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ENTREVISTAS Peluquería

Félix Rojas Cardoso: 'Quien esté mejor formado va a ser quien se quede en el mercado'

El director de Blue 01 Stylist no tenía pensado ser peluquero pero ahora es su forma de vida. Se define como una persona normal y muy familiar. Criado profesionalmente en Cebado, le emociona ver que sus clientes salen satisfechos de sus salones


16/04/2013

Asistimos a la reconversión de un salón de peluquería en la zona alta de Barcelona, de los 18 establecimientos con que cuenta Félix Rojas para conocer el resultado que este reconocido profesional y su equipo han configurado en el nuevo salón bajo el nombre de Blue 01. Un total de 500 m² dedicados a atender clientela femenina, independiente totalmente de la peluquería masculina, así como un amplio abanico de servicios estéticos para ambos sexos.
Hoy en día toca atender varios negocios en uno, es cuanto nos confiesa Félix Rojas, para poder realizar cualquier demanda que solicite el cliente actual y poder rentabilizar al máximo el negocio: peluquería femenina, masculina, estética, manicura, pedicura, consejo en la reventa de producto... Todo un servicio integral de belleza en un mismo espacio.

Félix Rojas se define como alguien humilde, apasionado con su profesión, que prefiere contratar preferentemente a gente buena y formarlos profesionalmente si es necesario. Se emociona al embellecer a su clientela y observar cómo salen satisfechos de sus salones.

Beauty Market: ¿Cómo fueron tus inicios en el sector?
F.R.: Yo no tenía pensado ser peluquero. Mi madre me apuntó a una academia para aprovechar el tiempo que me quedaba por las mañanas de los estudios de BUP que realizaba de noche.
Empecé estudiando en la escuela en Henry Colomer. Acabada la escuela me hicieron las primeras pruebas en Cebado y en Iranzo. De entre las dos selecciones decidí decantarme por la peluquería femenina, en este caso con Cebado. Parte de mi carrera profesional la he pasado con esta firma hasta que un día decidí crear mi propia empresa para coger las riendas de mi propio camino en todos los aspectos.

B.M.: ¿Cuál es la filosofía de los salones?
F.R.: Sobre todo en los salones donde yo trabajo, para mí es un trabajo vocacional. El trato al cliente lo es todo. Yo me emociono al ver cómo dejas a una novia guapísima. Mi trabajo y forma de vida es estar con mis clientes y compartir con ellos sus deseos y necesidades, asesorándoles en su imagen. Es mi forma de vida.

B.M.: ¿Con que estructura cuentas?
F.R.: Contamos con 18 salones que apuestan por la calidad de servicios y que venden experiencias. Tocamos peluquería de mujer, de hombre y un amplio abanico de servicios de estética para el hombre y la mujer. Además, disponemos de un centro de formación interno para los equipos y que sirve como laboratorio para nuestras colecciones. Quien esté mejor formado va a ser quien se quede en el mercado.

B.M.: ¿En qué se basa una nueva formación?
F.R.: La peluquería no es más ni menos que un acto de repetición. Cuantas más veces lo repites, mejor lo haces. Hoy en día muchas personas, cuando han llegado a su meta de ser oficiales de peluquería, se duermen. Ahí empieza su declive. Es una profesión como cualquier otra, en la que tienes que estar formándote constantemente, tengas la edad que tengas. Cuando dices que ya lo sabes todo, en ese momento ya empiezas a decaer.

B.M.: ¿Qué esperan los clientes de un profesional?
F.R.: Los clientes necesitan impactos constantes, nuevas técnicas, nuevos productos, nuevas sensaciones. Hay un estudio de una universidad en el que decía que ya el 50% de las señoras no encuentran ninguna satisfacción en ir a una peluquería. Eso nos debería preocupar.
Para los clientes debe ser toda una experiencia asistir a una peluquería. Debemos activar todo nuestro saber para que eso sea así. No basta con que pase un cliente, le cortes el cabello y le cobres. Somos una peluquería de nivel medio-alto con un promedio alto de ticket. Y yo veo que damos un servicio barato para lo que nuestros clientes se llevan a cambio.

