Tomás Sierra, Hair Style Manager, y Mourad Sehili, director creativo, son los responsables de Le Salon. Hace ocho años iniciaron su andadura y, rodeados de los mejores especialistas, han conseguido situar a Le Salon como uno de los más prestigiosos salones de Barcelona. Mourad y Tomás se complementan a la perfección para hacer realidad los sueños de belleza de sus clientas.
Beauty Market: ¿Cómo os iniciasteis en el mundo de la peluquería?
Tomás Sierra: Cuando tenía unos 10 años ya cortaba el pelo a mis hermanos, me encantaba. A los 16 empecé a estudiar peluquería y a los tres meses de estar estudiando me cogieron de aprendiz en un salón de Zaragoza. Iba por la mañana a la academia y por la tarde a trabajar.
B.M.: ¿Cuánto tiempo estuviste en ese salón?
T.S.: Estuve 11 años trabajando allí. Eramos 5 personas y todo fue muy bien. Trabajamos mucho y cogí una gran experiencia, porque todos mis compañeros eran muy buenos profesionales. Tras estos años me fui a vivir a París.
B.M.: ¿Cuál fue el motivo que te hizo ir a París?
T.S.: Para cambiar un poco. Fui a ver qué pasaba y lo disfruté mucho. Al llegar me puse a estudiar francés, porque no sabía, y estuve enviando currículums. Fui haciendo entrevistas y a los tres meses de llegar me llamaron de un salón, me hicieron pruebas y me cogieron para trabajar.
Mourad Sehili: Tomás no se había dado cuenta del don que tenía. Había estado 11 años trabajando en una peluquería, y cuando eres el mejor y tienes a tus clientas contentas, todo eso parece normal. Yo, que trabajaba en el mundo de la moda, veía que en España ser peluquero no estaba reconocido. En París, el peluquero es un artista. Le decía a Tomás que viniese a vivir una experiencia en París, que vería lo que tenía entre las manos, y afortunadamente, vino.
B.M.: ¿Estuviste en un buen salón?
T.S.: Sí. Empecé a trabajar para Jacques Dessange y Jean-Claude Biguine. Estuve tres años y medio y fue una gran experiencia.
M.S.: Era un salón muy importante. Y cuando Tomás trabaja en un salón, en seis meses ya es el primer peluquero, porque tiene un don que los demás no tienen. No digo que Tomás sea el mejor, siempre hay alguien mejor. Lo que digo es que cuando tienes ese don, eres un artista. Y si junto a ese don eres sincero, cuidas bien a tu clienta y la mimas, eres uno de los mejores.
B.M.: ¿Y allí descubrió ese don?
M.S.: Se dio cuenta de lo que tenía y del trabajo que hacía. También descubrió que en Francia trabajamos diferente, y que París es la capital de la moda y la elegancia. Tomás trabajaba aportando su toque español, porque sabía mezclar la elegancia francesa con el toque latino español.
B.M.: Tras esta experiencia decidís venir a Barcelona.
M.S.: Yo trabajaba en Barcelona en una empresa de moda y Tomás empezó a trabajar en el salón Dessange, que tenía la mejor clientela de Barcelona.
T.S.: Estuve trabajando durante cuatro años en diferentes salones barceloneses. Al final decidí ponerme por mi cuenta, lanzarme.
B.M.: ¿Cómo tomáis la decisión de poneros por vuestra cuenta?
M.S.: Le dije: mira Tomás, yo vengo del mundo de la moda y tú eres buen peluquero. Ahora es el momento de hacer algo y lo vamos a hacer de una manera diferente.
B.M.: Y nació Le Salon.
M.S.: Hace 8 años que abrimos la primera peluquería en la calle Consejo de Ciento. Tomás quería la peluquería en la parte alta de la Diagonal, porque siempre había trabajado en esa zona y sus clientas eran de allí. Pero no teníamos el dinero para hacerla. Lo más difícil era hacerles bajar, pero cuando la gente viene sólo por ti, eso se llama fama, la fama del peluquero. Para ser un buen peluquero es necesario el boca a boca. He asistido a muchas cenas y he oído como mucha gente habla de Tomás. Eso es lo que hemos conseguido.
B.M.: ¿Cuándo abrís el local de Paseo de Gracia?
