La tricotilomanía puede definirse como un trastorno de la conducta que puede llegar a manifestarse en un arrancamiento compulsivo del pelo, produciendo desde pequeñas pérdidas de cabello hasta calvicie severa. El término fue acuñado por el dermatólogo francés François Henri Hallopeau. Se trata de un padecimiento comúnmente crónico y difícil de tratar. Puede afectar hasta el 4% de la población y las mujeres tienen una probabilidad cuatro veces mayor de resultar afectadas que los hombres.
La tricotilomanía puede presentarse en niños, pero la edad clave del padecimiento es entre los 9 y 13 años. Su desarrollo puede estar influido por depresión o estrés. Dadas sus implicaciones sociales, dicho trastorno no suele reportarse, lo que dificulta predecir su prevalencia con precisión. El sujeto se arranca pelo a pelo, principalmente de la cabeza, aunque puede actuar también sobre distintas partes del cuerpo como cejas, pestañas, barba, axilas, vello púbico... También puede llegar a relacionarse con la tricofagia, que consiste en el hábito de mascar o ingerir el cabello, produciendo obstrucciones severas (tricobezoar) en el aparato digestivo.
La tricotilomanía no siempre ocurre en un estado consciente, pues puede suceder en un estado similar al de trance. Por lo tanto, se subdivide al padecimiento en "automático" y "consciente", siendo el primero más frecuente en niños. Otros individuos pueden incluso crear rituales asociados al arrancado del cabello, incluyendo la búsqueda de tipos de cabello específicos para arrancar o arrancarlo hasta que se cree una sensación agradable o en respuesta a una sensación específica. Conocer el subtipo es clave para determinar las estrategias de tratamiento.
Otros datos a tener en cuenta acerca de la tricotilosis
Un efecto psicológico adicional puede ser la baja autoestima, generalmente asociada con la burla por parte de otros individuos. De igual manera, se puede presentar miedo a socializar debido a su apariencia y a la atención negativa que el paciente puede llegar a recibir. Algunas personas con esta condición usan sombreros, pelucas, pestañas postizas o delineador de cejas para cubrir su condición y evitar dicha atención. Suele haber un fuerte componente de estrés asociado. En ambientes libres de estrés, algunos individuos no presentan síntomas aunque esta condición puede volver a manifestarse en cuanto dejan dicho lugar. Algunos individuos pueden llegar a creer que son la única persona con dicho problema, debido a la escasa información.
Otras complicaciones médicas incluyen infecciones, pérdida permanente del cabello, heridas repetitivas por estrés y obstrucciones gastrointestinales debidas a la tricofagia. El síndrome de Rapunzel, una forma extrema de tricobezoar en que la acumulación de cabello se extiende hasta los intestinos, puede ser fatal si se diagnostica de forma errónea.
El ambiente es uno de los factores principales en la tricotilomanía. Las actividades sedentarias -como estar en un ambiente relajado- suelen proveer mayor oportunidad. Un ejemplo común de actividades sedentarias que puede propiciar el arrancado del cabello es acostarse en la cama esperando dormir o descansar. Un ejemplo extremo de tricotilomanía automática son los pacientes que se arrancan el cabello mientras duermen. Esta condición se conoce como tricotilomanía aislada al sueño.
Síntomas generales de la tricotilomanía
Los síntomas generalmente comienzan antes de los 17 años. El cabello puede perderse por parches redondos o a lo largo del cuero cabelludo, lo que causa un efecto de apariencia desigual. La persona se puede arrancar otras áreas de cabello, como las cejas, las pestañas y el vello corporal.
Estos síntomas se observan generalmente en los niños:
- Apariencia desigual del cabello.
- Parches descubiertos o pérdida del cabello por todas partes (difusa).
- Bloqueo (obstrucción) intestinal si las personas se comen el cabello que se arrancan.
- Estirar, tirar o retorcer constantemente del cabello.
- Negar el hecho de tocarse el cabello.
- El cabello que vuelve a crecer en áreas descubiertas se siente como si fueran cerdas.
- Aumento de la sensación de tensión antes de tirarse el cabello.
- Otros comportamientos de autoagresión.
- Sensación de alivio, placer o gratificación después de arrancarse el cabello.
La mayoría de las personas con este trastorno también tienen problemas con:
- Sentimientos de tristeza o depresión.
- Ansiedad.
- Imagen pobre de sí mismo.
Tratamiento de la tricotilomanía
Los expertos no se ponen de acuerdo sobre los medicamentos para el tratamiento; sin embargo, la naltrexona y los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS) han demostrado eficacia en la reducción de algunos síntomas. La terapia conductual y el contracondicionamiento también pueden ser efectivos.
La mayoría de los niños en edad preescolar se recuperan de la enfermedad si la condición se maneja de manera conservadora. En los adultos jóvenes, establecer el diagnóstico y fomentar la atención sobre dicha condición es importante para reconfortar a la familia y al paciente. Las intervenciones no farmacológicas, incluyendo programas de modificación de la conducta, pueden ser consideradas. También es factible referir el paciente a un psicólogo o psiquiatra si los demás tratamientos fallasen. Cuando la tricotilomanía se manifiesta en la edad adulta, puede estar asociada a otros desórdenes psicológicos o psiquiátricos, y es recomendable la consulta con un especialista. Arrancarse el pelo suele resolverse cuando las otras condiciones reciben tratamiento.
La tricotilomanía no está considerada un trastorno muy común. Son pocos los casos que se conocen, aunque puede llegar a afectar a una de cada veinticinco personas. Quienes la padecen experimentan una necesidad casi obsesiva de arrancarse el pelo y advierten los expertos que, si no se controla a tiempo, puede convertirse en una enfermedad muy duradera.