Arcilloterapia capilar o cómo sanar el cabello de manera natural

Todos hemos oído hablar de la arcilloterapia, una técnica muy antigua perteneciente al ámbito de la naturopatía estética, formada por terapias naturales o alternativas. La técnica aplica lodos, barros o arcillas con el propósito de recuperar o mantener la belleza de la piel. La arcilloterapia ha demostrado su eficacia, también, para eliminar impurezas de la piel y deshacerse de las toxinas, luchar contra la celulitis y fortalecer las defensas de la piel. En síntesis, esta terapia proporciona gran cantidad de nutrientes al organismo.

Las aplicaciones de la arcilloterapia son muy conocidas. Sin embargo, sus virtudes como tratamiento capilar no lo son tanto. Desde Brasil, llega la arcilloterapia capilar como técnica para sanar el cuero cabelludo y facilitar la mejoría de cualquier melena. Un proceso natural, sin químicos, ideal para niñas y mujeres embarazadas, en opinión del equipo de Aquarela Peluqueros.

Arcilla rica en oligoelementos y sales minerales

La arcilla es un material natural, compuesto por partículas extremamente pequeñas de silicato minimizado, o silicato de aluminio, además de algunos oligoelementos y sales minerales (zinc, calcio, potasio, hierro, magnesio, silicio -considerado el segundo elemento más abundante en la naturaleza- y sodio). Estos minerales actúan como potenciadores de determinados efectos, en función de su grado de concentración. Sus propiedades ayudan a mantener la salud del cuero cabelludo y de la hebra.

En la terapia capilar, la arcilla ejerce funciones bactericidas, regeneradoras, antiinflamatorias y antisépticas. La aplicación de este elemento en la raíz promueve una especie de peeling capilar. Entre sus propiedades, cabe citar:

• La arcilla remueve las células muertas.
• Remueve las toxinas del organismo.
• Activa la circulación del cuero cabelludo.
• Absorbe las impurezas y residuos, realizando así una limpieza profunda.

Resultados de la técnica

La aplicación de arcilloterapia muestra que el cabello se reconstituye, nutre y fortalece, además de ayudar al crecimiento saludable del pelo. Este material repone las proteínas del bulbo capilar y se adapta a cualquier tipo de cabello.

Al ser rica en sales minerales, la arcilloterapia se utiliza en casos de caspa, seborrea y caída del pelo debido a su acción cicatrizante y estabilizadora del equilibrio de las funciones orgánicas.

Según los diagnósticos, la técnica se debe realizar con un mínimo de cinco sesiones, hasta 12 si fuera necesario, en un intervalo de 15 días. A partir de ese momento, el mantenimiento equivale a una sesión mensual o bimensual. Los resultados se empiezan a notar a partir de la tercera sesión, según el caso.

• Caída: resultados observados a partir de la segunda sesión.
• Caspa: resultados percibidos a partir de la tercera o cuarta sesión.
• Crecimiento: resultados observados más o menos a la mitad del tratamiento, siendo bastante visibles tras los seis meses.

La arcilloterapia es una fase de la terapia capilar, por lo que se considera, también, una aliada combinada con otros tratamientos como el détox capilar y la cauterización.

Tipos de arcillas empleadas

Las arcillas blancas, verdes y negras son las más recomendadas para la hebra. La blanca es más leve y suave; la verde es ideal para cabellos normales que necesitan tonificación y limpieza y la negra para cabelleras con exceso de grasa en el cuero cabelludo. Para uso profesional, se utiliza arcilla esterilizada u orgánica.

La arcilla verde se aplica en cabellos normales y grasos, con el propósito de tonificar, limpiar y estimular el cuero cabelludo. En el caso de cabellos muy, muy grasos, que sufren caídas, es necesario utilizar la arcilla negra.

A pesar de que existen varios tipos de arcillas, las más habituales son la verde y la negra por sus acciones astringentes, tonificantes y estimulantes.

• Arcilla blanca: rica en silicio y aluminio con varios oligoelementos. Aumenta la oxigenación de las áreas congestionadas, regula la queratinización y la disfunción del cuero cabelludo.

• Arcilla verde: abundante en magnesio, manganeso silicio y varios oligoelementos. Desinflama, exfolia, reduce la producción sebácea, desintoxica y ejerce un efecto astringente.
• Arcilla gris: abundante en aluminio y silicio. Mejora la circulación sanguínea y linfática, con efecto antiinflamatorio y cicatrizante. Este tipo de arcilla disminuye la caída del pelo.
• Arcilla amarilla: rica en silicio y aluminio. Acción calmante y regeneradora de tejidos.
• Arcilla roja: rica en hierro y silicio. Empleada en tratamientos de celulitis, grasas localizadas, papada e hinchazones.
• Arcilla negra: rica en titanio, aluminio y silicio (argila rara). Activa la circulación, contribuye a la renovación celular, efecto cicatrizante, desintoxicante, astringente y antiinflamatorio. Además, combate la caída del cabello provocada por la edad.

Paso a paso de la arcilloterapia capilar

• Se coloca la arcilla en polvo en un recipiente de vidrio, cerámica o de plástico (nunca en un recipiente de metal). Poco a poco, se añade un poco de agua filtrada, hervida o desmineralizada hasta formar una pasta de consistencia leve. La arcilla capilar no es la misma que la utilizada en los tratamientos cutáneos. Es una arcilla especial y mucho más fina para evitar la sequedad del cabello.
• Se mezcla hasta obtener una pasta de consistencia leve. Ni muy liquida ni muy gruesa.
• En el pelo seco, se separan mechones como si fuésemos a aplicar un tinte. Poco a poco con el pincel, se reparte la arcilla en la raíz por todo el cuero cabelludo. No se aplica en el resto del pelo ya que el tratamiento está dirigido al cuero cabelludo y a la raíz del pelo.
• Se deja actuar durante 30 minutos y se aclara el pelo con abundante agua para remover todo el producto.
• A continuación, se aplica una mascarilla hidratante de reposición de masa capilar y se deja actuar 10 minutos.
• Se aclara y peina al gusto del cliente.

Un apunte importante. En algunos casos, se puede potenciar el efecto de la arcilla con el calor para una mejor exfoliación. Aun así, solo un profesional puede decidir cuándo utilizarlo y en qué caso se necesitaría.