Desde hace algún tiempo, se habla mucho de los sulfatos. Incluso algunas fuentes insisten en que son perjudiciales para el cabello. Algunos fabricantes se han hecho eco de este debate y han empezado a producir cosmética capilar sin sulfatos, tratando de hacerse un hueco en el mercado. Desde Beauty Market, y con la ayuda de Eni Gómez, bióloga y directora técnica del Centro de Tecnología Capilar, nos proponemos arrojar un poco de luz sobre esta cuestión. Aun así, llama la atención que unos componentes utilizados de forma habitual en la industria despierten tanta polémica.
Los sulfatos y sus aplicaciones industriales
Los sulfatos se emplean para limpiar y producir espuma en todo tipo de productos, incluidos aquellos relacionados con la higiene capilar. Sin embargo, lo más importante es que "no son ni tóxicos ni peligrosos", según Eni Gómez. Los más comunes son el lauril éter sulfato sódico y el lauril éter sulfato de trietanolamina, aunque hay muchos más.
Desde el punto de vista químico, los sulfatos son el resultado de la etoxilación de un alcohol graso de origen vegetal con óxido de etileno que se someterá posteriormente a un proceso de sulfatación con SO3 procedente de la combustión del azufre, tal y como explica la bióloga y experta del CTC. Como unidad común, los sulfatos contienen un átomo de azufre en el centro de un tetraedro formado por cuatro átomos de oxígenosulfato.
Los primeros champús con sulfatos se remontan al año 1930
Desde el punto de vista cosmético, los sulfatos se empezaron a usar como tensioactivos en champús en el año 1930. Una época afectada por la aguda crisis económica de la Gran depresión y que llevó a sustituir los jabones domésticos por moléculas cuya estructura estaba compuesta por una parte hidrófoba (que repele el agua) y otra hidrófila (que absorbe agua con facilidad) para poder emulsionarse con los compuestos del cabello. "Dentro de los diferentes grupos de tensioactivos, los sulfatos se hallan dentro del grupo de los tensioactivos anicónicos (carga negativa), de acuerdo con su estructura, siendo muy utilizados en cosmética capilar ya que la relación efectividad/precio es muy favorable", reconoce Gómez.
Los sulfatos se emplean para limpiar y producir espuma en todo tipo de productos, incluidos aquellos relacionados con la higiene capilar.Según la bióloga es fácil entender por qué los sulfatos actúan como limpiadores: "Cuando aplicamos un champú a nuestro cabello, buscamos que éste quede libre de suciedad, grasa, residuos, etc. Debemos tener en cuenta que el cabello, debido a su composición, tiene una naturaleza hidrofóbica (repele el agua), de forma que todo aquello que se adhiere tiene la misma naturaleza". Por lo tanto necesitamos unas moléculas capaces de atrapar o atraer dichas grasas por un lado; y capaces también de desaparecer con el agua por otro lado. "Estas moléculas son los tensioactivos. Gracias a su parte polar se pueden eliminar con agua y debido a su parte apolar pueden captar las grasas presentes en el cabello. Los tensioactivos por excelencia serían los sulfatos", explica.
Los sulfatos, ¿se comen el color de los cabellos teñidos?
La mayoría de los tintes son o derivan de moléculas no solubles en agua, algo lógico para evitar la pérdida de color que se podría dar únicamente con agua. No es que el sulfato se coma el color, sino que hay un proceso de arrastre por parte del tensioactivo de moléculas de carácter apolar como los tintes. Ello hace que, poco a poco, el color pierda intensidad e incluso desaparezca en lavados sucesivos. "Dado que los sulfatos tienen buena capacidad de arrastre de las moléculas lipófilas, los champús con elevadas proporciones de este tipo de tensioactivos y sin protectores del color tienden a eliminar más rápidamente la coloración", afirma.
En cuanto a los cabellos tratados químicamente (decoloraciones, coloraciones, alisados y permanentados) no se debe olvidar que estos son más vulnerables a la acción de los tensioactivos ya que la barrera lipídica natural de la superficie cuticular ha desaparecido y se halla más expuesta a la acción de los sulfatos.
