"Con audacia se puede intentar todo,
mas no se puede conseguir todo.
Napoleón Bonaparte,
militar y gobernante francés
(1769-1821).
En estos últimos meses viene publicándose y promocionándose en la prensa femenina el "hazlo tú mismo", en inglés do it yourself, conocido también a través de las siglas DIY.
"Todos somos diseñadores en potencia" argumenta la redacción de una reconocida revista femenina, animando así a ser valiente y a atreverse con lo que nos propongamos. Sólo hay que tener dosis de paciencia y muchas ganas de alcanzar la meta. Desde fabricarte tu propia decoración o mobiliario de casa, hasta renovar piezas de ropa que no te pones, personalizándolas y modernizándolas, a organizarte tu propia boda o a lo último en peluquería: atreverse a cortarse el pelo uno mismo en casa.
Además de ser un signo de nuestros tiempos, es una muestra de estar subido a lo más "cool" de las tendencias, alimentando la faceta artística que cada uno de nosotros llevamos dentro.
La crisis que recorre el planeta e Internet, que también es protagonista, son sin lugar a dudas dos buenas aliadas del DIY.
La primera, más que una opción es una obligación que adoptamos para poder llegar a final de mes, y la segunda porque despierta en nosotros a nuestro ser más creativo. Internet, a través de los tutoriales, nos muestra con todo lujo de detalles el paso a paso que los más valientes y osados deben seguir para emular al más valorado profesional de cada una de las profesiones que se ve afectada por este fenómeno social.
Si bien la aplicación de tinte en casa no es nada nuevo, lo que destaca ahora son los cortes de pelo en casa para "liberarse de la tiranía de la peluquería", dice un reconocido peluquero a un medio de comunicación. Otro destacado profesional argumenta que es una buena forma de romper con el 2012 y ponerle buena cara al 2013. Incluso viene arropada por una nueva generación de artistas y famosas que presume de cortarse el pelo en casa.
La cuestión es saber cómo afecta este tipo de corriente a la profesión de la peluquería.
La polémica está servida. Sea lo que sea está claro que habrá que aprender y adaptarse a vivir con ella. Mejor dicho, estudiar cómo utilizarla a nuestro favor.
Aunque la ética del DIY está generalmente asociada a varios movimientos anticapitalistas, hay casos en los que esta corriente lleva a todo lo contrario, es decir, a consumir más.