Desde hace tiempo, muchos son quienes fijan la vista en Errol Douglas, uno de los personajes más influyentes de la industria de la peluquería. Ejemplo vivo de cómo con fe, mucha fe y lo que ella conlleva, se puede llegar a lo más alto, Errol, imponente, más de 1,90 de altura, traspasa lo humano para trascender a lo divino. Nacido en los suburbios, hoy Errol Douglas posee la Orden del Imperio Británico concedida en 2008 por el gobierno, lores, pares, comunes e Isabel II a su labor, dedicación y aportación a la industria, lo que le sitúa en el pódium de la 'Excelencia'.
Capacidad suma
Si hay algo que distinga a Errol, aparte de un esfuerzo y dedicación sumos es su capacidad. Innata cualidad que imprime a aquello que toca. Y lo hace, y esto es una acrobacia, salto mortal exento de red que amortigüe la caída, todos los días, en su salón, con sus clientes y en sus cabellos a los que enreda y desenreda en tendencias y a los que acordona, sin ataduras, a los gestos y a las posturas. Para Errol, Londres es la fuente, el desafío implícito y explícito. Genio y genial crisol de Errol Douglas que no se circunscribe expresamente y de modo único a la isla regia. Errol, de hecho, es capaz de reconocer y retratar cualquier modo o manera que se esté produciendo o se contenga en todas y cualquier frontera.
Alabado y admirado por la inmensa mayoría, este personaje es a su vez Embajador del Reino Unido e Irlanda para Moroccanoil. Su reputación aumenta con cada galardón, los cuales se empeñan en no cesar. A Errol le envuelve en cierto modo el mágico halo del mito, el cual destapa cada vez que mueve las manos y acompasa sus pies alrededor de los giros y contragiros de cortes, versiones y tinturas. El salón de Errol Douglas, muy alejado de donde él mismo creció, Belgravia, ordenadas calles en coloniales y británicas hileras, es único, tal como su propietario. Acreditado con la Excelencia Técnica Internacional, nadie más posee dicho título. Sus clientes viajan de los cinco continentes para ser atendidos por Errol y él confiesa su orgullo.
Del East End al West End
Para un niño nacido y criado en el East End londinense, Errol Douglas explica que la peluquería no era ciertamente y a priori la mejor de las salidas. Ahora, es el propio Anthony Mascolo quien le entrevista para Infringe, la revolucionaria revista y plataforma on line que descubre, caza, retrata y proyecta a los mejores artesanos de la esfera del cabello allá donde vivan o permanezcan.
El salón de Errol Douglas, muy alejado de donde él mismo creció, Belgravia, ordenadas calles en coloniales y británicas hileras, es único, tal como su propietario.Con raíces de La Guyana, el futuro de Errol podría haber sido casi de todo menos brillante, auguraba su nacimiento y crianza. Sin embargo, un padre con sensibilidad para las artes, le hizo concebir a Errol el cabello como eso, arte, arte a manos llenas.
A la edad temprana de 12 años se decide y entra como aprendiz en un salón, esta vez del West End, había que ubicarse desde el principio. Errol trabaja duro, confiesa en sus intervenciones televisadas y escritas (porque Errol Douglas, Orden del Imperio Británico, llena páginas y líneas). Así que, y sin pensárselo mucho, en 1998 abre salón propio. Y lo hace en la exclusiva Belgravia. No podía ser de otra forma, desde entonces y hasta ahora, este rasgo, el de la exclusividad, el lujo y la personalización, define, han definido a Errol Douglas, hasta llegar a ser, como dijimos al principio, uno de los personajes más influyentes del planeta en torno a la peluquería. Y hasta aquí, la diversidad de Londres, a la que se siente atado, ha sido su compañera, lo que le facilita reconocer otras biosferas, da igual si son cercanas o lindantes al océano que le rodea.
Famoso él, otras figuras de igual naturaleza, actuales celebrities, se le han confiado. Glen peina y ha peinado a Brad Pitt, Lenny Kravitz y Diana Ross, y sus trabajos han ocupado y ocupan las páginas y portadas de publicaciones como Vogue, Tatler y Harper's Bazaar.
A Glen le encanta crear desde un punto de partida, una referencia. El arte en cualquier manifestación, le inspira. Audrey Hepburn es su epítome partícular de la belleza, tal y como adora a la década de los 60 y su simetría: Mary Quant, Vidal Sassoon...
Son las 4 de la tarde y en Belgravia ha anochecido. Hace frío, el gris y el plata níveo, apocado por la ausencia del día hielan... En Errol Douglas Salon, sin embargo, el calor se adueña, mientras el corazón bombea pasión y sus latidos reverberan.
Fotografías: Andrew O'Toole.