"Quien pretenda una
felicidad y sabiduría constantes,
deberá acomodarse
a frecuentes cambios".
Confucio, reconocido pensador chino
(551 a. C. - 479 a. C.).
La peluquería emocional se confirma como la nueva peluquería. Macrotendencia ya anunciada previamente a la crisis de la Covid-19 para la belleza y cosmética en general. Y que ahora, además, tras la reapertura de los salones de peluquería, en la desescalada, se convierte en objetivo prioritario que asegure el éxito y permanencia de nuestros establecimientos y negocios en el inmediato presente y a largo plazo, en el futuro. Hablamos de cuando cuidarse se transforma en una experiencia holística de dimensiones únicas que une y equilibra cuerpo y mente y hace desear al cliente más que nunca visitarnos y entrar.
Y para que esto ocurra se han de dar cita varias variables. Una, el desarrollo sostenible: el consumidor busca productos y tratamientos que sean cuidadosos con el agua, que permitan el reciclado, que utilicen recursos naturales de forma sostenible... Los tratamientos veganos y ecológicos, de clara vocación verde, triunfarán en 2020. Y dos, todo ello sostenido por el concepto del bienestar, experiencias de belleza dirigidas a los sentidos para momentos inolvidables. Por supuesto, sin obviar la seguridad.
Se acuña así un nuevo término, hablamos de cosmética y tratamientos y servicios 'pro felicidad’. En nuestras manos está adecuar la reapertura a las nuevas exigencias de la nueva peluquería, la que reinará a partir de 2020, la peluquería emocional y hacer de nuestros clientes consumidores infalibles y convencidos de inestimable fidelidad.
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