M.S.: A los cuatro años de abrir en Consejo de Ciento. Eran 140 metros cuadrados para 12 personas trabajando. La gente llamaba y no la podíamos atender en menos de 15 días. Llegó el momento de buscar otra peluquería porque las clientas se estaban quejando. La cliente que llama ya, es para ya, y si se tiene que esperar una semana, se va a otra. Tuvimos mucha suerte que el grupo Marella nos ofreció el local de Paseo de Gracia y entonces nos pudimos dividir. Tomás vino aquí con un equipo, y ha funcionado muy bien desde el primer día gracias al trabajo que se había hecho en el primer salón. Ya teníamos la clientela y teníamos el nombre.
B.M.: ¿Cómo sois como empresarios?
M.S.: Cuando montamos la primera tienda no lo hicimos sólo por dinero. Lo hicimos porque a Tomás le gusta mucho su trabajo y yo quería hacer algo nuevo. Lo hemos hecho con mucha ilusión y ha funcionado. Empezamos cuatro personas y ahora somos 25. Somos una empresa. Para nosotros es muy importante la gente que trabaja en Le Salon.
B.M.: ¿De dónde ha salido vuestro equipo?
M.S.: Los primeros años era difícil encontrar gente buena. Había que buscarla y pagar mucho dinero para tener un buen peluquero, con bagaje. Ahora es diferente. La gente viene a nosotros. Quieren trabajar con nosotros. Nos dicen que pongamos nosotros el precio. Hay que buscar estabilidad y buscar lo nuevo. Y vigilar que el servicio sea el mismo, que no baje la calidad.
B.M.: ¿Cómo mantenéis la calidad?
M.S.: Hacemos reuniones cada diez días y hablamos de todo. Dejamos que todos hablen, porque la opinión de todo el equipo es muy importante. Intentamos que el ambiente sea muy bueno. Al personal lo cuidamos mucho. Sin ellos no somos nada.
B.M.: ¿Hacéis formación?
M.S.: Cada 15 días hacemos formación de color y de pelo. La semana pasada hicimos formación de moños. Hay unos que hacen mejor los moños que otros. Otros hacen muy bien el secado, otro corta mejor el pelo corto, Tomás hace melena larga... Y cada uno explica a los compañeros cómo lo consiguen. Aprendemos mucho unos de otros.
B.M.: ¿Cómo trabajáis en Le Salon?
M.S.: Hemos intentado hacer algo diferente con marcas exclusivas y, sobre todo, con buenos peluqueros. Y ser muy sinceros.
B.M.: ¿La sinceridad es muy importante?
M.S.: Es importante cortar muy bien el pelo, sobre todo cuidarlo y hacer buen color. Una clienta puede venir aquí con el sueño que has vendido en papel o por internet, pero una vez aquí el sueño debe hacerse realidad. Tomás tiene el don, es muy buen peluquero, pero lo que más tiene es sinceridad con la mujer. Con él se siente la mujer más guapa del mundo.
B.M.: Hacéis un seguimiento a la clienta?
T.S.: Es muy importante explicarle cómo ha de trabajar después su cabello en casa.
M.S.: Hay que explicarle que, por el tipo de pelo que tiene, qué champú le va mejor dependiendo si tiene mucho volumen o si tiene el cabello fino; qué mascarilla, aconsejarle qué productos usar si va a la playa o se pone una coleta... O si te dicen que tienen un evento, preguntarle por el tipo de ropa que va a llevar y qué es lo que le irá mejor... Es un conjunto de escuchar y, sobre todo, sinceridad. Hay que ser muy sinceros con la clienta.
B.M.: En Le Salon las marcas son muy exclusivas
M.S.: Sí, las marcas que tenemos son muy exclusivas como pueden ser Christophe Robin, que es el mejor colorista de Francia, con clientes de la talla de Catherine Denueve, Isabel Adjani o Linda Evangelista, que se le conoce como 'el camaleón' porque siempre cambiaba sus colores. También tenemos Philip B., que es una de las mejores marcas de cosmética del mundo.
B.M.: ¿Cómo decidís las marcas que están en vuestros locales?
M.S.: Cada vez que escogemos un producto, la primera cosa que hacemos es probarlo durante seis meses. No lo cogemos así como así. Y si finalmente es bueno para nosotros, será bueno para la clienta. Sobre todo hay que ser sincero y estar seguro de lo que tenemos.
