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Raquel Cruz Gómez tiene el don mágico de hacerlo todo sencillo entre sus manos, con resultados espléndidos, De esos que te dejan con la boca abierta, llena de sorpresa y regocijo.

Quizá por eso, sea 'number one' en las redes, por su desparpajo y naturalidad, su pose nada ficticia, todo lo contrario, supernatural.

Artífice de algunas de las cuentas más seguidas, en Instagram (@rcruzgomez, 20,3k) es un as, y durante el confinamiento nos ha deleitado y hecho abrir mucho los ojos con sus ideas, peinados, estilos, trucos y consejos. ¡Y más! Porque a Raquel, esta mujer peluquera, trabajadora, artesana, empresaria y artista, se le escapa la creación por cada poro y la piel entera.

Serena, entregada, moderna y dinámica, hablar con Raquel es una delicia. Y estar con ella y disfrutar de su compañía en cualquier evento o cita de la industria, ya ¡ni te cuento! Y yo he tenido la suerte de hacerlo, de compartir con Raquel y vivir algunos de los minutos y paisajes que quedarán grabados en la impronta de la peluquería y en la mía propia.

Beauty Market: ¿Cómo se hace Raquel Cruz Gómez peluquera?
Raquel Cruz Gómez: De pequeña, con unos 7 años, me regalaron el típico busto con cabeza y me dedicaba a peinarla, cortarla, maquillarla y ponerle abalorios como pendientes y collares. (Ríe y recuerda.) A los 14 años, ya hacia mis pinitos con las espumas de color en mi cabello, y les dije a mis padres: "Quiero ser peluquera", cosa que si les preguntas hoy en día, les sorprendió, porque siempre les decía que quería ser cantante (se oye una risa cantarina), y nunca lo había mencionado antes, Al acabar EGB comenzó mi formación profesional, voy a contarte que una cosa que influyo mucho en mí, fue mi primera entrevista de trabajo, yo tenía 16 años recién cumplidos y la persona que me hizo la prueba me dijo: 'Mejor, dedícate a otra cosa que para esto no vales'. ¡Ni te imaginas el disgusto!, pero a su vez me enseñó un par de cosas, una, que nunca debes de juzgar a nadie, ¡mírame!, aquí sigo 23 años después, y dos, nunca dejes que nadie te diga qué puedes o no, llegar a ser o hacer.

B.M.: ¿Y cómo y cuándo te conviertes en empresaria?
R.C.: Mi parte de empresaria cuenta con mucha menos experiencia y se ha desarrollado a lo largo de los años con la apertura de mi salón, Cruz Gómez Estilistas. Al abrir éste, ahora va a hacer 9 años, me di cuenta que tenía que formarme y crecer en este ámbito si quería tener un control real del salón y conocimiento del funcionamiento de un negocio, cuentas de explotación, marketing, etc. Más allá de lo que suponía mi profesión hasta ese momento, para mí era un pilar muy importante para el éxito del salón la formación en la materia. Hice un master en gestión especializada en salones de peluquería, en la escuela ESCP Europe. A día de hoy puedo decir que soy una enamorada de la parte empresarial y me encanta poder dedicarme también a ese ámbito del negocio.

B.M.: En esta carrera, lo mejor de tu profesión, ha sido...
R.C.: El crecimiento personal y profesional continuo, he conocido gente maravillosa en este sector y el poder ser como eres y tener tu propia visión de la misma y compartirla es muy enriquecedor. Además es un sector muy amplio donde puedes acceder a infinidad de campos diferentes, educación, salón, editoriales, TV...

B.M.: Y lo peor, si es que lo hubiera...
R.C.: Lo peor y a su vez, sin embargo y paradójicamente, lo que me ha hecho crecer y ser más fuerte técnicamente es el machismo que acompaña a la profesión, la mayoría somos mujeres pero se cita, nombra y solo se piensa en hombres, aunque también es cierto y creo que esto ha evolucionado bastante.

B.M.: ¿Cómo se ha reciclado y formado Raquel, técnica y conceptualmente en el peinado hasta llegar aquí?
R.C.: En realidad es algo continuo que sigo haciendo y espero no dejar de hacerlo nunca, creo que es el motor para poder estar siempre al día y seguir enamorada de esta profesión, siempre hay que reciclarse. Además, soy muy curiosa y trato de investigar mucho sobre tendencias, productos, etc.

