Liliane Bettencourt, la heredera de L'Oréal, ha sido nombrada la mujer más rica del mundo según el ranking de la revista Forbes "20 Primeros Millonarios", una lista que apareció por primera vez en 1999. Su fortuna personal neta está estimada en 30 mil millones de dólares.

La estrecha relación que Liliane Bettencourt mantenía sobre el gigante de los cosméticos L'Oréal se ha visto distanciada bastante durante estos últimos años. Y a pesar de eso, la heredera de L'Oréal, que cuenta ya con 90 años, se hace cada día más rica gracias a L'Oréal. Forbes alineó a Bettencourt y a su familia en el número nueve de su clasificación "los 20 Primeros Millonarios de 2013", con un valor de 30 mil millones de dólares, reconociéndola no sólo como la mujer más rica del mundo sino también la persona más rica en Francia.
Bernardo Arnault, presidente del grupo de lujo LVMH, viene detrás de Bettencourt con un valor neto de 29 mil millones de dólares, retrocediendo en seis posiciones en la lista a partir del año pasado.

Nacida en París en 1922, Bettencourt era la única heredera del fundador de L'Oréal, Eugène Schueller. Ella heredó la fortuna de L'Oréal a la muerte de su padre en 1957, haciéndose la accionista principal de la firma. Según Forbes, todavía posee el 30 por ciento de las acciones de la empresa, la fuente de su considerable riqueza.

Una batalla de dimensión familiar

En 2010 la familia ofreció al público francés una rara escena sobre la vida de Bettencourt después de una batalla legal con su única hija, Françoise Bettencourt-Meyers, creando un escándalo donde estaban relacionados los más altos representantes del gobierno. Convencida de que su madre, que sufre de demencia, había sido estafada por el fotógrafo de celebridades François-Marie Banier, al que entregó unos millones de euros en efectivo y regalos, la hija Bettencourt-Meyers procuró situarla bajo la tutela legal.

Mientras, Liliane Bettencourt acusó a su hija "de vil traición" en su determinación de conseguir introducir sus manos sobre la fortuna de la familia. La saga rápidamente se movió espiralmente entre alegaciones de que Liliane Bettencourt había regado la campaña electoral de 2007 del antiguo Presidente francés Nicolás Sarkozy con contribuciones ilegales. El escándalo se focalizó directamente en el aliado de Sarkozy y entonces ministro de trabajo, Eric Woerth.

Escándalo de alcance político

Mientras Sarkozy, en última instancia, surgió del escándalo relativamente indemne, Woerth no salió afortunado. Lo forzaron a abandonar el gobierno entre llamadas extendidas a su dimisión en julio de 2010. Bettencourt y su hija se reconciliaron, trayendo a un breve final la amarga batalla legal que se había convertido en el chisme de familia y en un buen motivo para la prensa. Un año más tarde el escándalo emergió de nuevo, esta vez porque Bettencourt-Meyers ganó satisfactoriamente la tutela legal de su madre, y, por lo tanto, el control de la fortuna familiar.

Desde entonces, Bettencourt ha sido sustituida en el consejo de L'Oréal por su nieto Jean-Victor Meyers. A pesar de todo, ella ha seguido aumentando la riqueza durante los pasados años, catapultándose otra vez en la primera posición de la lista Forbes por primera vez en más de una década.

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