B.M.: ¿Que és lo más importante para Le Salon?
M.S.: Lo más importante es hacer que todas las clientes estén contentas, porque ofrecemos calidad.
T.S.: El contacto con la persona, el tacto del día a día, porque cada clienta tiene su libro. Cuando entra, abres el libro y cuando se va, lo cierras. A la semana siguiente lo vuelves a abrir porque vuelve a venir. Soy como un amigo, un asesor, un psicólogo, y creen en ti más de lo que pudieras imaginarte.
B.M.: Cuando una clienta entra en Le Salon, ¿ya sabéis lo que le vais a hacer?
T.S.: Cuando una clienta entra por la puerta sé lo que le va a ir bien, por el tipo de cabello, por el tipo de facciones, el tipo de cuerpo, cómo va vestida, el color de la piel...
M.S.: Y lo contrario, también. Hay que saber decir que no, porque a veces vienen con una foto de una revista y desean algo igual. Le tienes que decir que no, que ella no es la chica de la foto y que no se lo vas a hacer.
B.M.: ¿Le asesoráis?
M.S.: Tomás es muy buen peluquero, muy buen colorista y además hace un asesoramiento global. También le asesoramos sobre la forma de vestirse, porque lo más importante es hacer resaltar su personalidad. Para nosotros, todas las mujeres son guapas, y hay que hacer que sus defectos, si los tiene, se conviertan en algo positivo. Y la sinceridad es saber decir que no; y cuidar el pelo sobre todo.
T.S.: Hay veces que viene gente con un cabello maltratado, o no lo lleva suficientemente largo para lo que ella quiere. Entonces, de momento, no se puede hacer. En cualquier otro sitio, le cortarían las puntas... pero si quiere llegar a una meta, ese no es el camino. Hay que asesorar, ante todo.
B.M.: ¿Cómo les asesoráis?
T.S.: Lo primero es que te digan lo que quieren realmente. Cuando el primer día te viene una clienta nueva, no le puedes hacer un cambio de imagen drástico. No conoces a la persona ni conoces su pelo. Tienes que esperar un poco para conocer cómo es esa persona, su pelo, su movimiento, sus reacciones...
M.S.: Si es una mujer que trabaja, que no tiene tiempo para venir cada 15 días, no le puedes hacer un corte que necesite mucho cuidado.
B.M: ¿Cómo llegáis a conocer bien el cabello de vuestras clientas?
T.S.: Hay que hacer un buen diagnóstico y un buen tratamiento. Tenemos máquinas para caída del cabello, para darle fuerza, tratamientos de hidratación, de nutrición...
M.S.: Cuando un pelo está estropeado, lo ves enseguida. Ahora, más que peluqueros somos cuidadores de pelo.
B.M.: ¿Hay mucho cabello dañado?
M.S.: La mujer española, y sobre todo en Catalunya, quieren ser rubias con mechas. Cuando, tras quince años de hacer colores, has hecho que tu pelo sea rubio con mechas, ese pelo está dañado. Lo que intentamos ahora es trabajar el color natural de la clienta, y con el color gastar lo mínimo en pelo. Tenemos clientas que vienen por colores y no podemos hacer nada, porque no podemos estropear más el pelo.
B.M.: Cuando le decís a una clienta que no, ¿cómo reacciona?
M.S.: Lo ven un poco raro, pero nosotros no estamos aquí para hacer dinero. Si estuviéramos para hacer dinero tendríamos veinte peluquerías. Estamos aquí para hacer un buen trabajo... Cuando paseamos por la ciudad reconocemos nuestros colores y nuestros cortes...
B.M.: El color ¿es muy importante en Le Salon?
M.S.: Somos muy buenos coloristas. No es sólo hacer un buen color, sino tener buenos productos.
T.S.: Si tienes la base de un buen producto y tienes un buen colorista, puedes hacer, por ejemplo, un tipo de mechas que no sean rayas como una cebra, sino conseguir un efecto como si fueras a la playa y el sol te lo aclarara en su forma natural, que no veas ningún tipo de rayas, de mechas, de mancha, que se funda con tu color de cabello natural. Lo conseguimos utilizando técnicas diferentes.
