Por Higinio Moreno
Gerente de Design System.
Si analizamos la peluquería masculina de los últimos 50 años, y en concreto la posición del sillón de caballero, nos encontramos ante un artículo cuya evolución se ha tenido que ir adaptando a los distintos cambios en el servicio del salón. Así, el boom experimentado en los años 60-70 estuvo basado en el servicio exclusivo de barberías que solicitaban un tipo de sillón robusto, cómodo y duradero. La potencialidad de mercado se mantuvo en unas cifras importantes de las marcas tradicionales (Triumph, Takara Belmont, Henry Colomer, etc.).
Posteriormente, en los años 80 el servicio clásico en la barbería empezó a decaer y fue la peluquería mixta la que solicitaba la instalación de zonas concretas para la atención al caballero. En ese período el sillón masculino se tuvo que adaptar a las necesidades que tenían los salones mixtos y de esta forma el sillón clásico se convirtió en un modelo más ligero, funcional y que cubría las máximas necesidades de los servicios en el salón.
En la actualidad, se está produciendo un incremento del salón específico y personalizado para caballeros, lo que nos ha permitido aumentar la venta en esta línea de sillones incorporando grandes avances técnicos (sistemas eléctricos de elevación en base y respaldos, sistemas de masaje, materiales de acabado como tapizados más vanguardistas, etc.).
En resumen, hemos vuelto a la barbería convertida en salón de estilismo masculino.
Datos de mercado / nivel de ventas:
- Años 50-70: de 12.000 a 15.000 unidades
- Años 70-90: 4.000 a 5.000 unidades
- Años 90-2000: 7.500 a 9.000 unidades