Coincidiendo con la gala de los Style Master en Barcelona, tuve la oportunidad de conocer en persona a Antonio Calvo, uno de los profesionales más reconocidos del sector. El estilista gallego ha regresado, semanas atrás, de su segunda gira por Sudamérica, como embajador de Recamier Professional, donde ha compartido escenario con Pedro Muñoz. Antonio Calvo nos ha hablado sobre su amistad con Muñoz y de la peluquería sudamericana, donde se aprecia nivel técnico y ganas de aprender. "El problema es que no existe una formación reglada y muchos profesionales están sujetos a las marcas. Algunos peluqueros trabajan en el salón desde los 17 años y, sin embargo, no han tenido la oportunidad de formarse y prepararse", lamenta. Su trayectoria es impecable: ganador de cuatro Fígaros -Mejor Colección de Vanguardia por Sund Ridges y Mejor Pasarela por Moustache en el año 2013; Mejor Peluquero Revelación en el año 2014 y Mejor Colección de Vanguardia en el año 2016 por Lizard-, finalista a Peluquero Español del Año 2017 y Premio Imaxe 2017. Locuaz, cercano y divertido, Antonio Calvo se ha sincerado con nosotros y nos ha hablado de algunos momentos de inflexión de su trayectoria profesional y personal. Algo que le agradecemos desde Beauty Market.
Creo que la peluquería española, y sobre todo la que yo hago, tiene mucho en común con la sudamericana. Trabajamos la técnica y los cortes estructurados con un punto latino: cabellos ondulados, con volumen, muy femeninos y que favorezcan a la mujer.
Beauty Market: Antonio, has viajado a Barcelona con motivo de la gala de los Style Masters Awards 2018. ¿Cómo has visto esta edición?
Antonio Calvo: Me ha gustado mucho. Cada edición es un paso más, una evolución. Yo creo que los Style Masters nunca dejan indiferente a nadie. Este evento enamora por el concepto en sí mismo del show. No puedes pararte a pensar si te gustó o no un peinado, una prenda o colección. En conjunto, es algo espectacular.
Este año, los miembros de la plataforma Revlon Professional Salon Adviser nos encargábamos del segmento Eksperience, la nueva línea de tratamientos profesionales de belleza capilar de la marca. Yo debía colaborar en una colección pero al final no pudo ser. Hacía un mes que había regresado de mi gira, junto a Pedro Muñoz, por Sudamérica. Así que me he limitado a disfrutar del espectáculo.
B.M.: Lograste el Style Masters del año 2013, fuiste finalista tres años después y también has sido el invitado del Style Masters América.
A.C.: Cierto. He trabajado con ellos en varias ocasiones, y reconozco que siempre lo disfruto. Cuando conoces el ambiente que se respira en el backstage de un Style Masters, como espectador aún lo gozas más.
Nos ha sorprendido mucho la acogida que ha recibido nuestra coloración, con la que intentamos optimizar el tiempo de aplicación y eso la hace novedosa en estos países.
B.M.: Acabas de finalizar una gira latinoamericana de un mes y medio con Pedro Muñoz, representando a la firma Recamier Professional. Creo que ya le conocías con anterioridad. ¿Cómo surgió este proyecto? ¿Qué destacarías de Pedro?
A.C.: El año pasado, coincidiendo con la gira anterior, surgió la idea de hacer una colección masculina, mientras estaba en Cartagena de Indias (Colombia). Se me ocurrió recomendar a Pedro Muñoz, el peluquero ideal para ello y también el más técnico que conozco. Pedro tiene esa faceta de artista tan importante en la profesión, aunque también es muy correcto desde el punto de vista técnico. Como diríamos en danza, nunca da un paso adelante sin apoyar bien la cadera. Ese segundo paso lo da tras un primero que le ha permitido continuar. Le caracteriza esa visión técnica de la peluquería.
Pedro y yo nos conocimos en la cena del Style Masters celebrada en Madrid cinco años atrás. Él recibía el All Star Challenge y yo el Style Masters. Durante la cena, coincidimos en la misma mesa con Miquel García, Charles Waters y Albert Sanromà. La verdad es que no cruzamos muchas palabras, pero me dio la impresión de que era una persona noble y tranquila. Por su parte, él me considera muy impulsivo. En realidad, creo que tengo más autocontrol y soy menos impulsivo de lo que cree.
Cuando estamos juntos somos como Zipi y Zape. Quizás este buen rollo se deba a que siempre decimos lo que pensamos y eso nos hace muy libres. Pocas veces sucede, pero nosotros lo hemos conseguido.
B.M.: Habéis estado en Perú, Colombia, Ecuador. Tú ya las conocías de la gira anterior. ¿Qué balance haces de esta experiencia?¿Qué diferencias has apreciado, sobre todo en peluquería, respecto del año anterior?
A.C.: El primer año fue todo sobrecogedor. Cuando llegas allí no imaginas que la gente te reciba de esa manera. Yo no conocía Sudamérica, aunque había estado en México de vacaciones un par de veces. Hemos recibido información errónea acerca de estos países, como si fueran tercermundistas. Nada más lejos de la realidad. Llegará un día en que serán conscientes del potencial que tienen y entonces ya podemos empezar a temblar.
