El óvalo facial, la forma de nuestro rostro, determina muchos elementos de la imagen que transmitimos. Un contorno demasiado redondeado puede infantilizarnos y uno cuadrado en exceso proporcionar una apariencia dura o incluso masculinizada con las connotaciones que de ello se puedan derivar. Y no lo decimos nosotros, sino una experta, Charo Garcia, directora del Salón Ilitia, reconocida estilista al frente no solo de su salón y las peticiones de sus clientes, sino también requerida por los medios de comunicación, empreas y marcas como asesora y creadora de colecciones editoriales de alto nivel.
Qué mejor que hablar con ella para descubrir todo aquello que nos puede aportar el dominio y conocimiento de las directrices y reglas básicas de la Asesoría de Imagen a la hora de ponernos frente al espejo y ofrecer el mejor resultado y propuesta a quien nos necesita. Una mujer entra en un salón de peluquería para sentirser bien y más guapa que cuando entró. Si no lo conseguimos, quizá la perdamos. Éste es sin duda un fin último y destacado de la labor de los profesionales de la peluquería.
Corregir un rasgo no favorecedor, la asignatura que se aprueba y con sobresaliente gracias a la Asesoría de Imagen
Si nos hemos educado en la Asesoría de Imagen, ésta nos permite aplicar diferentes técnicas para realzar o disimular unos u otros rasgos de todo y cualquier tipo de rostro. Tal y como asegura Charo García: “Una asesoria basada en medidas nos ayuda a potenciar o disimular de una forma consciente. Es decir, nos ayudará a escoger lo más acertado a todos los niveles. Existen diferentes técnicas con las que podemos corregir un rasgo no favorecedor: líneas, colores, volúmenes...”
Eso sí, ante de empezar, y como base de cualquier trabajo, "debemos realizar un estudio profundo y previo de cada personas y rostro, que responda a las necesidades individuales de la misma. Este análisis se lleva a cabo en base a unas medidas del rostro que nos permitirán descubrir de forma objetiva qué elementos están presentes en exceso o en defecto". Así lo afirma la experta Charo García, quien además, explica: “De igual manera que corregimos, primero analizamos qué hay que potenciar y qué hay que disimular y después elegimos cuál es la técnica más adecuada para una cosa y la otra. Si disimulamos lo que no nos favorece y potenciamos lo bonito, imagina el resultado, espectacular. Aunque para esto no hay trucos, la verdad, sí un estudio previo y unas técnicas a desarrollar.”
Óvalo facial, el principio del todo
El óvalo facial es en gran parte el responsable de que no a todo el mundo le favorezcan los mismos cortes, ya que debemos saber cómo equilibrar los rasgos mediante volúmenes en las diferentes zonas.
Los rostros ovalados son generalmente los más armónicos y los que se adaptan mejor a diferentes peinados, sin embargo tal y como afirma la propia Charo, "no se puede generalizar", ya que son varios los elementos a tener en cuenta. "No hay que mirar solo el tipo de rostro, también tendremos que valorar el cuello, el mentón, el escote, los hombros... Por tanto, lo que para uno es favorecedor para otro no. Teniendo además muy claro que, a veces, lo que pensamos que es nuestro talón de Aquiles se puede convertir en nuestra mejor arma de seducción", avisa.
Las correcciones se realizan mediante el maquillaje y el peinado y es una de las partes más importantes del estudio que puede llevarse a cabo analizando solamente la conocida como zona de camafeo o bien de cuerpo entero. "Aunque cada caso sea único", insiste la estilista, “existen ciertas reglas de cumplimiento general. En un rostro cuadrado, por ejemplo, se suavizan los ángulos con unas ondas por debajo de la mandíbula porque aportan sutileza y aplicando el colorete a la hora de maquillar de forma ascendente. Además, intentaremos depilar las cejas con un arco redondeado".
También, los distintos óvalos se perfeccionan jugando en el makeup y los tonos claros y oscuros, con más intensidad o menos, según zona. "De este modo, si queremos resaltar alguna zona le daremos luz aplicando tonos claros, si pretendemos darle profundidad, oscuros y elegiremos el rubor para proporcionar color. Como ejemplo, en un rostro demasiado largo, podemos simular que sea y parezca más corto, oscureciendo la zona del mentón, la parte superior de la frente y debajo de la nariz".
Por tanto, cualquier trabajo sobre el óvalo debe valorar varios aspectos y pese a lo que a veces creemos no podemos aplicar las mismas correcciones para rostros con la misma forma. Además, el mismo recurso corrector no funciona siempre igual.
En peinado, uno de los trucos para disimular una frente demasiado ancha es recurrir al flequillo, aunque con cuidado porque no a todos los rostros les sienta igual de bien, "por eso podemos recurrir a adaptaciones", dice Charo. “Evitaremos los flequillos en los rostros triangulares invertidos, y para el resto de óvalos adaptaremos éste y todas sus vertientes, de medio lado, recto, compacto, redondeado, asimétrico...”.
Cada rostro es único, sus correcciones, también.