El sucesor al trono británico, en su tour veraniego por Gales, mostró su faceta más accesible, al interactuar con los lugareños como si de un vecino más se tratase. El pasado 10 de julio, y durante su estancia en Monmouth, una pequeña población en el sureste del Reino Unido, Carlos de Inglaterra no dudó en dar sus primeros pasos como estilista.
La agenda del príncipe de Gales incluía varias visitas pactadas. Entre ellas, figuraba un antiguo pub inglés de la zona. Una vez allí, el heredero al trono británico cogió una maquinilla y empezó a cortarle el pelo a uno de los vecinos. Poco después, y como si de una broma más se tratara, se atrevió con las tijeras. El resultado mereció la pena. Parece que Carlos de Inglaterra superó, con un aprobado, el reto propuesto entre bromas de los presentes. Todo un alivio para el voluntario y una sorpresa para los asistentes.
El príncipe de Gales probó suerte con varios oficios
Las anécdotas no se limitaron a convertir el pub en un salón de peluquería. Tras una partida al billar, llegó el momento de probar alguna de las cervezas del lugar. De nuevo, Carlos de Inglaterra llamó la atención del vecindario al servir las pintas. Así, y durante un día, el príncipe británico dio sus primeros pasos como peluquero y camarero. Con ello, dio muestras de su sentido del humor y su interés en estrechar lazos con su pueblo. Además, dio la impresión que desempeñaría, con éxito, ambas profesiones si así se lo propusiera.