En Sudamérica se vive al día: las cosas no se planifican con antelación. Además, los shows de peluquería son interminables. El año pasado, los míos duraban dos horas y cuarto y, aun así, les parecían muy rápidos. El público quiere ver los cortes enteros: les gusta la faceta creativa, la vanguardia, pero les apasiona la técnica utilizada. Les encanta ver el paso a paso de cada look, desde el principio al final.
Este año, mis shows han durado dos horas y media y no estoy dispuesto a prolongarlos más. Piensa que cada espectáculo implica 12 horas de trabajo previo. Si un show se hace a las cinco de la tarde, lo hemos preparado a partir de las cinco de la mañana.
En Sudamérica se vive al día, los 'shows' de peluquería son interminables. El año pasado, los míos duraban dos horas y cuarto y, aun así, les parecían muy rápidos.
B.M.: Hemos hablado del corte. Pero, ¿qué nos puedes decir del color?
A.C.: A nosotros nos piden color en directo, pero eso no es un show; sino un atelier. Nos ha sorprendido mucho la acogida que ha recibido nuestra coloración, con la que intentamos optimizar el tiempo de aplicación y eso la hace novedosa en estos países. Y es que el concepto tiempo no es tan importante en Sudamérica. Una hora de peluquería les resulta más económica que a nosotros. Además, los profesionales parten de la idea que la clienta debe pasar toda la mañana en la peluquería. No obstante, esto empieza a cambiar. Incluso, los propios técnicos de Recamier empiezan a entender que se simplifique para conseguir los máximos resultados en el mínimo tiempo posible. Hoy en día, la mujer no quiere perder el tiempo en la peluquería, sino utilizarlo como ella quiera. Igualmente, a los peluqueros les empieza a gustar el hecho de dedicar menos tiempo al color. Eso es lo que estoy cambiando allí.
B.M.: Háblanos de las colecciones que habéis presentado durante esta gira sudamericana. ¿Cómo las definirías?
A.C.: En esta ocasión, hemos presentado cinco colecciones. Yo tengo una teoría que, posiblemente, gran parte de compañeros de profesión no comparte conmigo. En nuestra profesión existen unas raíces muy importantes que no podemos olvidar: los tubos, las anillas, las mechas de gorro, los tintes y la peluquería que se hace desde siempre. Los peluqueros tenemos tantas ganas de innovar que sale algo nuevo y el resto lo desechamos porque nos parece antiguo. Nosotros hicimos una colección de mujer pensando en las raíces a la que llamamos Juliette, en honor a la fundadora de la compañía. Juliette se duerme y tiene un sueño: ahí surge la versión editorial de esta colección comercial a la que he llamado Juliette in Dreams.
Las dos colecciones masculinas son Evolution, que refleja la evolución de la peluquería y la marca para crecer y lograr el triunfo y Winner, donde se muestra a un hombre triunfador que ha alcanzado el éxito en su estrato social.
En nuestra profesión existen unas raíces muy importantes que no podemos olvidar: los tubos, las anillas, las mechas de gorro, los tintes y la peluquería que se hace desde siempre.
B.M.: Básicamente, ¿qué similitudes y diferencias aprecias entre la peluquería española y la sudamericana?
A.C.: En concreto, creo que la peluquería española, y sobre todo la que yo hago, tiene mucho en común con la sudamericana. Trabajamos la técnica y los cortes estructurados con un punto latino: cabellos ondulados, con volumen, muy femeninos y que favorezcan a la mujer. Por el contrario, en Sudamérica admiran la peluquería anglosajona pero son conscientes de que no encaja con ellos ni se la van a hacer a sus clientas. Su criterio principal es embellecer y destacar la feminidad, aunque ya se empiezan a fijar más en la moda y huir de los cánones.
Los peluqueros sudamericanos se hallan en el mismo punto que nosotros años atrás: deben crecer y rebelarse. No tienen pudor a la hora de mostrar sus carencias, necesidades y expresarlas de verdad. Creo que son muy naturales y eso me gusta mucho.
B.M.: Has comentado que uno de los objetivos de esta gira es dignificar la profesión. ¿Los peluqueros se deben valorar más?
A.C.: Totalmente. Cuando llegas a Colombia y ves cómo te recibe la gente, entiendes que debes dignificar la peluquería. Es un sentimiento. Yo me he emocionado cuando algunas peluqueras colombianas, de edad avanzada, me abrazaban y se hacían fotografías conmigo. La mayoría te admiran, aunque no se sienten así. Sin embargo, eso no es lo peor: algunos están trabajando con más de 70 años y eso no puede ser. La peluquería debe ser tan digna que nos permita vivir bien y formarnos para seguir creciendo. Esa también es una manera de dignificar y sentirse orgulloso de esta profesión. No se trata de cobrar más; sino de un sentimiento. Y los profesionales de estos países deberían ser conscientes de ello.