B.M.: ¿Cuáles son estas técnicas?
M.S.: Tenemos nuestro secreto, nuestros trucos. Utilizamos productos, mezclamos cosas, tenemos nuestra forma de hacerlo, pero es un secreto, Ahora que viene el verano trabajamos mucho con la luz y el sol. A nuestras clientas que son rubias les vamos a hacer menos rubias, les vamos a oscurecer el pelo un poco...
T.S.: Trabajamos con pigmentos naturales. Cuando la clienta vaya a la playa, ya se encargará el sol de terminar el trabajo que nosotros hemos hecho en el salón.
B.M.: ¿Vosotros mismos hacéis el color?
M.S.: Antes trabajamos con L'Oréal, que tienen un montón de tubos de color. Ahora tenemos pocos colores, porque los mezclamos nosotros mismos, como un pintor.
T.S.: Nosotros mismos hacemos el color, el tinte. Cada clienta tiene su color y su ficha, su fórmula... no es el 911 de ¨L'Oréal, sino que a cada cliente se le hace su color con su pigmento diferente.
B.M.: ¿Cómo conseguís esos colores?
M.S.: Siendo un buen colorista, haciendo una buena formación y observando lo que se hace en otras casas. Hay que mirar lo que pasa en otros sitios, no nos podemos quedar encerrados aquí. Cada día hay que aprender y buscar lo último.
T.S.: Probar, probar y probar. Coges una cosa de aquí, una cosa de allá...
B.M.: ¿Siempre ofrecéis algo nuevo?
M.S.: Ahora, por ejemplo, todos hablan de la queratina. Nosotros ya hemos terminado con la queratina. Hace tres años que empezamos a trabajar con ella. Prácticamente fuimos los primeros en Barcelona en traer la queratina y ahora casi no hacemos. Estamos trabajando en otras cosas.
T.S.: Ahora estamos con el colágeno. Da más fuerza al cabello, da otro volumen, otra textura. Es principalmente un tratamiento para cabellos finos, para mujeres que tienen un pelo sin volumen. Es para dar más cuerpo al cabello,. Es un tratamiento que se hace en el salón, una vez al mes, y da un brillo diferente. Siempre buscamos cosas nuevas.
B.M.: ¿Cómo conseguís encontrar cosas nuevas?
M.S.: Nuestras clientas viajan mucho, son mujeres que van a Nueva York, Londres... Ellas nos hablan y nosotros vamos a buscar. Nadie ha inventado nada en el mundo de la moda. Hace poco estuvimos en Londres, y no fuimos sólo a peluquerías, nos fijamos mucho en arquitectura, en la gente de la calle...
T.S.: Hoy en día todo el mundo lleva lo que le queda bien, no es como antes que venían con flequillo y todas las mujeres se cortaban el flequillo. Hoy en día la mujer mira mucho más por su propia personalidad, por su propio estilo; es más entendida. Cada vez más la gente lleva un estilo propio y a mi me parece muy bien.
B.M.: ¿Qué es lo que se lleva ahora?
La mujer va más natural. Quieren un poquito de luz, un poco de reflejo en el cabello, pero siempre guardando su base natural.
M.S.: Ahora, la mujer se cuida más el pelo. Se da cuenta de lo que le ha hecho y se arrepiente del daño con el que ha castigado a su pelo.
B.M.: ¿Apostáis por productos naturales?
T.S.: Los productos ahora son más orgánicos, todo es más natural.
M.S.: Aunque nada es natural 100%.
B.M.: ¿Cómo os decantáis por unos u otros productos?
T.S.: Normalmente hay casas que nos vienen a buscar, pero muchas veces investigamos, probamos, miramos la reacción del cabello.
M.S.: Por ejemplo, Philip B, que es uno de los peluqueros más importantes del mundo. Él no quiere estar en muchas peluquerías. Y ha sido él quien a venido a nosotros, porque le gustaba nuestra forma de trabajar. Lo mismo que By Terry, la marca de maquillaje que tenemos. Christophe Robin ha mirado peluquerías y también les ha gustado nuestra forma de hacer el color, porque trabajamos de la misma manera que él.
B.M.: ¿Y cómo os llegan a conocer?
