"Está bien celebrar el éxito pero es más
importante prestar atención a las lecciones
del fracaso”.
Bill Gates, magnate empresarial,
desarrollador de software, inversor, autor y filántropo
estadounidense, cofundador de Microsoft (1955).
Y como tal, de un solo trabajador, habiendo perdido un 40% de los empleos el sector de la imagen personal (peluquerías, barberías y salones de estética) en los últimos cuatro años. De hecho, la imagen personal da trabajo únicamente al autónomo del establecimiento y sólo uno de cada tres comercios tiene más de un trabajador contratado.
Y para terminar de dibujar el mapa, añadir que, durante los últimos tres años, la pérdida anual de facturación de este mercado ha sido del 26%. Paradójicamente y frente a los costes que se incrementaron un 27,2% en 2022 principalmente debido al encarecimiento de la energía, el sector sólo ha subido sus precios un 2,48%.
Está claro que la peluquería no pasa por su mejor momento, pero y dejando de lado el ya todo un clásico, la reivindicación de la bajada del IVA, cabe reflexionar acerca de la situación, y plantearnos una vez más si la peluquería se concibe realmente como empresa o es este el verdadero ‘quid’ de la cuestión y la pregunta a hacerse cuando nos decidimos a abrir un salón o lo dirigimos a duras penas.
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