A modo de recordatorio, el strobing es una técnica que agrega luz y brillo al rostro, pero sin que apenas se note. El strobing hair juega con mechas y reflejos que iluminan la cara y aportan un aspecto fresco y natural. En el cabello, el color se aplica tal y como se hace cuando se maquilla la cara. Los mechones más claros se sitúan en las zonas más próximas de la cara donde la luz solar caería de manera natural. La frente, la nariz, la barbilla y los pómulos llaman la atención. Tras las mechas californianas, el ombré, las babylights, el balayage y el hair contouring, el strobing capilar se percibe como la novedad a la hora de aclarar la melena.
Diferencias entre el hair contouring y el strobing hair
En general, el hair contouring es una coloración correctiva. Es decir, define, corrige imperfecciones y saca partido a los rasgos faciales sirviéndose del color del cabello. El estilista juega con diferentes tonos creando luces y sombras a medida, en función del contorno del rostro. Se emplean unas mechas u otras, de tonos más claros u oscuros, que destacan los puntos fuertes de la clienta o restan importancia visual a los defectos. Entre el color de base y el tinte no deben haber más de cuatro tonos distintos.
En cuanto al strobing, el propósito también es el de perfilar y acentuar las zonas más interesantes de la cara y camuflar las menos atractivas. No obstante, el estilista emplea tonos más claros situados, de manera estratégica, donde la luz impactaría de forma natural. El resultado es un look refrescante, muy playero. Al mismo tiempo, se resalta el contorno y los rasgos faciales más bonitos. Esta técnica de coloración cede todo el protagonismo a los mechones más claros. Entre el color de base y el tinte no deben haber más de dos tonos diferentes.
Londres, cuna del strobing capilar
Según algunas fuentes, la técnica ha sido desarrollada por el equipo del Andrew Jose salon en Londres, de la mano del colorista londinense, Nalan Derby. Para el experto, la clave está en combinar tintes más claros con otros más oscuros que el color de base en busca de un acabado natural y personalizado, adaptado a cada cliente. Por ejemplo, se puede aclarar el cabello alrededor de los ojos, para levantar las mejillas e iluminar la mirada. Lo más importante, a tenor de Derby, es saber elegir los matices, tonos y sombras que contribuyan a hacer una tonalidad a medida de la persona. Un proceso que no es automático ni se realiza en un momento. En ocasiones, conlleva días dar con el color adecuado. En el salón londinense emplean tintes que son dos tonos más oscuros o claros que el color de base del cliente.
Derby también recomienda tener en cuenta el color natural del cabello y el tono de piel a la hora de realizar una técnica de este tipo. Y por supuesto, el consejo y el seguimiento por parte del profesional es básico. El estilista se debe fiar de su instinto para crear los tonos que más encajan con la clienta. A su favor tiene que el strobing hair es una coloración que se adecúa a cualquier color de piel y pelo. Ante una mujer de rostro redondo, se aconseja aclarar las raíces, iluminándolas. Además, es conveniente ensombrecer los largos a fin de estilizar la cara. Por el contrario, cuando la clienta posee un rostro cuadrado, el objetivo es suavizarlo. Una solución consistirían en oscurecer la zona de la mandíbula.