B.M.: Con un referente indiscutible en cuanto a aprendizaje y formación, Londres, a donde viajaste y donde trabajaste.
R.C.: Sí, después de adquirir experiencia en España y trabajar con grandes profesionales, me aventuré a irme a vivir a Londres donde no solo me formé, sino que pude ejercer mi profesión de estilista, y es allí donde más adquirí el amor por el color y aprendí una forma diferente de hacer peluquería. Al volver a España tuve el privilegio de trabajar en Llongueras, donde nos daban una formación muy profunda y continuada tanto en técnica de todos los campos, corte, color, forma, etc., como en lo referido a comunicación con el cliente, algo imprescindible, así como en mi caso de maquillaje para sesiones de fotos. También he intentado ser siempre pro activa y cultivar mis conocimientos acerca de todo lo que había a mi alrededor, fijándome en compañeros, yendo a colaborar en eventos o ferias, etc. Todo profesional te aporta formación indirecta que nos enseña cosas nuevas, así como visiones diferentes que nos ayudan a conseguir y visualizar lo que queremos.
Siempre he buscado formación que ampliara mis conocimientos en todas las variantes imaginables, no solo en carácter técnico, no solo de conocimiento de producto. Además, suelo viajar para formarme con profesionales que admiro, tanto a nivel nacional como internacional.

B.M.: Profesional muy conocida por tu manejo del color, ¿por qué esta apuesta y esta preferencia?
R.C.: No sé muy bien cómo explicarlo, pero la realidad fue que, aunque siempre he sido una apasionada del color, nada más casi de abrir mi salón, tan solo unos meses después, me di cuenta que tenía que cambiar el rumbo. Estaba lejos de mis anhelos y ahí fue cuando tomé una decisión, o lo traspasaba o buscaba la manera de convertir mi proyecto en lo que realmente quería, así que decidí visionar qué podía hacer, y me especialicé en color y en usar la parte de la fantasía como reclamo, era un nicho de mercado que no se había explotado y donde podía ofrecer algo diferente. Me formé de varias maneras, con cursos, pero sobre todo me pasaba horas investigando y probando la manera de conseguir el color perfecto y cómo ejecutar los cambios consiguiendo buenas calidades de cabello.
Supongo que es la parte donde más expandes la creatividad, el color, siempre me ha gustado, aunque en el trabajo de salón es el gran olvidado, se hace mucho color pero no lo explotamos.
Cuando abrí mi salón tenía claro que quería crear un salón diferente y lo único que hice fue seguir mi instinto.

B.M.: Si tuvieras que elegir entre tijera y tinte, ¿con qué te quedarías?
R.C.: Creo que no podría elegir, para mí el color debe ir asociado a un corte y un peinado, un buen color puede realzar o devaluar un corte y viceversa, debe ser siempre una visión 360º. Además, por lo inquieta que soy, no podría estar haciendo siempre lo mismo, pudiendo crear algo completo.

B.M.: ¿Y qué me cuentas de los secretos del peinado y el styling?
R.C.: Una cosa que quizá mucha gente no sepa es que soy una amante de los peinados, disfruto mucho peinando, jugar con el visagismo a través del peinado, texturas y volúmenes; lo disfruto mucho, reitero, y como apunte te diré que soy una loca del secador de mano o brushing, de hecho, las ondas que hacemos con el cepillo y secador son como otro sello del salón, así como secar y dar estilo al cabello con las manos.
Por desgracia, es un servicio que está en declive en los salones, por eso es importante también ofrecer algo diferente en este campo, a mí me encanta y me encanta contarle a mis clientas cómo arreglarse el cabello ellas en casa con pequeños toques y tips. Al final, facilitar el estilo, el peinado y el acabado, dando algo diferente, creo que es una buena forma de fidelizar al cliente.

B.M.: ¿Cuál ha sido tu experiencia en la reapertura tras la crisis sanitaria de la Covid-19?
R.C.: Ha sido agotadora (respira). Tuvimos que reagendar las citas que se habían perdido por el confinamiento, clientas habituales, nuevas clientas... Creo que fue lo más estresante, sin haber abierto teníamos un mes de citas dadas por lo que efectivamente, tuvimos que hacer lista y esperar a ver cómo iban evolucionando las fases e ir ajustándonos a los cambios de normativa.
Los clientes han sido muy colaborativos y empáticos y eso es de agradecer, puedo decir que me siento orgullosa de la cartera de clientes que hemos creado en estos años.
Algo que tuve claro cuando decidimos abrir, digo decidimos porque no lo hicimos hasta el 11 de mayo, fue el volver también en forma de desescalada para acostumbrarnos a las medidas de higiene y asegurarnos que todo el equipo las controlábamos bien y poder ofrecer la máxima seguridad y el mayor bienestar posible a todos, clientes y equipo.

