"La innovación constante es la única forma
de mantenerse competitivo, porque ninguna ventaja
es sostenible en el largo plazo".
Jorge Gonzalez Moore, escritor, poeta
e ingeniero colombiano (1974).
Siempre que hablamos de innovación en las empresas parece que hablamos sólo de un perfil de las mismas que pertenecen a términos como la biotecnología, TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación), científicos, energías renovables… ¿Qué ocurre si nuestro negocio no pertenece a ninguno de esos sectores? ¿Hemos de renunciar a la creatividad, a la innovación?
Uno puede introducir novedades en la atención al público, en los procesos de trabajo, en la relación con el cliente, en la reventa de producto. Lo importante es “crear valor” que transmitir al cliente. Zara innovó en la cadena de suministro, capacitándose cada 15 días para tener una colección nueva en las tiendas, generando así un mayor número de visitas de sus clientes y ampliándolo. Antes de Zara, el sector textil era más bien tradicional. Sus clientes saben que siempre encontrarán algo nuevo al visitar una tienda de esta marca.
La innovación mejora la relación con el cliente al presentarle nuevos beneficios, permite nuevos argumentos de venta, aumenta el nivel de ventas, mejora la imagen de la empresa presentándola como activa y moderna, y establece barreras de entrada a la competencia.
La innovación es vital en cualquier empresa por tradicional que parezca el sector al que va dirigido. Existen actualmente empresas funerarias ofreciendo féretros ecológicos y urnas biodegradables. Lo importante es tener los ojos y las orejas bien "despiertas" para detectar necesidades y oportunidades que nos diferencien del servicio o producto que ofrece nuestra competencia. Muchas veces son nuestros propios clientes los que nos dan pistas sobre en qué innovar. Sólo hay que saber escuchar al mercado.
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