M.S.: Vamos más por la línea moda que por la línea peluquería. En moda salimos prácticamente en todas las revistas. Luego está el boca a boca. Nuestra clienta viene aquí, luego se van a Nueva York, a Fekkai. Cuando va a París, va a Cristophe Robin; si va a Sevilla, va a Bruno... y allí hablan. Ahora no buscamos grandes casas como L'Oréal, vamos más a pequeñas marcas hechas con una historia, que son peluqueros que han hecho sus propias marcas, porque nosotros un día u otro también vamos a hacer esto.
B.M.: ¿Sois especialistas en color?
T.S.: Sí, y hoy en día, la mujer busca un buen color.
M.S.: Es más difíicil encontrar a un buen colorista que a un buen peluquero.
B.M.: ¿Qué tipo de color busca vuestra clienta?
T.S.: En el caso de la mujer española le gusta ir muy clara. Al ser una mujer normalmente castaña, cuando aclaras un castaño tira a rojo o cobre. Por eso hay que buscar unos pigmentos para que ese rubio que vas a poner no tire a naranja ni a cobrizo. Siempre hay que darle un toque natural, por eso trabajamos con pigmentos naturales. Puedes poner todo lo ceniza que quieras, o todo lo dorado, pero está en nuestra mano, no viene de un tubo de tinte.
M.S.: Nosotros somos los que controlamos el color que queremos dar. No hay un tubo que lo controle. También, con el tiempo, se ha mejorado la fórmula. La cliente que viene desde hace tres años no le vamos hacer la misma fórmula siempre, hemos de conseguir unos efectos nuevos y dependiendo si es invierno o verano. En invierno haremos más rubio y en verano menos, porque hay más luz. También buscamos siempre mejorar. Buscamos nuevas fórmulas de aplicar el color.
B.M.: ¿Siempre investigando?
T.S.: En la peluquería hacemos training para ir probando cosas.
M.S.: Nosotros hacemos lo contrario a lo que se lleva. Si se dice que esta temporada se llevan los moños altos, nosotros haremos los moños bajos. Vamos un poco en contra de la tendencia. Vamos a todos los desfiles y observamos. Si en los desfiles dicen cortos, nosotros decimos largo, si dicen rubio, nosotros moreno... queremos ser diferentes.
B.M.: ¿Cuál es la especialidad de Tomás?
T.S.: Soy especialista en el cabello largo. Las melenas me gustan mucho. De hecho, el 97% de mis clientas llevan el pelo largo. Me gusta el pelo largo, su movimiento.
B.M.: ¿Como te definirías profesionalmente?
T.S.: Trabajador, una persona sencilla y muy leal con la clienta. Ofrezco una mezcla de un buen servicio y una buena atención. En general, somos profesionales del cabello y de la imagen.
B.M.: ¿En qué os inspiráis en vuestras creaciones?
T.S.: El mismo trabajo te inspira, y la calle, sobretodo la calle.
M.S.: Hoy vamos a Londres, mañana a Madrid, que es muy diferente a Barcelona.
B.M.: ¿En qué se diferencia?
T.S.: No tienen nada que ver. La mujer catalana siempre pasa más tiempo en el salón. La mujer madrileña es “aquí estoy yo”, es completamente diferente.
M.S.: Y si vas a Sevilla, es una cosa, si vas a Valencia es otra. En Valencia son más rubias que rubias. Valencia es la ciudad de España donde se venden más cremas de cosmética y se realizan más operaciones de cirugía.
B.M.: ¿No hay globalización en vuestro sector?
T.S.: Cada zona es diferente.
B.M.: ¿Habéis pensado en abrir en otras ciudades?
T.S.: No queremos franquicias.
B.M.: ¿No os interesan las franquicias?
M.S.: En un principio, cuando montamos la peluquería, lo pensamos. Luego nos dimos cuenta que con dos bastante tenemos. Debemos cuidar nuestra imagen. Si la gente quiere estar con nosotros, que vengan aquí.
T.S.: En las franquicias cada uno trabaja a su manera, entonces pierdes la esencia y pierdes el nombre.
M.S.: Todo el trabajo que has hecho lo puedes perder porque uno te lo está machacando. Lo mejor es quedarse aquí y hacer muchas cosas. Mira Vidal Sassoon, siempre ha estado en Londres y la gente le viene del mundo entero.
B.M.: ¿Os gusta mucho Vidal Sassoon?