B.M.: ¿Qué ha significado para ti el cierre del estado de alarma?
R.C.: Ha sido duro por la incertidumbre y el desconocimiento, debo reconocer que mi mayor preocupación fue la salud de mi familia, amigos, etc., y todo el daño que la enfermedad estaba haciendo, por eso me volqué en las redes sociales, necesitaba de alguna manera crear visibilidad y distracción a todas esas personas que de manera más directa o indirecta forman parte de nuestra vida, era momento de luchar cada uno con sus armas.
Un episodio en el que aproveché también para formarme, compartir formación y analizar mi negocio, algo estaba cambiando y necesitaba crear la estrategia de vuelta, aunque no tuviéramos ni idea de cuando sucedería. Seguí en contacto con mis clientes vía redes y whatsapp, aproveché para crear cosas nuevas y frescas como el nuevo logo del salón, ya que para mí ese tiempo significó cambios y un nuevo renacer, ya nada iba a ser igual, volvería a empezar de 0, pensaba, y aunque no haya sido así, agradezco cada segundo que le he dedicado a cada cosa que hice, porque me ha enseñado que en tiempos difíciles lo económico a veces pasa a un segundo plano.
En definitiva, este tiempo de inactividad ha desembocado en el renacer de un "Nuevo Cruz Gomez" al que volver ilusionada y dando lo mejor de mí.

B.M.: ¿Y qué va a significar para tu salón y para la peluquería en general en nuestro país este parón?
R.C.: Este aspecto es delicado, me consta que hay muchos salones a los que este cierre les ha supuesto mucho, nada o todo, no ha sido fácil, por lo que a esos salones que se hallan en situaciones más complejas me gustaría decirles que esto nos ha afectado a todos, pero que antes de tirar la toalla, siempre que puedan decidir, elijan luchar por su negocio y busquen ayuda, abran la mente y se reinventen. Para mi salón, como te comentaba, es un nuevo renacer, una nueva oportunidad de seguir trabajando por lo que quieres conseguir, no ha sido un retroceso sino un impulso.

B.M.. ¿Qué opinas del IVA?
R.C.: Ahora mismo es muy importante y más que nunca, que luchemos por esa bajada, sobre todo para que no perdamos esos compañeros que con tanto esfuerzo han levantado su negocio, pero también creo que mientras dure esta reivindicación, debemos adaptarnos, evolucionar y posicionarnos con un servicio al 21% de IVA, no podemos luchar y dejarnos morir en el intento. Creo que el mayor problema que tenemos es nosotros mismos.

B.M.: ¿Cómo ves la nueva normalidad en el sector, qué le va a quitar, si es que en algo le va a perjudicar?
R.C.: Actualmente creo que es mucho más llevadero que en las primeras fases, tenemos medidas que perjudican sobre todo a los salones más pequeños como es la distancia de seguridad, pero que debemos respetar si queremos que esto mejore. Probablemente y durante un tiempo el cliente semanal desaparezca y tengamos que seguir evolucionando y reaccionando a lo que venga.

B.M.: ¿Y qué le va a dar?
R.C.: Va a darle valor, estos meses encerrados hemos visto que el mundo de la peluquería y la belleza es importante en la sociedad, mucha gente puede pensar que es un sector banal, pero en realidad ayudamos a muchas personas a sentirse bien, a mejorar su autoestima y buscar un nuevo comienzo con una imagen renovada.

B.M.: Un sueño, Raquel.
R.C.: Ver más peluqueras españolas en escenarios, formación y al frente del sector. También que se fomente más la peluquería española de forma nacional y sobre todo internacional, dado que la peluquería española es buena y hay grandes peluqueras(os), deberíamos explotar el talento que tenemos.

B.M.: Un deseo.
R.C.: Sin duda, en este momento, que dentro de poco todos nos podamos abrazar y besar (Y sonríe, con esperanza, la vista y el corazón, el alma de Raquel Cruz, siempre, puestos y volcados en el ideal del futuro...).