Desde hace unas temporadas, el vello facial ha regresado con fuerza. A medida que la tendencia se consolida, salta a la palestra, también, su lado opuesto. Aquellas personas que tienen aversión a las barbas y los bigotes. Nos referimos a la pogonofobia, término que hace referencia al miedo persistente a las barbas, desde el año 1851.
El término proviene del griego Pogon (barba) y Fobos (miedo). Los motivos de esta aversión, que provoca episodios de ansiedad, pueden ser muy variados. Desde recuerdos traumáticos en el pasado relacionados con hombres barbudos a razones culturales y estereotipos negativos. Por ejemplo, algunas personas asocian la barba a varones descuidados, poco aficionados al aseo y la higiene. Otras vinculan el vello facial al fanatismo religioso. En ocasiones, la barba también provoca desconfianza y se la considera anticuada y pasada de moda.
Pogonofobia: una sintomatología específica
Algunos temen, únicamente, a los bigotes; otros no soportan la barba. La pogonofobia afecta a la calidad de vida, la trayectoria profesional y la interacción social de los individuos. Incluso tienen problemas para concentrarse y rendir al 100% cuando se hallan ante compañeros y jefes, a lo largo del día a día. Los estudios han demostrado que muchas fobias sociales y específicas como la pogonofobia generan pérdidas económicas de importancia a las personas afectadas. Los pacientes experimentan síntomas diferentes, según el grado de temor que padezcan. Estos incluyen:
- Falta de aliento o hiperventilación cuando se halla cerca de varones barbudos.
- Latidos cardíacos irregulares y palpitaciones.
- Sudores y temblores.
- Ansiedad extrema.
- Náuseas y vómitos.
- Ataques de pánico.
- Boca seca.
Cómo perder la fobia a las barbas
Hoy en día, se reconocen un total de 250 fobias, siendo la pogonofobia una de las menos frecuentes. Aun así, se calcula que más del 7% de la población mundial la padece en mayor o menor grado. La cifra no es baladí, por lo que resulta necesario saber cómo hacer frente a una fobia de este tipo.
Entre las técnicas más eficaces para combatir la pogonofobia destacan la terapia de conversación y la psicoterapia. Otras terapias aconsejables son la hipnoterapia o terapia de hipnosis curativa; la Programación Neurolingüística (PNL) que ayuda a conectar con las emociones y la TCC o Terapia Cognitiva Conductual para que el paciente afronte su problema emocional y lo elimine. Todo ello bajo la supervisión de un profesional con experiencia en estas terapias.