Hablar de Raffel Pagés es hablar de peluquería en mayúsculas, porque su gran pasión ha sido su profesión, sin poner límites entre lo personal y lo profesional. Ahora que se han cumplido más de dos años de su fallecimiento (parece que no es verdad y estuviera entre nosotros, de hecho lo está de tan grande y tan bueno), sus hijas, equipo y familia le han rendido homenaje de la forma que él le hubiera gustado, sin duda, celebrando su vida y su nacimiento con todos los amigos de la gran familia de la peluquería.
Unos inicios de película… ¡francesa!
Heredero de una familia de peluqueros decantó sus estudios hacia la medicina, pero muy pronto se dio cuenta que no iba con él y dejó sus estudios para adentrarse en el apasionante mundo del cabello y de la peluquería. Después de iniciarse en la peluquería familiar y en plena adolescencia, opta por formarse en Paris, la ciudad de las luces y en aquella época -a finales de los años 50- la ciudad del amor hervía de creatividad y especialmente en savoir faire, cuando aquí en España todo era demasiado gris. Raffel se formó en los Salones de Peluquería de las hermanas Carita, el salón de peluquería más top del momento a nivel internacional, y en su salón Rosy Carita le acogió como su pupilo predilecto, porque las hermanas Carita vieron en él un apasionado de la profesión. Durante los años que vivió y se formó en Paris, tuvo el privilegio de vivir en primera línea los años más transformadores de la historia de la moda y de la peluquería, con cambios radicales que se consolidaron con los movimientos sociales en mayo de 1968 en Paris. Las faldas se acortaron hasta crear la controvertida mini, creada por Mery Quant, los bañadores se cortaron definitivamente para dar paso a los biquinis o dos piezas, las melenas repeinadas y los recogidos clásicos, convencionales y aburridos se cortaron para dar paso al estilo garçon y aparecieron los cortes Bob del gran Vidal Sasoon, mientras que los maquillajes se volvían más naturales para dar paso a una mujer menos artificial y mucho más empoderada.
Inquieto, polifacético y creativo
Su faceta profesional ha transcendido a lo personal, porque su amor por la profesión ha sido su inspiración de vida. Su espíritu combativo ha sido la clave para hacer de su pasión un enorme negocio, que hoy se resume en más de 80 salones de peluquería en España, salones en Paris y Milán, así como la escuela por la que han pasado miles de peluqueros. Atento e inquieto ante todas las transformaciones sociales, la moda se convirtió en su objetivo y supo transformar a la mujer para adaptar su imagen a cada época, a cada estilo, a cada rutina y a cada edad, actualizando su imagen a la vanguardia que seguía con las últimas tendencias internacionales y buscando siempre el distintivo diferencial, que daba personalidad a cada mujer, potenciando su carácter con una imagen mejorada.
Nace el museo de la peluquería Raffel Pages, el más grande de Europa
Raffel era tan solo un adolescente cuando empezó a cultivar su debilidad por el coleccionismo, que comenzó de una forma totalmente casual, al ver que su padre se deshacía de viejos artilugios que habían quedado obsoletos en su peluquería. Rizadores eléctricos que parecen máquinas de tortura de electroterapia, secadores colgantes enormes y otros con pie que hoy nos parecen cascos espaciales, peines, cepillos, pequeños utensilios que se habían quedado anticuados porque la tecnología empezaba a ofrecer sus últimos diseños innovadores, que mejoraban los resultados. Cuando Raffel vio que todos aquellos aparatos que habían formado parte de la historia de la peluquería estaban para tirar porque había pasado su época y porque las nuevas tecnologías los habían echado del salón de peluquería de su padre, Raffel simplemente los recogió, los guardó, los almacenó y empezó a crear un archivo identificativo para conocer más de cada uno de estos pequeños utensilios. Así empezó su Museo, de una forma romántica, que ha crecido hasta llegar a ser el Museo de la Peluquería más grande de Europa. Allí se pueden encontrar desde un mechón de cabello de Napoleón, Elvis Presley o de Marilyn Monroe, hasta de los Beatles o de Josephine Baker. Peines y objetivos prehistóricos, las primeras navajas o tijeras que son pura arqueología.
Toda esta colección no sería posible sin sus colaboradores que tenía repartidos en Paris, Roma o en subastas internacionales, mientras que él acudía a las subastas que se hacían al despuntar el sol en los Encants de Barcelona, su ciudad natal y allí siempre encontraba alguna pieza que todavía no tenía en su museo. Hoy el museo sigue en una de las calles más emblemáticas de Barcelona, en Rambla de Catalunya, con más de 5.000 piezas y con un historiador del arte especializado en el sector de la peluquería, que es el guía perfecto para poder entender mejor este apasionante mundo de la peluquería.
Desfile Raffel Pages para L'Oréal, en el que Raffel está acompañado de sus hijas Carolina y Quionia, además de los modelos que presentaron su colección.Raffel Pages sigue creciendo en manos de sus hijas y de su gran familia
Carolina y Quionia Pagés han recibido en herencia la gran pasión por la peluquería que su padre despertó en ellas. Hoy los salones de peluquería Raffel Pages se siguen inaugurando y ampliando la gran familia de la peluquería, desde la escuela y ahora con los nuevos salones Good Nails by Raffel Pages en los que las manicuras y pedicuras siguen las tendencias más vanguardistas, cuidando con mimo la imagen de la mujer.