M.S.: Su escuela de punto de corte es muy buena.
T.S.: A nivel profesional, es una técnica de corte increíble.
B.M.: ¿Cómo os afecta la crisis económica?
M.S.: Yo creo que todo va contigo. Ahora miras los escaparates, por ejemplo de Zara, y los precios no suben de 35 euros. Y solo hay dos maniquíes con una camiseta, una americana y un pantalón. Y todo muy barato, porque es tiempo de austeridad. En la arquitectura pasa lo mismo, en tiempos de crisis todo es cuadrado. En cambio, cuando hay dinero todo es barroco.
B.M.: ¿Y en peluquería?
M.S.: En peluquería es lo mismo. Se trata de cuidar más el pelo, ya que irás menos al salón. También aparecen los colores naturales, porque la clienta no va a venir cada mes o cada 15 días a hacerse sus mechas. Pero no hay que salir de casa pensando en la crisis. Así no vamos a hacer nada. Las ideas son gratis, soñar es gratis. No hay que parar de soñar, no hay que dejar de pensar, de buscar nuevos proyectos...
T.S.: La vida sigue...
M.S.: Intentamos no hablar de crisis en el salón. La cliente viene aquí para relajarse, para estar guapa. Si hay crisis, hay que luchar.
T.S.: La crisis limpia mucho. Si tienes algo con una base, hay que ir adelante.
B.M.: ¿En qué estáis ahora metidos?
T.S.: Ahora viene la temporada fuerte de bodas, los recogidos.
M.S.: Somos muy profesionales. Empezamos a trabajar con las clientas tres meses antes del enlace. Lo vivimos todo con ellas: las pruebas del vestido, qué tipo de zapatos han de llevar, qué tipos de flores... No miramos sólo la cara, miramos todo el conjunto.
B.M.: ¿Cuál es vuestra filosofía?
M.S.: Nuestra filosofía se basa en la calidad, en el buen trabajo, la educación, saber hablar... Cuando buscamos un peluquero nos es muy diífcil encontrarlo, porque buscamos que sea más que un peluquero. Debe saber de moda, de cultura, de teatro... que no sepa sólo hablar del pelo.
B.M.: Pues sí que exigís mucho...
M.S.: Exigimos mucho, pero creo que para ellos también es bueno. Siempre les digo que entrar a trabajar aquí es muy difícil, pero salir es muy fácil. Si me das mucho, te daré mucho; si me das lo justo te daré lo justo. Por eso tenemos una relación muy buena con la gente que trabaja con nosotros. Todo es Le Salon 100%. Tomás es la referencia, y hay que mirar mucho a Tomás. Pero tenemos profesionales muy buenos. Cuando alguien nuevo empieza a trabajar con nosotros siempre le digo que aprenderá mucho, y si algún día se va, se irá con un gran bagaje.
B.M.: ¿Apostáis por las nuevas tecnologías?
M.S.: La web la tenemos desde hace diez años, pero en una semana tendremos una nueva web. Será algo totalmente diferente, con blogs, que son muy importantes. Se podrá opinar, y sabremos lo bueno y lo malo de nuestros servicios. En la nueva web hemos preparado un vídeo de 2 minutos con Marta Español, una modelo muy famosa a la que le hicimos una sesión fotográfica.
T.S.: Se podrá interactuar por internet.
B.M.: Una de las promociones que hacéis en Le Salon consiste en cheques regalos.
T.S.: Los cheques regalos van muy bien.
M.S.: Con estos cheques se regala belleza. Tenemos un salón que ofrece sueños de belleza. El día que viene la persona a la que se lo han regalado, le tratamos de una forma que nunca lo va a olvidar.
B.M.: ¿Cuáles son vuestro próximos proyectos?
M.S.: No se puede hablar de los proyectos. En septiembre sacamos nuestra propia marca de cepillos, esto sí que te lo puedo decir, pero el resto no. Nunca hay que hablar de las cosas que no están firmadas, pero tenemos un gran proyecto que tardará dos años, y otro que tardará un año. Van en la línea de lo que somos y marcarán algo nuevo en el mundo de la peluquería. Habrá un antes y un después. La gente comprenderá que un peluquero es un artista y que hay que respetar a todos los peluqueros de España, no solo a nosotros.