¿Provocan sequedad, picores e irritaciones?
Respecto a la pregunta de si los sulfatos pueden provocar sequedad, picor, caspa e irritaciones en el cuero cabelludo, dependería del uso desmesurado o no de productos con altos contenidos en sulfatos. "En el primer caso, se podría eliminar en exceso el manto lipídico del cuero cabelludo, necesario para mantenerlo sano y equilibrado como recomendamos en el CTC. Si resecamos excesivamente el cuero cabelludo, este se puede deshidratar y aparecer sensación de tirantez o picor", dice.
De acuerdo con la legislación cosmética, el uso de estos tensioactivos bajo las condiciones normales de uso no presenta ningún efecto perjudicial para la salud.Los sulfatos son baratos y este puede ser uno de los motivos de su uso por la industria. Aun así, no es fácil aconsejar otro tipo de sustancias en la formulación de productos de cosmética capilar. Siempre dependerá del tipo de cabello y de cuero cabelludo de cada uno. No existen fórmulas mágicas ni multiusos para todas las personas, ya que cada consumidor debe buscar aquello que le vaya bien, en función de sus características particulares. "Un cuero cabelludo graso requiere una limpieza mayor que uno seco, de manera que se debe buscar la combinación de tensioactivos adecuada para cada producto y tipo de cabello", en opinión de Gómez. "El secreto de la limpieza -continúa- es precisamente este, a cada tipo de cabello sus tensiactivos, como tienen algunas marcas de biotricología".
¿Pueden influir en una posible alopecia o caída del cabello?
La caída del cabello no tiene relación directa con los sulfatos ya que las causas de la alopecia son internas, tal y como aseguran desde el CTC: "Si tenemos en cuenta que el cuero cabelludo es un hábitat particular, cuyo equilibrio y funcionamiento armónico depende de la vida de los folículos, no es extraño que el cuero cabelludo deshidratado y mal protegido afecte a los folículos. Nosotros damos una importancia máxima al bienestar del cuero cabelludo como primer e indispensable paso para tener un cabello sano y bonito".
Los sulfatos y el medio ambiente
En Europa existe una regulación estricta para los productos cosméticos y los tensioactivos. En el segundo caso, la concentración no puede superar los 0,5 mg/l ya que se ha determinado como no toxico para la vida acuática e incluso para algunos sulfatos esta concentración está regulada a 0,1 mg/l. "También es importante destacar que todos los sulfatos son biodegradables a 96 horas en situaciones aeróbicas y anaeróbicas. En consecuencia, aunque se incluya en productos cosméticos, cuando estos alcancen aguas naturales, ya se habrían degradado", afirma Gómez.
Sulfatos, ¿sí o no?
Realmente, ¿es necesario prescindir de los sulfatos para lograr una mejor salud capilar? ¿O se trata más de una moda u operación de marketing? El tiempo lo dirá, según Eni Gómez. De acuerdo con la legislación cosmética, el uso de estos tensioactivos bajo las condiciones normales de uso no presenta ningún efecto perjudicial para la salud, por lo que en principio no existe motivo para eliminarlos. "No obstante, el mercado es soberano y los consumidores determinarán si quieren o no productos con sulfatos. Estas preferencias son las que nos marcarán si hablamos de una moda o de un estándar para la industria cosmética".
La caída del cabello no tiene relación directa con los sulfatos ya que las causas de la alopecia son internas.En el caso de optar por un champú sin sulfatos, algunas fuentes recomiendan evitar el uso de siliconas (especialmente dimeticona) habituales en productos de styling y mascarillas, ya que cuestan más de eliminar. Los productos de acabado incorporan elevadas cantidades de este tipo de sustancias que pueden sobrecargar el cabello, proporcionando un aspecto graso al pelo por acumulación de siliconas. Éstas también generan una impermeabilización del pelo que puede impedir la coloración y modificar el resultado de los tintes. Aun así, y desde este centro especializado en tecnología capilar, también admiten que la industria cada vez desarrolla más productos que tienden a eliminar las siliconas de su formulación.