Fundada por Alberto Hernández, alias 'Crazy Barber', Malditos Bastardos es pura Old School. Respira por los cuatro costados duro y rocoso, típico y original carácter 'Barber' y proyecta su identidad a cada uno de los rincones del espacio que ocupa. Hacia dónde va y qué ofrece al cliente, cómo concibe su imagen, todo, se refleja en el cuidado detalle, lo acabados, espejos, tocadores, utensilios, mobiliario, sillas y sillones, marcados por un inconfundible sello de masculinidad, elegancia y perfección que aporta, además, seguridad, pero sobre todo, un cierto toque canalla que es lo que conquista y nos conquista. La música acompaña al pacto que Malditos Bastardos ha firmado de por vida con la barbería. El resto lo pone la absoluta profesionalidad de sus equipos, la técnica y el trato personalizado de sus barberos.

Durante mi etapa de estudiante no existían las formaciones de barbero. Eran cursos de peluquería unisex. Lo único que yo pude aprender al respecto se debe a que José, el director de Amedij, la academia de peluquería a la que acudí, le gustaba mucho el caballero y siempre que entraba algún trabajo de hombre ahí estaba yo con los ojos bien abiertos para aprender todo lo que pudiese.

Hecha la presentación, a la que no podíamos resistirnos, lo siguiente es recordar que hace escasas fechas saltaba la noticia. Malditos Bastardos abría su cuarto establecimiento en Madrid. En concreto, estos se encuentran situados en el Mercado de Barceló, el lobby de Only YOU Hotel Atocha y en la primera planta de la tienda de Intimissimi Uomo. A ellos se une el recientemente inaugurado Malditos Bastardos IV, calle San Vicente Ferrer, en pleno corazón del famoso barrio de Malasaña.

Al frente de Malditos Bastardos, su director y fundador, Crazy Barber, el nombre con el cual se conoce a Alberto, o lo que es lo mismo, su alias barbero. Y junto a él, un equipo de y siete profesionales auténticos, a su vez barberos, Row Barber, Gardel Cutter, Miyane Barber, Little Bastard, Barbero Márquez, The Black Knife, El viejo Fercho y Jab Barber. Todos, haciendo honor a su 'nombre', con ese cierto aire y toque 'canalla' que les distingue del resto.

Así que llegados a este punto, lo mejor es hablar con Alberto, Alberto Hernández, el artífice de la idea e impulsor de la cadena Malditos Bastardos.

Abogamos por los trabajos 'old school', con mucho volumen arriba, con tupé y acabados con pomada, al estilo de los años 40 y 50. Siempre que sepamos que son idóneos para el cliente, claro.

Beauty Market.: ¿Quién es Crazy Barber?
Alberto Hernández.: Un barbero con 27 años de experiencia que se ha hecho a sí mismo. Y también... ¡El más canalla! (Ríe sin cortapisas)

B.M.: ¿Por qué este apodo, Alberto?
A.H.: Me lo puso un fotógrafo con el que estuvimos haciendo una sesión. Al terminar vimos que, de las 100 fotos que me pudo tirar, en 80 salía poniendo caras y haciendo gestos de loco. De ahí lo de 'Crazy Barber'.

B.M.: Todo muy barber y muy 'bastardo' en Malditos Bastardos. La cosa va de nombres, ¿cómo nace dicho 'título' y a qué responde?
A.H.: Después de barajar varias opciones llegué a la conclusión de que no podía llamar a la barbería de otra manera. Tenía que ser un nombre que impactase, que no dejara a nadie indiferente y que definiese a la perfección el concepto y la imagen de Malditos Bastardos.

B.M.: Cuatro salones en muy poco tiempo, ¿cuál es el secreto?
A.H.: ¡Estar loco!

El apodo me lo puso un fotógrafo con el que estuvimos haciendo una sesión. Al terminar vimos que, de las 100 fotos que me pudo tirar, en 80 salía poniendo caras y haciendo gestos de loco. De ahí lo de 'Crazy Barber'.

B.M.: ¿Pero cuándo surge y por qué Malditos Bastardos?
A.H.: La decisión de montar una barbería surgió hace ya unos cuantos años, no sabría decirte cuándo exactamente, no mucho antes de abrir la primera de todas, en el Mercado de Barceló. Quería hacer algo diferente, que fuese auténtico, algo que desde mi punto de vista no existía. Había salones con una decoración muy bonita y barberos con pajaritas muy chulas, sí, pero no un concepto nuevo de barbería como el que hace y es Malditos Bastardos.

B.M.: ¿Contento?
A.H.: Sí, estoy contento y muy satisfecho, pero no conforme. Malditos Bastardos tiene que ir a más, tiene que seguir mejorando para afianzarse y convertirse en referencia a nivel nacional, que es a lo que ha aspirado desde el principio.