B.M.: ¿Son todos vuestros salones de peluquería masculina?
F.R.: No, hay 14 salones de peluquería femenina y 4 de peluquería masculina.

B.M.: ¿Separáis ambos servicios?
F.R.: Sí, los servicios están separados. El hombre es un mercado potencial muy interesante. Durante toda la crisis ha sido el negocio más estable. Así como con la mujer hemos sufrido más altibajos, la peluquería masculina es otro mundo. El hombre es curiosamente más fiel en ese sentido.

B.M.: ¿Es más fácil el cliente masculino?
F.R.: Pues sí. Es un novato en el mundo de la cosmética. Cualquier argumento bien estructurado lo acepta. Sin embargo la mujer es más difícil de convencer. El peluquero debe ser mucho más solvente para tratar a la mujer. Las peluquerías de hombres cuesta mucho más arrancarlas, pero cuando funcionan y las consolidas son como un "reloj suizo". Tenemos clientes de hace más de 20 años como Tito Vilanova o Manolo García, éste último con más de 15 años visitando nuestros salones.

B.M.: ¿Os sentís apoyados con las marcas en la peluquería masculina?
F.R.: Sí, nosotros sí. Trabajamos con American Crew, que fue de las primeras marcas que vio el potencial de la peluquería masculina. Otras marcas han intentado emular lo que American Crew ofrece en el mercado pero no lo han conseguido.

B.M.: Empezaste con la peluquería femenina pero a ti te encanta la peluquería masculina, ¿verdad?
F.R.: Sí, ciertamente. Yo elegí trabajar en un principio para la peluquería femenina, pero después desarrollé el concepto de hombre. Me ha gustado muchísimo la moda masculina y en Blue Station hemos tenido algunos éxitos con premios y reconocimiento en la prensa de consumo. La mezcla de la sensibilidad que se tiene en el mundo femenino trasladado a la peluquería masculina es una mezcla explosiva. Al barbero le faltaba ese puntito de gusto. El barbero es más mecánico, más técnico que artista.

B.M.: Has hablado de premios. ¿En cuales habéis participado?
F.R.: Fui nominado al Style Master nacional 2011 y ganamos un Lux de plata con una colección masculina por delante de Coca-Cola como colección más comercial.

B.M.: ¿Cómo afecta al trabajo, al negocio o a la persona recibir un premio?
F.R.: A mí no me afecta. Afortunadamente mi ego yo lo lleno todos los días con mis clientes. Me enorgullece ver que los clientes salen satisfechos de mis salones. Los premios son de agradecer, por supuesto; te seducen, forman parte de tu curriculum pero me siento más satisfecho con el trabajo diario.

B.M.: ¿Trabajas en uno de los salones de forma fija?
F.R.: Pues sí, trabajo siempre en el salón de Muntaner de miércoles a sábado.

B.M.: ¿Qué es lo que se inaugura hoy exactamente?
F.R.: Se reconvierte el salón que ya teníamos con otra marca en Blue 01. Son 500 m² de salón dedicado a hombre, a mujer y a estética con 5 cabinas para ambos mercados. Llevamos una marca de cosmética nicho llamada Sepai con unos tratamientos espectaculares. El separar hombre y mujer es porque consideramos que se crece mucho más cediendo a la peluquería masculina una zona exclusiva donde tener más intimidad. Hoy en día el hombre se hace color, se depila, y a nadie le gusta que se vea ese proceso de embellecimiento. Esa intimidad aumenta el negocio.

B.M.: Me ha sorprendido gratamente que la parte de estética dedicada es muy importante.
F.R.: Sí, porque la estética en peluquería es como el hermanito pobre. Siempre está al fondo a la izquierda. En nuestro caso le hemos querido dar una cierta entidad y dotarla de una amplia gama de servicios. Aquí queremos que sea un negocio independiente que genere sus beneficios, sus tratamientos, su publicidad, etc... De la misma forma que la zona de uñas. Tenemos clientes que sólo vienen a hacerse las manos, por ejemplo.

