Beauty Market: Pese a tu juventud, ya llevas muchos años por todo el mundo aprendiendo la profesión ¿Cómo empezaste?
Shirley Marín: A los 13 años acompañaba a mi madre donde ella solía ir siempre en Lima, y el dueño, que tenía un salón de belleza muy grande en unos de los distritos más conocidos en Lima, me invitó a ver y conocer el mundo de la peluquería desde otra visión.
Así fue como me introduje en el mundo de la peluquería y el estilismo y me di cuenta que me gustaba la profesión. Meses más tarde, mi madre me dijo que Marco Antonio Gallegos, uno de los estilistas más conocidos por peinar y maquillar a las famosas modelos peruanas en Lima, estaba solicitando cubrir un puesto de ayudante en una de sus centros de belleza. En realidad, lo que había anunciando es que iba a abrir un centro nuevo, pero yo, que entonces tenía 14 años, me presenté a la entrevista con mi curriculum y me dijeron que no buscaban a nadie. A pesar de ello, y ya que estaba allí, me hicieron una prueba y me quedé. Allí fue donde realmente empecé a trabajar y me inicié en mundo de la belleza. Recuerdo que ganaba muy poco, pero a mi me daba igual porque para mi fue muy importante trabajar con un peluquero muy famoso. Trabajaba los fines de semana mientras lo compaginaba con el colegio.
B.M.: ¿Estuviste mucho tiempo en ese local?
S.M.: No. Después de meses estando allí, se cerró ese local. Entonces empecé a buscar trabajo a buscar trabajo en otras peluquerías. Pero gracias a que había trabajado con Marco Antonio Gallegos se me abrieron muchas puertas. Por aquel entonces también me había formado como manicurista y estética en general, así que entré en un salón de belleza para para trabajar haciendo manicuras y pedicuras. Cuando vi que ya sabía todo sobre estética en general, pensé en perfeccionarme en hacer cabello, peinar, cortar.
B.M.: ¿Y cambiaste de peluquería?
S.M.: Sí, iba continuamente cambiando de peluquerías y al mismo tiempo estudiando cursos de capacitación. He trabajado con estilistas y en salones de belleza reconocidos en Lima. Pero aún me faltaba algo y era tener mi propio estilo. Había estado en varios salones de belleza formándome, pero necesitaba aún algo más, y era el asesoramiento y el estilismo. Así que decidí, pocos años antes de comenzar mi aventura por Europa, trabajar en un par de peluquerías muy conocidas. En una de ellas, la estilista era técnica de Sebastian y viajaba dos veces al año a Europa para actualizar conocimientos. Aunque ya era oficial, estuve trabajando como ayudante unos meses.
B.M.: Así no parabas de aprender.
S.M.: Sí. De cada estilista con los que he tenido la oportunidad de trabajar me quedaba con la esencia de cada uno de ellos. Así aprendía y me iba a otro salón... y así hasta formar mi propio estilo y forma de trabajar.
B.M.: ¿Perú se te quedó pequeño?
S.M.: Empecé a viajar cuando tenía 20 años a países como Ecuador, Argentina, Brasil, Bolivia, Paraguay, Uruguay... Hasta que decidí probar en Europa. Me fui a Alemania, fijándome en qué se hacía en las peluquerías. Más tarde viajé a Dinamarca, Islandia...
B.M.: ¿Y te instalaste en Europa?
S.M.: No. Volví a Lima para reunir dinero con la intención de de preparar mi segunda aventura, pero esta vez hacía Italia, para ver las tendencias de aquél país.
B.M.: Ese ímpetu por viajar para aprender, ¿lo entendían en tu casa?
S.M.: Sí, mis padres siempre han confiado y han estado de acuerdo con mis decisiones; es un poco triste para ellos que viva tan lejos, pero lo entienden porque saben que siempre he luchado por lo que quiero. Algunos amigos me decían que no viajara a Europa porque acabaría trabajando quizá en otra profesión que no era la mía. Pero no me importó lo que ellos me dijeran, porque creo que es muy importante si confías en ti misma, y yo sabía que encontraría trabajo en mi profesión.
B.M.: ¿Cómo fue la experiencia por Italia?
S.M.: Cuando viajaba a Europa siempre hacía escala en Madrid, aunque no la conocía. Antes de coger el vuelo para Italia vi un anuncio en el que buscaban una estilista en una peluquería de Madrid, y como tenía que hacer escala allí, decidí probar y pasar unos días en la capital de España.
B.M.: ¿Tuviste suerte?
S.M.: Hice la prueba y me quedé. Más tarde vine a Cataluña para trabajar en una peluquería del barrio de Gracia.
