"Cambia antes de que tengas
que hacerlo".
Jack Welch, empresario y escritor
estadounidense (1935-2020).
Así se desprende de la última noticia que ha copado los titulares en favor del medio ambiente y la salud de profesionales y consumidores de todas las esferas. Se trata de la presentación del Plan contra el cáncer de la Comisión Europea para reducir la exposición a sustancias tóxicas. Lo cual, y por supuesto afecta a la peluquería y sus formulaciones cosméticas.
Tras el anuncio, la lista de sustancias prohibidas aumenta. En materia de belleza, incluyendo a los protectores solares y en el caso de los tintes para el cabello, también. La Comisión Europea, de hecho, actualiza periódicamente su legislación sobre productos cosméticos (Reglamento 1223/2009) para proteger a los consumidores de sustancias nocivas. Ahora una posición si cabe aún más reforzada tras el anuncio del citado plan.
Queda claro que la belleza limpia ('clean'), en todos los sentidos, se aleja cada vez más de ser un mero espejismo para convertirse en un movimiento real y tangible. Consumidores y profesionales, reforzados por las nuevas costumbres derivadas de la pandemia, así lo exigen. Y los gobiernos se conciencian.
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