"No te sientes y esperes a que lleguen las oportunidades.
Levántate y créalas".
Madam C.J. Walker, empresaria y filántropa estadounidense,
considerada la primera mujer afroamericana en convertirse
en millonaria en los Estados Unidos con una línea de belleza
y peluquería para mujeres negras (1867-1919). ​

Sea cual sea tu tipo de salón, cadena, más grande o pequeña o al contrario, peluquería de barrio, premium o no, queda claro que el siglo XXI impone determinadas reglas a la hora de sobrevivir, y lo más importante, de crecer y desarrollarse como negocio.

A pie de calle, y consultados algunos de los profesionales más interesantes de la actualidad y en nuestro país, una reflexión unánime parece guiarlos a todos. Así nos encontramos, como prioritario y en primer lugar, con el concepto de marca, decidir a qué tipo de público quieres dirigirte y a partir de ahí, empezar a trabajar. A continuación: no olvidar el diseño del espacio. Tres: rodearte de un equipo fiel y efectivo y mantenerlo. Y, por último: involucrarse en la digitalización.

Por supuesto, todo ello, con la vocación empresarial equiparándose a la artística y haciendo de la formación y el reciclaje un impulso en el trayecto. Porque, si no eres un buen peluquero, peluquera, que diagnostique, trate y embellezca..., olvídate, jamás disfrutarás de un cliente satisfecho y permanente frente a tu competencia.

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