Los agentes tóxicos incluidos en el humo del tabaco dañan la salud capilar, tanto si se inhala de forma directa como si se está expuesto al mismo, aunque en menor medida, en un entorno de varios fumadores. Cuando se fuma, las toxinas del tabaco alcanzan al folículo piloso a través de la circulación sanguínea y dificultan su nutrición. Esto se debe a la vasoconstricción que produce la nicotina. Los efectos se aprecian a simple vista, en opinión de Lorena Añó, peluquera y estilista de L.A. Estilisme: "Si comparamos el cabello de una mujer fumadora con el de una no fumadora, notamos que el de la primera es más seco, frágil, con menos vitalidad y brillo. Al ser más frágil, se enreda y rompe durante el peinado. Cuando se fuma, el riego sanguíneo no llega bien al folículo piloso y éste no ingiere tantos nutrientes". En consecuencia, la cutícula se reseca y la fibra capilar se vuelve más delicada.
Cuero cabelludo graso y pelo reseco por culpa del cabello
El tabaco contiene nicotina, de efecto vasoconstrictor, así como radicales libres y sustancias tóxicas, como benzopirena o hidrocarburo aromático policíclico, que se forman durante el proceso de combustión del tabaco. Estas toxinas se eliminan también por la piel y/o el cuero cabelludo. Desde el salón, aseguran que los clientes fumadores tienen la piel y el cuero cabelludo más grasos. "No deja de ser una paradoja. Los/as fumadores/as tienen la raíz grasa y las puntas del cabello secas y abiertas", reconoce Añó.
El tabaco también influye en la producción hormonal
El tabaquismo ejerce un efecto indirecto sobre la salud capilar, ya que influye también en la producción de hormonas. La nicotina limita los mecanismos de producción de estrógenos. Se origina así la atrofia cutánea (estado en el que disminuyen en número o volumen todos o alguno de los elementos constitutivos de la piel) y la sequedad de la piel. Factores que influyen en el cuero cabelludo, y por ende, en el aspecto y estructura del pelo.
Además, algunas investigaciones insinúan que el tabaquismo incrementa la producción de andrógenos, sobre todo de testosterona, una hormona relacionada con la debilidad del pelo. De hecho, los hombres con altas cantidades de testosterona son más propensos a la calvicie. Un exceso de testosterona influye, de forma negativa, en el desarrollo de las células a partir de las cuáles se producen las fibras capilares. Sin embargo, la mayoría de los clientes fumadores que visitan la peluquería no son conscientes de las consecuencias dañinas que el tabaco produce en cabello y cuero cabelludo. "Te dicen que su pelo es así. Esto no es cierto. En realidad, no reconocen los efectos perjudiciales que les causa el tabaco", opina la peluquera.
Los consejos del salón para paliar estos efectos dañinos
Lo ideal, según la peluquera de L.A. Estilisme sería dejar de fumar. Una medida beneficiosa para la salud capilar de fumadores activos y/o pasivos. Pero si ello no es posible, Lorena Añó aconseja realizar un tratamiento de efecto peeling que arrastre la capa de impurezas y grasa que se ha formado en el cuero cabelludo por culpa del tabaco. Y en consecuencia, dejar que la raíz "respire". Posteriormente, es necesario aplicar un buen tratamiento hidratante que nutra el cabello seco y apagado.
El tabaco tiene mucho que ver con el envejecimiento de la piel
Para Inmaculada Canterla, licenciada en Farmacia y especialista en Dermocosmética, está suficientemente documentado el efecto del tabaco sobre las arrugas y el envejecimiento prematuro de la piel debido al aumento de la actividad de la elastasa y la degradación de la elastina en la dermis. "El fumar estimula en la piel -explica- la actividad de las MMP-l (Metalo proteinasa-l), unas enzimas que específicamente degradan el colágeno, la proteína más abundante en la piel. Asimismo, se ha comprobado cómo el fumar disminuye la velocidad de síntesis de los colágenos tipo I y III in vivo y altera el balance del recambio de la matriz extracelular en la piel". Según Canterla, fumar también genera el entrecruzamiento de las fibras de colágeno que también deriva en la pérdida de la elasticidad de la piel.
Por todo ello, se aprecian manifestaciones clínicas de piel deshidratada, poros muy abiertos, falta de luminosidad y firmeza, arrugas periorales "líneas de fumador", arrugas verticales que aparecen sobre el labio superior, disminución de los niveles de vitamina A, elastosis, atrofia dérmica, disminución de fibroblastos, acortamiento de capilares, isquemia crónica, hipoestrogenismo (reducción de los niveles de estrógenos en nuestra piel), etc.
Algunos consejos para aminorar las repercusiones del tabaco en la piel
El primero sería dejar de fumar. Pero si no fuera posible, la directora de Cosmeceutical Center recomienda:
- Administración de fórmulas cosmecéuticas con retinol (vitamina A) para revertir los cambios en la cantidad y calidad de colágeno y elastina, la atrofia dérmica y la disminución de fibroblastos, porque tiene efecto antiapoptótico (sustancia o mecanismo que contrarresta la apoptosis y favorece la aparición y progresión del cáncer). Esta solución también tendría efectos antioxidantes, previniéndose la disminución de la enzima SOD durante el estrés oxidativo.
- Protección frente a los factores ambientales. El propósito es prevenir los procesos químicos que envejecen la piel como la glicación y oxidación de proteínas, la nitración de los aminoácidos, las radiaciones UVA y UVB, la contaminación, el humo del tabaco, las altas temperaturas y la inmunosupresión causada por los UV. Es decir, aplicar una protección constante frente a los factores ambientales que causan el envejecimiento de la piel.
- Aplicación de sustancias resurfacing como el ácido glicólico para contribuir a la renovación y la mejoría de los poros, la textura de la piel, las líneas finas y las arrugas y las irregularidades pigmentarias y el grosor de la piel.
- El DMAE (Dimetilaminoetanol) actúa como protector e impide el entrecruzamiento de proteínas debido a su efecto neutralizador de radicales libres. Tiene propiedades antioxidantes por su capacidad para neutralizar los radicales libres tipo OH. Además, el DMAE ejerce efecto tensor sobre la piel al actuar sobre las características de anisotropía mecánica de la piel envejecida.
- Y por supuesto, vitamina C que no debe faltar en un buen régimen antiaging. Sus funciones son imprescindibles para todas las pieles, pero en las de fumadores/as aún lo son más. Lo único que hay que adaptar es su forma y derivado a la persona y su tipo de piel. La vitamina C es la base de todo. Posee funciones antioxidantes, inhibidoras de la melanina, inactivadoras de la tirosinasa, antiinflamatorias, estimulantes de la producción de colágeno e inhibidoras de las MMP’s (metaproteinasas de matriz, que degradan el colágeno, la elastina y el hialurónico).