En su corta vida, el niño británico Junior Rucroft ha estado ingresado más de 50 veces en el hospital, y necesita tomar una gran cantidad de medicamentos. Sufre de alergia a una gran cantidad de cosas, desde nueces, gatos, perros, polen o ácaros del polvo, hasta a sí mismo, puesto que sufre reacciones al entrar en contacto con las fibras capilares, ya sean de otros como con las suyas propias.

Su madre descubrió el problema cuando el niño tenía tan sólo un año, cuando un beso suyo tras comer unas nueces casi lo mata. Desde entonces, deben vigilar constantemente para evitar descuidos que puedan provocarle una reacción: por ejemplo, cuando el niño se pone nervioso haciendo los deberes, suele tocarse la cabeza y después la cara, lo que le genera ataques.

Para evitar en la mayor medida posible la alergia, la madre de Junior mantiene la casa escrupulosamente limpia, y el peinado del niño siempre luce con un corte militar lo más corto posible.

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