Microinjerto de cabello: más que una solución a la alopecia

También conocido como microtrasplante folicular, el microinjerto capilar es la técnica quirúrgica más extendida en la lucha contra la calvicie, perfeccionada durante años hasta conseguir resultados extremadamente naturales.

La principal ventaja de este tratamiento es que se utiliza pelo del mismo paciente, por lo que es prácticamente imposible que el cuerpo lo rechace. Mediante una microcirugía ambulatoria, que permite un postoperatorio muy leve y reduce al máximo las cicatrices, se extrae pelo de zonas que sigan pobladas, normalmente la nuca o los costados de la cabeza donde la calvicie genética no actúa, o incluso otras zonas del cuerpo como las piernas, para implantarlo en las áreas desprovistas de cabello.

Para que el injerto pueda crecer de forma natural, debe sobrevivir e integrarse con su nueva posición, por lo que el especialista debe extraer el cabello con cuidado para mantener su estructura completa: por cada unidad folicular, de las que se suele extraer de 1 a 3, debe haber papila dérmica, folículo, glándula sebácea, glándula sudorípara y grasa subcutánea. La distribución en el área a repoblar es igual de importante, por lo que se debe trabajar de la manera más realista y natural posible.

Si bien es una técnica que durante mucho tiempo se ha asociado exclusivamente con el remedio de la calvicie, hoy en día se está extendiendo también para el tratamiento de la alopecia en otras zonas de rostro y cuerpo.

Microinjerto en cejas

Una de las opciones más extendidas entre mujeres, ayuda a mejorar la apariencia de las cejas haciéndolas más pobladas, corrigiendo su forma o incluso reemplazándolas del todo si por alguna razón se han perdido, siendo una alternativa muy natural a la micropigmentación y al maquillaje diario.

Por norma general, la alopecia en las cejas de las mujeres aparece por factores como cambios hormonales al llegar a la menopausia, estrés u otros cambios emocionales, una depilación demasiado constante, como resultado de un tratamiento médico como el del cáncer, o por un trastorno obsesivo como la tricotilomanía, que las lleva a arrancarse el vello de manera compulsiva.

Para estos casos se utiliza el cabello de la nuca y de las patillas, que como ya hemos dicho no suele estar afectado genéticamente por la alopecia, y el especialista busca que sea parecido en grosor y textura al vello natural de la ceja para que el resultado sea lo más natural posible. La intervención, con anestesia local, puede durar entre dos y cuatro horas, y la paciente recupera enseguida su rutina habitual, sólo cuidando de proteger la zona con gafas de sol durante la primera semana.

Microinjerto en las pestañas

De manera muy similar a las cejas, aquellas personas (mayormente mujeres) que necesiten repoblar unas pestañas poco tupidas pueden optar por el microtrasplante.

Para una zona tan delicada como las pestañas, suelen extraerse los folículos de la zona de las patillas y el cabello justo detrás de las orejas, que crece mucho más fino y suave. Al colocar los folículos en la línea del párpado, gracias al instrumental especial, se logra dejarlos con la raíz girada, con lo que se consigue que el nuevo pelo crezca con la curvatura hacia arriba más natural.

Durante los primeros ochos meses tras el microinjerto, es necesario ir recortando las nuevas pestañas para no dejar que crezcan más de un centímetro, pues todavía conservan el comportamiento de vello capilar. Pasado ese periodo de tiempo, los folículos ya se adaptan y el pelo adquiere su nuevo comportamiento de pestaña, por lo que no crecerá más de la longitud apropiada.

Microinjerto en barba y bigote

Es la opción más requerida por los hombres justo después del trasplante capilar. Durante años se ha utilizado para repoblar barbas y bigotes que crecían desiguales, normalmente por cicatrices, quemaduras o acné. También es una petición muy común en personas que cambian de sexo femenino a masculino, para completar su nueva identidad. Hoy en día, además, se ha convertido en un añadido estético para muchos hombres, que simplemente desean una barba más poblada para completar su look moderno o para parecerse más a sus famosos favoritos.

El pelo de la barba cuenta con el inconveniente de ser más grueso que el del resto del cuerpo, pero aún así se logran resultados muy naturales con vello extraído de la nuca, el pecho o los brazos. Una intervención de este tipo dura alrededor de las siete horas, dependiendo de la magnitud del área a tratar, pero la nueva barba resultante, pasados tres meses, se comporta como una barba normal e incluso se puede afeitar de manera habitual, si bien mantendrá el ritmo de crecimiento de la zona de origen.

Microinjertos corporales

El trasplante de cabello no se limita tampoco a la zona de la cabeza, y son cada vez más los pacientes, especialmente hombres, que piden recuperar el vello de otras zonas de su cuerpo. Las más demandadas son el pecho y el triángulo púbico, pero también suele trabajarse las axilas o el abdomen, por ejemplo.

El cabello de origen acostumbra a ser de la cabeza en estos casos, por lo que el nuevo vello mantiene un ritmo de crecimiento más acelerado que se debe ir controlando. Los pacientes suelen pedir este procedimiento para cubrir zonas quemadas o con cicatrices, pero como en el caso de la barba, son muchos también los que empiezan a demandarlo como simple tratamiento estético.