Andreia Apostul: 'La peluquería es arte'

Andreia Apostul (Puçol, Valencia), llegó a España con 19 años, poco después de su llegada, se casó, pero a los 25 años se divorció. Este evento marcó un punto de inflexión en su vida, obligándola a madurar rápidamente. Aunque este aspecto pertenece a la esfera personal e íntima de Andreia, es importante destacarlo como un momento crucial que la llevó a reconsiderar muchos aspectos de su carrera profesional.

Fue un momento determinante que la llevó a adentrarse en el mundo de la belleza y el hairstyling. Siempre había sentido fascinación por este campo, y de manera inesperada, mientras paseaba por la calle, se topó con una academia de peluquería profesional. No dudó ni un instante en tomar la decisión de formarse como peluquera, y sin duda, acertó.

Andreia Apostul.

Siempre ha pensado que “no ha venido a la tierra sólo para hacer sombra, sino que desde mi interior sentía que debía aportar algo significativo”, dice Andreia. No solo aspiraba a ser una peluquera; también anhelaba crecer, evolucionar, aprender y, lo más importante, transmitir su savoir faire.

Sus inicios profesionales fueron humildes, al poco tiempo de acabar su formación entró en un salón como aprendiz, donde ganaba muy poco; pero su inquietud la condujo a crear su propio salón. Un proyecto personal lleno de ilusión y sacrificio.

Para llegar a donde ella deseaba, ser una peluquera referente, tenía claro que debía destacar en algún campo. En sus propias palabras “un peluquero tiene que destacar en algo, aunque debe controlar todas las disciplinas del hairstyling, es obligatorio despuntar en algún ámbito. La peluquería como se ha entendido durante años ya no funciona, lo convencional no funciona”, asegura Apostul.

El camino para especializarse pasó por una formación complementaria exhaustiva. Cuando acabó los estudios en la academia ya tenía claro que la formación complementaria la llevaría a la perfección que ansiaba. Por eso su inversión en cursos de especialización ha sido elevada y la ha llevado a países como Italia, Moldavia o Rusia para aprender de los mejores. Es, precisamente en esta última etapa, donde se percata de que hay muchas formas de entender la belleza, y que cada cultura la entiende de una manera. Andreia supo captar todos estos inputs para crear un estilo propio, el suyo. Un estilo que evoca belleza, glamour, delicadeza y exalta la feminidad.

Cuando regresaba de su última formación en Rusia, se produjo el confinamiento por la pandemia. A pesar de las circunstancias, necesitaba practicar lo que acababa de aprender, y así fue como se popularizó a través de sus directos en redes sociales. Para ella era la forma de practicar, entrenar, perfeccionarse. La acogida que tuvo fue muy buena. Eso la hizo conectar con un público que la seguía y se interesaba por sus creaciones. Para ella el confinamiento fue la oportunidad de descubrir su valía para transmitir y hacer llegar un conocimiento.

Aunque la peluquería sigue siendo su pasión, la faceta de formadora es lo que realmente la llena. Es crucial para ella recordar que, en su momento, también fue alumna, lo que le permite ponerse en el lugar del estudiante y encontrar la mejor manera de explicar un proceso.

La peluquería es un oficio que muchas veces se trabaja en piloto automático, y que hace que la rentabilidad del negocio prevalezca frente a la creatividad. Comenta que en general tendemos a perder la calidad para priorizar la cantidad. Y eso va en contra de preservar el arte y la pasión que caracteriza a la peluquería. “La peluquería no es solo cortar el pelo. Para ser peluquera hay que saber adaptarse a cualquier cliente. Tu estilo no se puede volcar en todos tus clientes. Hay que personalizar los servicios a cada perfil”, advierte Andreia

Su crecimiento profesional se debe en gran medida a su participación en competiciones, las cuales son de suma importancia debido a la disciplina y exigencia que conllevan. "Estas competiciones te sacan de tu zona de confort y requieren una preparación rigurosa, donde te enfocas en un proyecto desafiante. Competir te recuerda que la peluquería es un arte, una disciplina que permite crear algo hermoso", asegura.

Para ella, ONB España es una de las mejores experiencias que ha tenido en la vida. Destaca el compañerismo y la unión familiar que caracterizan a esta organización. Recomienda a todos los profesionales de la peluquería que salgan de su zona de confort y comiencen a participar en competiciones. No solo se trata de una competición, sino también de una oportunidad para establecer contactos y crear sinergias sumamente interesantes. “La tenacilla Spring Curler de Steinhart Professional, me ha cautivado, es perfecta para las ondas Glam de competición”, dice la peluquera

El nivel de exigencia de las competiciones y el constante cambio y evolución en las tendencias la mantienen siempre a la vanguardia de las nuevas herramientas que aparecen en el mercado. En particular, destaca la tenacilla Spring Curler de Steinhart Professional, una herramienta que le ayuda enormemente en la creación de ondas 'glam' o 'classic', peinados típicos de competición, reduciendo el tiempo de elaboración a tan solo 30 minutos. Destaca su rapidez y el tamaño de 25 mm, ideal para crear ondas perfectas que cumplan con los requisitos de las competiciones. La forma en espiral de la punta facilita la sujeción del mechón de pelo de manera más cómoda. Además, ella prefiere no utilizar la plancha en sus servicios profesionales, ya que considera que su uso es más adecuado para el ámbito doméstico. En su opinión, un profesional debe ofrecer un servicio que la cliente no pueda replicar en casa, destacando así la técnica del profesional y añadiendo un valor complementario al servicio.