Estoy inmerso en una nueva colección que se va a llamar 'Fénix', el resurgir de las cenizas. La concibo como una vanguardia controlada, bonita y delicada, sin género. La voy a trabajar con posticería, extremadamente pulida, plasmando miles de texturas.
B.M.: ¿Cómo se pasa de tener un salón de 320 m2 en Narón (Ferrol), a conseguir cuatro Fígaros?
A.C.: Yo siempre había querido estudiar Bellas Artes, ya que me apasionan las actividades artísticas. Con 20 años abrí Antonio Calvo Estilistas, en unos bajos de 87 m2, con la idea de compaginar la peluquería con la carrera de Bellas Artes. Pero vi que empezaba a tener clientela y, seis meses después de la apertura, ya éramos seis personas en el salón. Hoy en día, Antonio Calvo Estilistas cuenta con 300 m2 que incluyen un pequeño estudio donde experimento y fotografío cada uno de los modelos.
Cuando vi que era viable, empecé a explorar mi faceta artística y me presenté al certamen Novoprof de peluquería que se celebraba en el Palau Sant Jordi de Barcelona. Me encargué de todo -vestuario, coreografía, etc.- y quedé como finalista nacional. A partir de ahí, empecé a colaborar con Revlon, participando en el Style Masters Show. En el año 2012 me presenté con varias fotos mías que ahora me parecen esperpénticas (ríe) y quedé finalista a Mejor Colección de Vanguardia con Anunnakis. Un año después participé con tres colecciones, aunque en aquel momento solo se podía concurrir con dos: Sund Ridges, Moustache y Dark Moon. Finalmente, logré dos Fígaros, Mejor Colección de Vanguardia y Mejor Colección Masculina por las dos primeras. La tercera quedó como finalista. La gracia de Moustache consistía en poner de moda las barbas cuando aún no se hablaba de ellas como se hace ahora. Sin duda, fue un año muy intenso. Tras varios años como finalista y ganador de algunos Fígaros, este año no me he presentado.
B.M.: ¿Y eso?
A.C.: Tengo la sensación que debo empezar a frenar un poco. No puedes estar en todo y en todos los sitios. Una vez estás arriba, el temor a caer también te hace darte cuenta que no estás suspendido ahí, por gracia divina. Y este año he preferido hacer cosas para mí. No quiero crear una peluquería efectista, que guste, sino una con la que me sienta 100% contento. Sea del agrado de los demás o no.
B.M.: ¿De cuál de tus colecciones te sientes más orgulloso?
A.C.: Desde el punto de vista fotográfico, me gustaría destacar la de Miss Doolittle, finalista a Peluquero Español del Año 2014. Esa colección se inspira en Cecil Beaton, director de fotografía y diseñador de vestuario ganador de un Oscar por My Fair Lady. A día de hoy, veo el vídeo y todavía se me pone la piel de gallina. Miss Doolittle tiene todo lo que yo quería: la sutileza del vestuario y la música, por ejemplo. También me quedo con lo que me dijeron Pedro Mansilla y Cuca Solana al finalizar el certamen.
La peluquería debe ser tan digna que nos permita vivir bien y formarnos para seguir creciendo. Esa también es una manera de dignificar y sentirse orgulloso de esta profesión.
B.M.: ¿Y qué te dijeron?
A.C.: Pedro Mansilla me dijo: "Hoy un peluquero está dando una lección de moda a los diseñadores". Yo no necesitaba nada más. Un Fígaro no deja de ser una estatua, lo importante es quedar como finalista, porque así puedes presentar tu colección, y todo el proceso en sí. Sensaciones, emociones... ganar un Fígaro es algo interior. Se siente y se lleva dentro.
B.M.: ¿En qué estás trabajando en estos momentos?
A.C.: Estoy inmerso en una nueva colección que se va a llamar Fénix, el resurgir de las cenizas. La concibo como una vanguardia controlada, bonita y delicada, sin género. La voy a trabajar con posticería, extremadamente pulida, plasmando miles de texturas. Ya he desarrollado cuatro trabajos, aunque me lo estoy tomando con calma y paciencia. Tengo claro que algo haré con ella, pero aún no sé el qué.
B.M.: A mediados de junio del año 2012 te hicimos una entrevista. ¿Qué ha cambiado desde entonces? ¿Cómo definirías al Antonio Calvo actual, seis años después?
A.C.: Fue un año muy difícil para mí. En ese momento, padecía un problema de salud grave y me vi obligado a pasar por quirófano. Recuerdo que era finalista en los Style Masters y también en los Fígaro. Vives la experiencia de los Fígaro con dos colecciones finalistas y sabiendo que una semana después te van a operar. A partir de ahí, mi vida cambió porque ya no me da miedo nada. Me da igual competir, ganar o perder. Creo que he evolucionado a nivel personal y esto también se refleja en mis colecciones. Como Miss Doolittle, donde busco serenidad, suavidad y tranquilidad. O Bendita, donde la mujer es bella por dentro y fuera. Tras una experiencia de este tipo, debes ser tú mismo. Algunas cosas pierden importancia y otras la ganan. La vida puede empezar cada día.