"No es el empleador quien paga
los salarios. Los empleadores sólo
manejan el dinero. Es el cliente
quien paga los salarios".
Henry Ford, empresario y emprendedor
estadounidense, fundador de la compañía
Ford Motor Company (1863-1947).
Y si tengo mayor sueldo me quedo. Es más, el empresario contrataría a nuevos empleados, dada la dificultad de encontrar mano de obra cualificada. Consecuencias todas ellas derivada de la crisis sanitaria. A lo que se une un panorama económico marcado por la inflación, donde el solicitante de empleo necesita de una remuneración mínima que cubra sus expectativas, mientras que el ya contratado pide aumento de sueldo.
Mientras unos opinan que lo mejor es que el empresario realice un esfuerzo de su parte para equiparar los salarios a la realidad económica actual, otros piensan que un aumento de sueldo solo es posible si a su vez se eleva la tarifa de los servicios en la peluquería. La trampa sin embargo está en que dados los tiempos que corren, donde muchos son los clientes que han espaciado sus visitas o incluso eliminado la peluquería de entre sus gastos, quizá esta medida sea la más impopular de todas y contraria a mantener y engrosas las filas de clientes satisfechos.
Y aquí es donde entra a escena la tercera receta: la reducción del IVA.
Coyuntura a la que cada uno deberá llegar a dar solución según su propia experiencia y análisis de su facturación y plantilla. Teniendo claro que hoy por hoy el IVA no está en el deseo de los gobiernos como la medida que favorezca a las empresas y plantillas en detrimento de sus presupuestos.
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