Carlos Valiente: 'Los Premios Fígaro cambiaron nuestra vida'

Carlos Valiente es el ejemplo tangible de que la perfección existe. Tanto en lo referido al arte como a la empresa. Al frente de Salones Carlos Valiente, Alzira (Valencia), este estilista, uno de los más importantes y representativos de la escena actual de la peluquería, tiene en los Premios Fígaro a uno de sus valedores más significativos. Peluquero Español del Año 2018, no obstante, Valiente y su equipo, quienes conforman una piña, un engranaje sin fisuras, han logrado otras y distintas distinciones a lo largo de la historia de estos, los Premios de la Peluquería Española.

Hoy, la edición 2020, anuncia su celebración en streaming, el próximo domingo, día 25 de octubre a partir de las 19 horas y tiene abierta la participación y presentación de colecciones en la competición hasta el 3 de septiembre (¡todavía tienes tiempo!).

Club Fígaro, la entidad responsable de la creación de estos galardones, anuncia muchas novedades y sorpresas, y tiene en sus ganadores y concursantes, en la industria de la peluquería en general y sus profesionales, un apoyo e impulso inestimable, cada elemento se retroalimenta a sí mismo y al siguiente dando lugar a una línea ascendente e infinita (#TodosSomosFígaro, #YoSoyFígaro). Es el caso de Carlos, Carlos Valiente, quien hoy revisa para nosotros su trayectoria y participación en esta fiesta del sector en nuestro país como una de las figuras más relevantes de la misma. Sin olvidar a su equipo, fiel reflejo de su forma de pensar y hacer peluquería.

¿Qué significó para ti el nacimiento de los Premios Fígaro, ahora ya con más de una década a sus espaldas?
Los premios Fígaro nacieron un par de años antes de que nuestra firma comenzara a crear colecciones artísticas. Recuerdo que mi primer contacto con los premios fue en la segunda edición, cuando se celebró en Valencia, y tanto mi equipo como yo nos quedamos maravillados con lo que podía aportarnos este certamen. Un año después decidimos presentarnos y conseguimos ganar nuestro primer Fígaro. Y a partir de aquí, nuestra vida cambió para siempre. Así que puedo concluir que el nacimiento de los premios supuso la mayor revolución que ha vivido nuestra firma.

¿Y qué ha supuesto coronar la cima con un Fígaro como Peluquero Español del Año?
Pues, aunque suene bastante manido, nos costó varias semanas comenzar a saborear lo que supuso el PEA 2018 (Peluquero Español del Año). Yo mismo bajé ese día del escenario literalmente flotando (supongo que el que mi equipo me bajara en brazos tuvo algo que ver -recuerda con una sonrisa plena Valiente-). Pero con los días nos dimos cuenta de hasta dónde habíamos llegado, y sin duda ha sido el premio más grande que ha conseguido nuestra marca.

¿En qué y en concreto de qué modo impulsó tu carrera este premio?
Nuestro primer Fígaro nos catapultó al panorama nacional de la Peluquería e hizo que tuviéramos que evolucionar como firma y como empresa. En 2014 llegó nuestra segunda estatuilla y nos consolidamos como profesionales ante nuestros colegas en toda España. Aquí también volvimos a evolucionar y sentamos las bases de lo que somos ahora. El PEA supuso la consolidación internacional como artistas y formadores y nuestra última transformación como empresa. Llámalo casualidad, pero así es como han influido estos premios en nuestra casa.

¿Qué es un premio Fígaro?
Los que me conocen ya saben la respuesta. Es una oportunidad. La oportunidad de crecer como profesional, de hacer nuevas cosas, trabajar más y mejor. Es una llave que te abre muchas puertas, si sabes gestionarlo. Creo que un Fígaro no es una meta, es más bien una nueva etapa.

¿Y qué representa para ti en particular y para la peluquería, el sector en general, el Club Fígaro?
Creo que los Fígaro han sido la catapulta que ha lanzado a la peluquería española hacia los primeros puestos de la peluquería internacional. Sólo hay que fijarse en la progresión del número de finalistas en premios internacionales (como el Visionary Award o los AIPP, por poner dos ejemplos) desde que comenzaron a otorgarse los Fígaro. Un finalista español ha pasado de ser algo anecdótico a ser la regla general. Estos premios han servido para que los profesionales españoles nos creamos que podemos estar entre la élite mundial.

¿Por qué hay que estar sí o sí en esta nueva edición de los Premios Fígaro?
Porque ahora más que nunca hay que apostar por la innovación. Hay que marcar la diferencia. Y Los premios Fígaro son los premios más importantes de la peluquería española. Son la plataforma perfecta para darse a conocer, a los que comienzan y para que recuerden que seguimos dando guerra, en lo referido a los más veteranos. Los momentos de crisis también lo son de oportunidades y conseguir el premio más prestigioso de la peluquería nacional y uno de los más reconocidos a nivel internacional es una auténtica oportunidad.

¿Cómo ayudará en estos tiempos turbulentos, nunca antes conocidos por las generaciones actuales, el que sea posible realizar una nueva edición en streaming de estos premios?
Creo que es la decisión más acertada por los momentos en los que estamos viviendo. Esta decisión va a permitir que podamos vivir los premios y va a contribuir a que mantengamos cierta normalidad dentro de la gran anormalidad que estamos viviendo. Mentiría si dijera que tanto yo como mi equipo no vamos a echar de menos su pasarela y, si volvemos a tener suerte y conseguir una estatuilla, su backstage. Pero, por el momento, es la decisión más acertada.

¿Qué esperas de esta edición?
Espero y deseo que se siga manteniendo el increíble nivel que ha tenido el concurso durante estos años. Y creo que va a ser una edición con muchas sorpresas. De eso estoy seguro.

¿Te vas a presentar este año?
Por supuesto, nuestra firma peleará por estar en la final como hemos hecho anteriormente.

¿Optimista ante el futuro...?
¡Claro! No es momento de venirse abajo. Sobre todo cuando tienes un equipo contigo. Tienes que aprender a apoyarte en él y a que tu equipo se apoye en ti. Si perdemos las ganas de seguir trabajando creo que estamos condenados a desaparecer. Es momento de luchar, no de bajar los brazos.