B.M.: ¿Cuál es el secreto de un negocio de peluquería hoy en día?
F.R.: Creo que toca especializarse en todos los puntos que puedas. El concepto de Blue 01 tiene ahora una estructura diferente. Lo que predomina más es la entrada. Queremos que lleguen a ser tiendas de venta de productos asesorados por nosotros. La peluquería estaría detrás de esta tienda. De esta forma ganamos clientes que vienen a comprar aunque no visiten la peluquería.

B.M.: De todas esas facetas de las que se compone el negocio, ¿cuál sería según tu criterio por orden de importancia?
F.R.: Lógicamente la mujer es la que te da una mayor facturación. Básicamente en el corte y color.
Hoy en día la rentabilidad de los salones ha bajado en picado y has de buscar otros recursos. Pensamos que los mejores prescriptores de productos capilares somos nosotros, no una farmacia ni un supermercado. Por eso la reventa es una buena entrada de facturación.

B.M.: ¿Cuál es tu relación con las marcas de productos y qué relación tienes con ellas? ¿Cuál es el grado de exigencia?
F.R.: Tenemos un centro de formación que al mismo tiempo que nos sirve para el personal y formaciones continuadas nos sirve como banco de pruebas. La marca que utilizamos es Revlon Professional, con lo que tenemos una garantía de que el producto es de primera calidad. A veces el producto viene con un ritual adherido y a veces nosotros creamos ese ritual. Intentamos que todos los productos que trabajamos tenga un ritual especial para que el trato con el cliente sea más exquisito.

B.M.: ¿Qué opinas de la peluquería española? ¿Cómo te ves dentro de ella?
F.R.: La peluquería española está muy denostada. Nos tienen en muy bajo aprecio. Estamos muy lejos de otros países donde un estilista o peluquero está muy bien considerado. Nosotros mismos en España nos hemos encargado de deteriorar esa imagen. Me incluyo yo también. El que haya peluquerías a 4 euros lo dice todo. Para poner a la peluquería donde corresponde hay que poner el servicio donde le toca. Somos nosotros mismos los que degradamos nuestra profesión y hay que trabajar para llevar la peluquería a un servicio premium de calidad. Esta crisis va a hacer una criba importante. Lo que mejor está aguantando es el servicio premium y lo que baja a marchas forzadas es el servicio low cost, ya que no hay una fidelidad de clientes.

B.M.: ¿Cuál es el tipo de peluquería por el que apostáis desde Blue 01?
F.R.: Por los clientes que desean un servicio de calidad y miran por su imagen. No les importa pagar por un servicio 60 euros. El corte de cabello es tu carta de presentación a la hora de buscar un trabajo o de progresar en la vida, de relacionarte.

B.M.: ¿De qué forma va a cambiar al sector la crisis?
F.R.: Nos va ha hacer mucho más humildes. En el sector de la peluquería existe mucho ego. Antes cualquiera montaba una peluquería y se creía que era muy bueno porque todo funcionaba. Ahora, quien monte una peluquería tiene que tener muy claro que las peluquerías igual que se abren se cierran, y que cuando estábamos en época de bonanza pensábamos que la peluquería era para siempre. Hay que hilar muy fino. El pasar del IVA del 8 al 21% ya ha hecho una criba natural. Por ejemplo en Portugal ha caído un 30% la facturación. Eso va a ser inevitable. En España vamos a perder miles de salones.

B.M.: ¿Habrá que ser más empresario?
F.R.: Creo que sí, que también. Pero para ello hay otras personas que pueden ocuparse de ello. El peluquero, no obstante, debe ser peluquero. Si quieres progresar debes apoyarte de un buen manager, un buen contable, un buen financiero. En definitiva, de profesionales que sepan moverse en su terreno. El peluquero no es el hombre orquesta. Si le debo algo a alguien es a mi gente, a los profesionales que me rodean. Tenemos un despacho con recursos humanos, diseño gráfico, gerencia, etc... eso es vital. Me gusta estar con buena gente y personas que apoyan nuestro proyecto.

