"Las oportunidades son como los
amaneceres: si uno espera demasiado,
se los pierde".
William George Ward, teólogo católico inglés y matemático
(1812-1882).
Francia cuenta con más de 83.000 peluquerías, frente a 30.000 panaderías o 21.900 farmacias. Estos 80.000 establecimientos dan trabajo a 170.000 profesionales. De cada diez peluquerías, ocho operan bajo la batuta de alguna mujer. Las mujeres suelen dirigir estas peluquerías más que los hombres, aunque estos negocios ostenten nombres masculinos, según datos de François Lévêque, profesor de economía en l'Ecole des mines de Paris publicados en The Conversation.
Creemos que un análisis detallado de la peluquería francesa nos ayudará a entender mejor qué se cuece en nuestro país. Para empezar, las grandes enseñas ostentan un modelo económico mixto en el país vecino. Por un lado, disponen de negocios propios, en manos de un asalariado, y por el otro de franquicias, en manos de franquiciados. El control directo permite gestionar mejor los costes y ganancias, además de comparar y valorar la calidad de la franquicia.
En Francia existen otras posibilidades que no pasan por salones conducidos por asalariados o franquiciados. Se calcula que uno de cada diez negocios está dirigido por un profesional independiente, ajeno a cualquier enseña. Además, la peluquería se percibe como una profesión artesana, atractiva pero mal pagada. El colectivo femenino abandera esta profesión y también su precariedad. En Francia, las mujeres perciben un salario 10% inferior al de los hombres por el mismo trabajo y número de horas.
Salones dirigidos por mujeres que cobran menos que sus colegas masculinos, grandes enseñas con locales propios o en franquicia y pequeños autónomos. Se dan por tanto algunos rasgos comunes entre la peluquería francesa y española. Ser consciente de las fortalezas y debilidades de un sector es el primer paso para mejorarlo.
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