B.M.: Tu experiencia en diferentes peluquerías es impresionante…
S.M.: He estado trabajando en unas 20 peluquerías diferentes, y lo valoro mucho, porque aprendí muchas cosas nuevas, y aún hoy día sigo aprendiendo.
B.M.: ¿Fuiste al final a Italia?
S.M.: Sí, de vacaciones, para saber como es, pero no me gustó Roma. En ese momento yo estaba en Madrid, que es una ciudad muy limpia y ordenada. Roma me pareció un caos y me dije que allí no me iba a quedar.
B.M.: ¿Cuándo decides montar tu propio negocio?
S.M.: Tras estar trabajando casi un año en la peluquería de Gracia es cuando me animé a montar mi propia peluquería en Barcelona.
B.M.: Después de viajar por numerosos países, ¿cómo definirías la peluquería española?
S.M.: La peluquería española es moderna y vanguardista, pero desde mi punto de vista falla quizás en la atención al cliente; esa es mi perspectiva personal. Quizás sea una visión basada en mi propia experiencia en los salones de belleza en los que trabajé, donde la atención al cliente era completamente diferente comparado con España. Pero debo aclarar que no en todas las peluquerías es así, no puedo generalizar. Me he dado cuenta que, en algunas peluquerías, si trabajas por comisión o por un sueldo fijo cambia mucho el trato al cliente. Si se trabaja por comisión sólo quieres facturar todo lo puedas y el trato al cliente pasa a un segundo plano.
B.M.: Entonces, ¿es vital cuidar al cliente?
S.M.: No sólo hay que ser peluquera, hay que aconsejar al cliente en aquello que le puede quedar bien.
B.M.: ¿Cómo ves el nivel de formación de la peluquería en España?
S.M.: El nivel de formación es muy importante. Deberían asegurarse que cuando un estudiante termina el curso de peluquería estuviera capacitado para trabajar ya, y no que tengan una filosofía de acumular diplomas, porque en el momento de la acción no saben como desenvolverse.
B.M.: ¿Qué es lo que falla?
S.M.: Quizá tener un poco de criterio y paciencia. Lo importante es estar en la profesión correcta. La peluquería es un trabajo en el que se dedica muchas horas al día y que a veces se convierte en un círculo vicioso. Si se trabaja sólo por un beneficio económico es cuando nos equivocamos, porque no prestamos la atención que se merece el cliente.
B.M.: ¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión?
S.M.: Una pregunta muy difícil de responder, porque me gusta todo. Pero creo que lo que más me gusta es hacer cambios de estilo.
B.M.: En tu centro tienes los últimos tratamientos del mercado ¿cómo te pones al día de las novedades?
S.M.: Mis fuentes de información son Internet y los viajes que realizo constantemente. Apuesto por los productos brasileños para el cuidado del cabello por que me gustan y llevo siete años trabajando con ellos. Brasil es toda una potencia en productos para el cuidado del cabello, ya que la mujer brasileña es muy pretenciosa, muy vanidosa y muy dada a cuidarse continuamente. Yo viajo cada año a Brasil para conocer los productos que allí se comercializan, pero hay productos americanos que son muy buenos, y sobre todo los productos de las grandes casas como Kérastase, Sebastian, Schwarzkopf, L'Oréal... Por eso siempre he trabajado con estas grandes marcas internacionales.
B.M.: ¿Cuál es tu especialidad?
S.M.: Mis especialidades son los alisados brasileños, las extensiones de cabello natural y, en general, la asesoría de imagen, que realizo cuando mis clientes me dan la oportunidad de hacerlo.
B.M.: ¿Cómo ves la crisis global que existe actualmente?
S.M.: Aquí, en Europa, la crisis ha afectado mucho en el mundo de la peluquería, y en otras profesiones también. Siempre estamos escuchando malas noticias y esto, en parte afecta y deprime también al cliente. Lo que debemos procurar es que la palabra crisis no nos derrumbe, hay que continuar el camino siempre hacia adelante.
B.M.: ¿A ti no te afecta la crisis?
S.M.: Claro que sí, pero yo soy muy positiva y tengo un filosofia diferente a los demás y siempre estoy realizando promociones a mis clientes para fidelizarlos. Para mi no exitse o no quiero pensar en la famosa coletilla que todo el mundo repite: la crisis.
B.M.: Tienes una página web muy moderna y dinámica que además complementas con Youtube, Facebook e incluso un blog.
S.M.: Empecé a interesarme por Internet hace unos años, para poder dar información sobre mi centro a mis clientes. Así que entré a ver qué se hacía por Internet y de esta manera aprender cosas nuevas que podía aplicar en la peluquería para una mejor atención y servicio al cliente. Entonces comprobé que Internet funcionaba, y cada que puedo me doy un tiempo para dedicarme a pensar cómo puedo seguir mejorando.