B.M.: ¿Cuál crees que es la mayor virtud y defecto del peluquero?
F.R.: La mayor virtud es la pasión, si se tiene. En este trabajo, si no se tiene pasión por lo que haces estás muerto, sobre todo por la exigencia que el cliente nos pide cada día más. El peluquero tiene que ser una persona cordial, agradable, y no sólo serlo sino parecerlo. Tener un sentido del servicio importante. Los que van de divos corren peligro. La gente es muy exigente y el cliente te está haciendo un favor por venirte a ver y no lo contrario.

B.M.: ¿Cómo eliges el personal?
F.R.: Cuando hago selección de personal valoro mucho más a una buena persona que a un buen peluquero. Un buen profesional se hará con el tiempo y con su esfuerzo. Lo que no sepa se lo enseñaremos. El ser o no buena persona es más difícil de modificar. Al que sea prepotente no lo van a querer en ningún sitio, salvo que se ponga por su cuenta y riesgo.

B.M.: ¿Se consigue fácilmente al personal que necesitas?
F.R.: Ahora sí. Lo bueno que tiene es que de nuevo se puede elegir. Se están cerrando muchos salones de todo tipo y en el mercado se está moviendo un flujo importante de buenos profesionales. Bien seleccionado, hay gente muy bien cualificada. Lo que también hemos notado en nuestra academia es que tenemos una demanda creciente para volver a ser peluquero, es decir, la enseñanza básica está creciendo y mucho. Estamos gratamente sorprendidos. Pueden ser ahora uno de nuestros mejores negocios.

B.M.: ¿Cuál es tu primer recuerdo de la peluquería?
F.R.: Mi primer recuerdo agradable fue cuando me dieron un premio al peinado artístico en la academia. Llevaba tan sólo tres meses. No me he sentido tan feliz como en aquél momento. Al poco tiempo de llevar estudiando sólo recibía halagos de lo bien que hacía mi trabajo. Ese reconocimiento y el observar la satisfacción y la sonrisa a las señoras al verse más bellas, fue lo que me hizo enamorarme de la peluquería. Fueron momentos muy felices y eso me enganchó.

B.M.: Si te preguntara por el peluquero que más admiras, ¿cuál nos citarías?
F.R.: Yo me he criado en Cebado y he de decir que el mejor peluquero de toda España fue Alberto Cebado. Eso es indiscutible, tanto como profesional técnico y como peluquero. También he de decir que como persona carismática, que aprovechó muy bien el marketing y como persona polifacética, hemos de decir que Lluís Llongueras sería el siguiente nombre.

B.M.: ¿Cuál es tu peluquería de referencia?
F.R.: Para Cataluña y Barcelona, sobre todo en los años '80, es la peluquería francesa. Somos mucho más franceses en ese sentimiento.

B.M.: ¿Un nombre a destacar de la peluquería francesa?
F.R.: Bruno Pittini sin lugar a dudas, el mejor peluquero de la historia.

B.M.: ¿Crees que los mitos de la peluquería han desaparecido actualmente?
F.R.: No, ya no. Ahora es mucho más difícil crear una cadena de la magnitud de los nombres que antes hemos mencionado. Es más, incluso creo que viendo su trayectoria, se quedaron cortos. Muchos peluqueros de ahora, con las herramientas de hoy y el esfuerzo que le dedicamos, hubiéramos doblado el tamaño de esas empresas en aquél momento. Ahora los líderes divos se quedan solos porque hay demasiados enfrentamientos personales que perjudican al negocio.

B.M.: ¿Qué opinas de la peluquería a domicilio?
F.R.: Antes era un servicio existente. Nosotros lo hacemos como un servicio más a gente impedida, o para bodas, etc... pero en todo caso es una variable que compite deslealmente con la peluquería que tiene local, empleados, impuestos, etc... Parece ser que es una alternativa que se está imponiendo.

