El hair contouring se basa en la técnica de maquillaje popularizada por la famosa Kim Kardashian. Solo que en esta ocasión, los juegos de luces y sombras que otorgan profundidad o iluminan el rostro se efectúan con el cabello. Así pues, la coloración permite resaltar y disimular las facciones bajo una premisa: la forma del rostro. En consecuencia, se emplean unas mechas u otras, de tonos más claros u oscuros, que permitan sacar partido de los puntos fuertes de la mujer o restar protagonismo a los rasgos que no interesen.

Para hacerse una idea, este sistema perfila el contorno del rostro sirviéndose de las mechas más claras y creando puntos de luz en zonas específicas, prácticamente a medida. Los tonos más claros destacan mientras los oscuros generan sombras que restan protagonismo a los defectos e imperfecciones que menos agradan.

La pauta para hacer un hair contouring personalizado

Para que el sistema tenga éxito se debe tener en cuenta lo siguiente: entre el color de base y el tinte no deberían haber más de cuatro tonos distintos. A partir de ahí, se pueden incorporar las mechas idóneas para nuestro cabello:

  • Mechas doradas que iluminarían castaños y chocolates.
  • Cobrizas como complemento a cualquier melena morena.
  • Platinas que combinan a la perfección con cabellos rubios.
  • Mechas rojizas, ideales sobre melenas oscuras.

Efectos y acabados distintos en función de la forma del rostro

El uso correcto del hair contouring dependerá de la habilidad del profesional a la hora de discernir entre las necesidades de un rostro u otro. Por ejemplo, las caras redondas y cuadradas buscan una apariencia más vertical. Para lograr este efecto, se agrega un tono más oscuro a los lados, de manera que el rostro gana en profundidad. Las mechas más claras en las puntas aportarían luz al look. Si se deben perfilar o contornear rostros muy redondos y/o cuadrados, se aconseja añadir mechas oscuras en la parte superior combinadas con otras más claras en las zonas interiores de la cara.

Por el contrario, los rostros alargados, en forma de diamante y rectangulares precisan de un aspecto más horizontal. Así pues, se optará por mechas más oscuras en la zona frontal y superior de la cabeza. Las mechas más claras se añaden, a modo de balayage (barrido) desde las sienes hasta el mentón. El objetivo es el siguiente: conseguir un efecto barrido o balayage de mechas claras desde los extremos del rostro hasta la mandíbula.









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