Miquel
Fabré
Director General Fama Fabré
Esta práctica, ya muy extendida en todo el mundo, conlleva grandes pérdidas a las empresas propietarias de las marcas o artículos copiados, ya que muchas de ellas emplean a diseñadores, investigadores, o sea lo que llamamos I+D.
El problema se agrava cuando el comprador o usuario ignora que elobjeto comprado es falso. Sólo se dará cuenta cuando, por cualquierproblema, acuda a un servicio oficial para que le reparen su “joya”. La verdad es que pensaba que nuestro mundillo de la peluquería quedaba muy lejos de las miras de los fotocopistas. Pero no es así.
Estamos acostumbrados que si una herramienta profesional novedosa tiene éxito, rápidamente la competencia trata de imitar sus cualidades, diseño o estructura, y esto es normal. Ocurre con los automóviles, con los televisores o con las lavadoras. Unos marcan tendencias y otros las siguen, pero lo que no es lícito ni comprensible es que algún fabricante listillo, copie hasta el más mínimo detalle del original, copie la caja, copie la marca e incluso el folleto con la garantía. Sólo se copian los mejores, y en este caso, el secador Parlux ha sido la víctima escogida, ya que aparte de burdas imitaciones en las que incluso los colores de la marca, la forma de las letras o el diseño de la caja han sido imitados, he comprobado con mis propios ojos una copia casi exacta del Parlux 2800. Por lo menos en lo que a apariencia se refiere.
Y esto es un delito. Penal, moral y ético. Siempre será mucho más fácil copiar que inventar, pero todo tiene un límite y las leyes sirven para proteger al que se esfuerza y castigar la falta de escrúpulos. No permitas que te den gato por liebre.