ya que se vuelve más rígido de medios a puntas”. Una parte que se beneficia especialmente, ya que es aquí cuando la cutícula se comienza a abrir, se deshidrata y se da lugar a las puntas abiertas.

Los resultados duran entre 4 y 8 lavados y está especialmente diseñado para personas con deshidratación capilar leve y a otras con cabello finito que no quieran perder el volumen. Un tratamiento que, como asegura Alberto Sanguino, es como una mascarilla (con efectos prolongados en el tiempo) que hidrata profundamente. Una solución exprés para todas las que necesiten un extra de nutrición en su melena.









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