B.M.: ¿Está evolucionando el sector de la peluquería?
T.S.: Está evolucionando cada vez más hacia un mejor servicio. La mujer busca un buen servicio y cada vez se cuida más, sabe lo que quiere. Invierte más su tiempo y dinero en cuidarse, en comprarse una ropa diferente, en buscar un buen estilista para cortarse el pelo, en un buen colorista para hacerse color...
M.S.: En España hay mucho futuro. Los peluqueros famosos ya tienen una edad. Y hay jóvenes como nosotros que queremos estar aquí de una forma diferente. Cuando viajamos y estamos con peluqueros de todo el mundo, hemos visto que somos iguales, y sin embargo en España no estamos reconocidos como artistas. Aquí, el peluquero está considerado como un dependiente de una tienda, sin menospreciar a los dependientes. En España sueles cortarte el pelo allí donde vives, en el salón de al lado de tu casa. En París, Londres o Nueva York, igual gastas un hora y media de transporte para ir a una peluquería.
B.M.: ¿Tratan diferente al profesional de la peluquería?
M.S.: Tomás ha podido comprobar en París cómo tratan las clientas a su peluquero, no te lo puedes ni imaginar. Lo mismo pasa en Londres, Nueva York... las mujeres tratan a su peluquero como algo sagrado. En España no existe eso, y no sé porqué. Es un trabajo muy duro y para mi es arte. Es lo que intentamos cambiar un poco. Intentamos aportar cosas para que en España este trabajo esté reconocido.
B.M.: ¿Cómo crees que se puede dar este reconocimiento a la profesión de peluquero?
M.S.: Nosotros hemos decidido trabajar más con el mundo de la moda. Hay peluqueros muy buenos en cualquier barrio, en cualquier peluquería. Para mi, un peluquero es un artista y los artistas, en España, no saben venderse, no saben hablar de ellos.
B.M.: ¿Cómo se puede cambiar esto?
M.S.: Los únicos que podemos hacer cambiar esto somos nosotros. A nuestra manera estamos intentando ser más selectivos en la forma de trabajar. A las clientes les hacemos un diagnóstico, un masaje de bienvenida, les escuchamos mucho, les servimos el café e incluso voy a veces con ellas a tiendas para comprar un vestido. Es ir mas allá de su pelo. Cuando veo a una mujer, en lo primero que me fijo es en sus manos, sus zapatos, su bolso y su pelo... con eso has comprendido todo.
B.M.: ¿Cómo veis el panorama actual?
M.S.: Hay sitio para todos y hay muy buenos peluqueros. No somos los mejores, siempre estamos aprendiendo. Intentamos ser buenos. Lo importante es lo que sabes hacer. Tienes que saber qué quieres hacer y cómo lo quieres hacer. Lo mejor que tenemos es nuestra forma de ser, nuestra forma de tratar a la cliente.
B.M.: ¿Cuál es el futuro de la peluquería en España?
M.S.: La peluquería en España serán salones como nosotros y grandes cadenas al estilo de Marco Aldany. La del barrio de toda la vida desaparecerá, aunque no debería desaparecer. Es una pena que estén cerrando, porque he encontrado peluquerías dónde he alucinado al ver cómo trabajan, con mucha sinceridad y pasión.
B.M.: ¿A los jóvenes qué les aconsejáis?
T.S.: Que consigan una buena formación, que le guste lo que haga y adelante. Aconsejamos que se muevan mucho, que viajen, que tengan inquietudes.
M.S.: Depende de la persona y las inquietudes que tenga. Si tienes el don y viajas, por ejemplo a Londres a conocer a Vidal Sassoon, serás un buen peluquero; pero si tienes el don y vas a la peluquería de al lado de tu casa, serás un peluquero más. Tomás tuvo que ir a Francia para descubrir su don.
B.M.: ¿Después de tanto tiempo juntos, cómo os lleváis a nivel profesional?
M.S.: Somos complementarios. Tomás no quiere saber nada de dinero, nada de publicidad, nada de nada. Él sólo quiere estar por sus clientas; y yo me encargo del resto.
B.M.: ¿Desconectáis alguna vez?
T.S.: Sí.
M.S.: Yo nunca, porque soy una persona muy inquieta. Yo nunca descanso, siempre estoy mirando, observando...