Soy peluquero y tengo codo de tenista

A finales del pasado mes de junio, el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) junto con el Juzgado de lo Social Número 7 de Bilbao reconocían la epicondilitis, o codo de tenista, como enfermedad profesional. La sentencia obliga a dos mutuas que se negaban a cubrir las bajas por esta patología de dos trabajadoras pertenecientes a los sectores de la limpieza y la peluquería, tal y como informaron desde el sindicato Comisiones Obreras (CCOO) del País Vasco.

Vía comunicado, la central sindical subrayó que ambos sectores no se hallan entre los que se consideran ejemplos de esta patología en el cuadro de enfermedades profesionales. Se trata de una sentencia judicial pionera que reconoce los primeros casos de epicondilitis, o inflamación de los tendones de los músculos que se insertan en el epicóndilo, como enfermedad profesional y no común en los ámbitos de la limpieza y la peluquería.

El doloroso codo de tenista

A la epicondilitis se la conoce también como codo de tenista porque es una dolencia habitual en los deportistas que practican este deporte y en los aficionados, también, a otras modalidades como el bádminton, el pádel, etc. Pero no es exclusiva de ellos. Esta inflamación también afecta a todos aquellos trabajadores que realizan movimientos repetitivos o traumatismos. Especialmente, aquellos movimientos de extensión de la muñeca contra resistencia (cuando flexionamos o extendemos contra una fuerza contraria). También se origina a raíz de esfuerzos o extensiones bruscas del codo en posiciones poco frecuentes.

En síntesis, la epicondilitis es la consecuencia de una sobrecarga de los músculos de la zona externa del antebrazo, codo y muñeca. Suele perjudicar a hombres y mujeres aunque predominan los primeros con edades comprendidas entre los 30 y los 50 años. Normalmente, esta dolencia se detecta, sobre todo, en el lado dominante de la persona. Es decir, aquel que emplea para la mayoría de las funciones que efectúa durante toda la jornada.

Algunos de sus principales síntomas son:

• Dolor en la cara externa del codo que se acentúa al realizar determinados movimientos. Por ejemplo, levantar y sujetar objetos en el aire, saludar con un apretón de manos, girar el tirador y/o la llave de la puerta e incluso desenroscar tapas de frascos.
• Pérdida de fuerza muscular y dificultades para hacer pinza y/o agarre con los dedos de la mano.
• Sensación de dolor punzante en la zona lateral externa del codo mientras palpamos la zona.
• Si no se descansa lo suficiente ni se sigue un tratamiento adecuado, el dolor se puede volver crónico.
• Percepción de dolor cuando se coge peso con el brazo lesionado.
• En ocasiones, el dolor se puede extender al antebrazo, la muñeca y el dorso de la mano.

¿Cómo afecta a los peluqueros?

Algunos factores predisponen a la lesión conocida como codo de tenista. Además de los movimientos repetitivos, tienen mucho que ver todos aquellos que se efectúan con objetos de cierto tamaño, grosor y peso. Nos referimos al uso de secadores, planchas y tenacillas, sobre todo los primeros.

Como ya hemos comentado, la sobrecarga también se debe a movimientos repetitivos como cortar, peinar y marcar el cabello a diario. Este proceso se acelera en épocas de mucho trabajo -previas a las vacaciones de verano, Semana Santa, Navidades, puentes y festivos-.

Cuatro consejos para tratar el codo de tenista

• Dado que el ritmo de trabajo comporta estos movimientos repetitivos, algunos fisioterapeutas aconsejan descansar varios minutos de vez en cuando, a lo largo del día, para aliviar la tensión sobre músculos y tendones.
• Igualmente, recomiendan ejercicios de estiramiento de la muñeca para relajar y evitar la tirantez que pueda generar la lesión.
• Otros sugieren aplicar hielo en el codo 20 minutos cada tres o cuatro horas durante dos o tres días.
• En caso de dolor insoportable y crónico, es recomendable consultar con un especialista médico. Algunos tratamientos, que prescriben tras un diagnóstico personalizado, incluyen terapias de ultrasonidos, crioterapia, corrientes analgésicas de baja y media frecuencia, ejercicios de estiramientos y fortalecimiento y movilizaciones a cargo de fisioterapeutas, por ejemplo.
• Uso de bandas elásticas o coderas alrededor del antebrazo, debajo del codo, durante la jornada laboral, si se considera necesario. La idea es evitar el dolor de la sobrecarga producida por gestos y movimientos repetitivos.