"El único límite para nuestra comprensión del mañana
serán nuestras dudas del presente"
.
Franklin Delano Roosevelt, trigésimo segundo
presidente de los Estados Unidos (1882-1945).


En una situación de crisis global como la que estamos sufriendo, el papel del capital humano ocupa un espacio clave para encontrar métodos que permitan afrontarla y superarla. Por capital humano entendemos todos aquellos conocimientos y habilidades útiles a la producción que acumulan tanto los individuos como las empresas u organizaciones.

Por tanto, la inversión en capital humano es básica para conseguir productividad, competitividad y crecimiento económico. Salir de la crisis requiere de mucho esfuerzo, tanto a nivel económico como de imaginación, pero sobre todo en técnicas de desarrollo y producción. Invirtiendo en formación, por ejemplo, se potencia el presente y se trabaja para el futuro.

Potenciar al capital humano mediante inversión en formación continua es muy importante, tanto a nivel empresarial como estatal. La intervención del Estado para fomentar dicha inversión puede asegurar la obtención de tasas de crecimiento más elevadas. Desgraciadamente, España es un país que no cree en la formación. Otros países europeos, así como Estados Unidos o Japón, sí apuestan por este camino. En España, el fracaso escolar está por encima del 30%, sin que nadie haga nada por evitarlo. Todo lo contrario, se inician recortes en educación. Además, existe un casi nulo reconocimiento al trabajo de nuestros científicos e investigadores. España también ha recortado en programas de formación continuada tanto para parados como para asalariados. No invertimos en capital humano, y así nos va.

En un estudio europeo sobre las inversiones en capital humano se nos sitúa en antepenúltima posición, por delante de Portugal e Irlanda, y con un gasto en formación por persona/vida de 78.197 euros. Los primeros de la lista, Suecia y Dinamarca, invierten 175.000 euros. De esta forma, no parece sorprendente que Grecia, España, Portugal e Irlanda sean los países que peor estén soportando la crisis.

Y si el Estado no hace nada, nosotros sí debemos hacerlo. Por suerte, tenemos proveedores que invierten recursos en demostraciones y formación de personal para que el profesional de la peluquería conozca y aprenda nuevas técnicas, métodos y productos que le ayuden a afianzar y desarrollar su negocio. Debemos aprovechar estas oportunidades y, además, siempre será un valor añadido realizar otros cursos formativos. Sólo invirtiendo en formación podremos superar este momento y, al mismo tiempo, estaremos fortaleciéndonos de cara al futuro.

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