Los biocidas pueden ser sustancias químicas sintéticas o de origen natural o microorganismos que están destinados a destruir, contrarrestar, neutralizar, impedir la acción o ejercer un control de otro tipo sobre cualquier organismo considerado nocivo para el hombre.
"Esta regulación es un paso adelante para asegurar que en la Unión Europea solamente se comercializan productos seguros y autorizados", puntualizó el comisario europeo de Medio Ambiente, Janez Potocnik, en un aviso.
La reciente regulación comunitaria, en vigor desde julio de 2012 aunque cuya aplicación se pospuso hasta el 1 de septiembre, amplía estimablemente la Directiva europea de 1998 sobre 'biocidas', que solo se centraba en las trascendencias y no se extendía a los productos que puedan contenerlos, como los muebles.
Por lo tanto, a partir de mañana se dejarán sentadas las restricciones al uso de no solo los propios 'biocidas' sino también de los productos comercializados en el mercado europeo, al igual que los productos importados que contienen las trascendencias catalogadas.
Los 'biocidas', productos químicos utilizados para eliminar bacterias, gérmenes y hongos, están tanto en insecticidas como en productos desinfectantes de limpieza, muebles o lacas para el cabello.
La reciente regulación define y clasifica los 'biocidas', a la vez que regula su uso, pese que los Estados miembros podrán plantear excepciones "en casos enormemente concretos" como medida de acomodación hasta 2020. Ésta no afectará a los plaguicidas utilizados en la agricultura.
La reciente normativa, que tiene como finalidad asegurar la salud de los usuarios, simplifica al mismo tiempo la autorización para venta y el etiquetado de los productos a nivel comunitario, lo que facilitará a la industria poner en ese lugar sus productos en el mercado de la Unión Europea.
Potocnik puntualizó que la medida favorecerá al nivel industrial y generará "significativos beneficios económicos a las compañías, en tanto que se asegura un alto nivel de salvaguardia medioambiental para los ciudadanos".
Según la CE, el ahorro de precios totales para la industria, a partir de este último sistema mucho más sencillo de etiquetado a nivel europeo, podría alcanzar los 2.700 millones en un período de 10 años.