B.M.: ¿Creéis en los shows de peluquería? ¿Asistís para verlos? ¿Crees que cumplen la misma función que anteriormente?
F.R.: Ahora, con la información que se baraja en los medios no necesitarías ir a ningún show. Si bien el ambientillo en directo crea otra atmósfera distinta. Los shows es el vivo y el directo que no se puede cambiar por nada. La función la hacen ya que cada uno puede difundir la visión que tiene de la peluquería.

B.M.: ¿Asistes a ferias?
F.R.: Por supuesto. Todo lo que sean novedades son bienvenidas. Hoy más que nunca. En época de bonanza económica me saltaba alguna. Hoy no me dejo ninguna porque tienes que estar en la punta de lanza. Cualquier novedad que se presente en el mercado hay que testarla, probarla, y si es buena incluirla en los salones como otro servicio más.

B.M.: ¿Cómo os relacionáis con Internet?
F.R.: Tenemos las dos marcas en nuestra página web. Tenemos además un blog donde asesoramos a los clientes de problemas capilares. También facebook, twitter, etc. Intentamos estar al día en toda esta cuestión.

B.M.: ¿Os aporta clientela Internet?
F.R.: Nunca lo hemos cuantificado. No es nuestro perfil. Creemos que el 90% de nuestro cliente viene por proximidad. Sí es cierto que algunos clientes nos vienen a visitar de zonas lejanas, pero el boca a boca es la mejor fórmula de promoción. Lo que sí hacemos son promociones y mantenemos a nuestros clientes informados por todas estas nuevas vías de comunicación.

B.M.: Antes nos has dicho que tú eres todo trabajo. ¿Cómo te definirías como persona?
F.R.: Pues una persona normal, muy familiar, con los hobbies de cualquier persona: buceo, corro, pesco, voy en bicicleta, pero ese es mi plano más personal que importa exclusivamente a mi familia.

B.M.: ¿Le dedicas mucho tiempo al trabajo?
F.R.: Todo. Todo el tiempo, pero sé desconectar cuando toca. Si me voy un mes de vacaciones desconecto completamente. Así como los fines de semana, que estoy exclusivamente con mi familia. Soy muy apasionado, así que en todo lo que me empleo lo hago al cien por cien.

B.M.: ¿Qué consejo le darías a un profesional que monta su primer salón? F.R.: Sobre todo que, a poder ser, se deje asesorar por gente que haya hecho su camino. Yo estuve muchos años trabajando en una gran empresa y antes de tomar mi camino ya me encargué mucho y muy bien de aprender cuáles eran los circuitos y garantizarme así el éxito, sobre todo en mi primer salón. Puedes tener oro molido, pero si no tienes una base sólida, un bagaje, es decir desde saber cortar el pelo a un niño hasta peinar a los componente de una boda con glamour, ya entras en el negocio cojo. Yo sé de algunos profesionales que se han independizado y no sabían hacer recogidos, o no sabían hacer ciertos servicios. Eso creo que es un error. En los tiempos en los que estamos no podemos rechazar a ningún cliente. No me montaría ningún salón hasta que no esté muy bien formado.

B.M.: En España, ¿resulta fácil montar un salón?
F.R.: Pues sí. Comparado con Alemania, por ejemplo, donde necesitas tres años de formación y 5 años de experiencia demostrada. En España, con apenas tan sólo un año de formación ya puedes abrir tu propio negocio. La diferencia es muy grande. Por eso en España hay salones de muy bajo nivel. Hemos de tener en cuenta que el peluquero toca químicos que, mal utilizados, pueden producir graves consecuencias a nuestros clientes. Y todo eso no está legislado. Nos falta mucho camino en ese sentido.

B.M.: ¿Cuánto tiempo de confianza le concedes a un nuevo salón que abres?
F.R.: Un contable te diría que un par de años. Como nunca he contemplado el final, creo que desde el momento que abres ya estás ganando. El dinero es una consecuencia del trabajo bien hecho. Desde el momento que montas un negocio ya está generando dinero, con lo que para mí ya es suficiente.

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