Eran los años 60. Leslie Cavendish tenía 19 años cuando empezó a cortar el pelo a famosos como los Beatles. El entonces aprendiz de Vidal Sassoon, a quien agradece haberle enseñado a estar callado y saber escuchar a los demás, parecía tocar el cielo con las manos. El hecho de empezar a trabajar con uno de los grandes genios de la peluquería, ya lo convertía en un ayudante afortunado. Pocos meses después, la actriz Jane Asher, novia de Paul McCartney, le preguntaba si le podía cortar el pelo al popular Beatle. Así lo relata Cavendish en su libro The Cutting Edge, en colaboración con el escritor y psicólogo Eduardo Jáuregui y el historiador Neil McNaughton, donde recoge sus vivencias junto a los Beatles hasta la ruptura del cuarteto británico.
En su libro, el estilista narra que se desplazó hasta la avenida Cavendish, cuyo nombre coincidía con su apellido, donde vivía Paul McCartney. El peluquero explica que el beatle no le dio casi instrucciones pero que se mostró satisfecho con el resultado. Ese corte de pelo le facilitaría el acceso al resto de los componentes de los Beatles, inmersos en la creación del álbum Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band. Cavendish también revela que se convirtió en un asiduo a los Abbey Road Studios, estando presente en la creación del álbum del mismo nombre, el undécimo de la banda británica de rock, lanzado a finales de septiembre del año 1969 en el Reino Unido.
Look improvisado
El autor también explica que la imagen de los Beatles era improvisada hasta cierto punto. Si uno de los componentes de la banda se cortaba el pelo, el resto le seguían. Lo mismo sucedía si alguno de ellos se lo dejaba largo. Además, Cavendish asegura que las imágenes del cuarteto expresaban la estética y el álbum que componían en cada una de las etapas de su carrera musical. Como los mostachos y las patillas del disco Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band.
Respecto a los músicos, el peluquero asegura que McCartney, Starr y Harrison tenían mejor cuero cabelludo que Lennon. Además, reconoce que Harrison poseía un cabello más grueso que McCartney, mientras que Starr le visitaba con menos frecuencia ya que su mujer era peluquera. Del desaparecido Lennon comenta que movía mucho la cabeza, por lo que era difícil cortarle el cabello. Con el tiempo, y tras afianzar su relación con Yoko Ono, el Beatle se dejaría crecer el cabello y se limitaría, únicamente, a dejarse cortar las puntas, tal y como rememora Cavendish en el libro.