B.M.: ¿A qué atiende en tu opinión el resurgir de la barbería en nuestro país?
A.H.: Las barberías se empezaron a ir al traste a raíz de la aparición de los famosos salones unisex. Que al final y por otro lado, resultó ser un concepto muy cómodo porque permite ir a la mujer con el marido y con el niño y su precio suele ser más económico, aunque el servicio deje mucho que desear en la mayoría de los casos. Ahora, las barberías están resurgiendo, pero demasiado rápido y sin ningún criterio, a mi parecer. Tengo la impresión de que a este boom de las barberías va a pasarle como a la burbuja inmobiliaria. Llegará un día en que explote y empiecen a cerrar establecimientos hasta que solamente queden los más fuertes. Y sería una pena, porque la mayoría de barberos hacemos nuestro trabajo con mucho cariño y respeto, pero no hay sitio para todos.

La decisión de montar una barbería surgió hace ya unos cuantos años, no sabría decirte cuándo exactamente, no mucho antes de abrir la primera de todas, en el Mercado de Barceló. Quería hacer algo diferente, que fuese auténtico, algo que desde mi punto de vista no existía.

B.M.: ¿Qué ofrece el modelo Malditos Bastardos que no tengan otros?
A.H.: Para descubrirlo lo mejor es pasarse por Malditos Bastardos y comprobarlo en primera persona.

B.M.: ¿El hombre actual busca las barberías?
A.H.: El hombre actual busca un buen servicio. Y esto consiste, básicamente, en ofrecerle asesoramiento y un trato personalizados.

B.M.: ¿Cuál es el tipo de cliente de Malditos Bastardos?
A.H.: Tenemos toda clase de clientes. Desde gente moderna y con rollo, que es nuestra columna vertebral, hasta abogados y empresarios de muchos tipos.

B.M.: ¿Y quién y cómo el equipo que atiende?
A.H.: El personal que trabaja en Malditos Bastardos pasa una selección muy exhaustiva y muy exigente. Lo primero que tienen que hacer es demostrar que son buenas personas, porque éste es el tipo de gente de quiero a mi alrededor. No me encaja otro perfil. A partir de ahí, nos seguimos conociendo.

B.M.: ¿Cuáles son vuestros servicios estrella?
A.H.: El hecho de ofrecer un servicio personalizado nos obliga a que todos los protocolos sean excelentes, así que no sabría destacarte uno por encima del resto. Me gusta pensar que todos nuestros servicios son estrella.

El hecho de ofrecer un servicio personalizado nos obliga a que todos los protocolos sean excelentes, así que no sabría destacarte uno por encima del resto. Me gusta pensar que todos nuestros servicios son estrella.

B.M.: ¿Y cuál el tipo de peinado y acabado en el que os encontráis más cómodos?
A.H.: Abogamos por los trabajos old school, con mucho volumen arriba, con tupé y acabados con pomada, al estilo de los años 40 y 50. Siempre que sepamos que son idóneos para el cliente, claro. Por mucho que sea nuestro estilo, no tiene sentido aplicárselo a todo el mundo sin excepción.

B.M.: La moda de este verano para el hombre apunta a...
A.H.: Es que en Malditos Bastardos no seguimos modas. Sí estamos al tanto de las novedades porque en cualquier momento puede aparecer un cliente que te pida una cosa nueva, pero nunca le he dicho a mis barberos: 'Señores, a partir de ahora, corte crop a todo el mundo' simplemente porque se lleva, ya que hay hombres a los que por supuesto no le queda bien ni les pega.

B.M.: ¿Desde cuándo barbero, Alberto?
A.H.: Yo creo que siempre lo he llevado dentro. Durante mi etapa de estudiante no existían las formaciones de barbero. Eran cursos de peluquería unisex. Lo único que yo pude aprender al respecto se debe a que José, el director de Amedij, la academia de peluquería a la que acudí, le gustaba mucho el caballero y siempre que entraba algún trabajo de hombre ahí estaba yo con los ojos bien abiertos para aprender todo lo que pudiese. También he de decir que he sido bastante autodidacta.

Estoy contento y muy satisfecho, pero no conforme. Malditos Bastardos tiene que ir a más, tiene que seguir mejorando para afianzarse y convertirse en referencia a nivel nacional, que es a lo que ha aspirado desde el principio.

B.M.: ¿Y desde cuándo empresario?
A.H.: Desde que vi que había un nicho de mercado por explotar por el que nadie se había preocupado. Afortunadamente, parece que nosotros hemos sabido dar en el clavo y acertar en todo. Desde el concepto, el nombre, la decoración del local o el estilo de los barberos hasta el servicio impecable que también nos diferencia.

B.M.: Lo mejor de la peluquería masculina en nuestro país es...
A.H.: Lo mejor de ser barbero es que es un oficio que engancha.

B.M.: Y lo peor...
A.H.: Y lo peor, por así decirlo, es que te obliga a estar siempre al pie del cañón, superarte y mejorar cada día. No puedes dormirte porque, en el momento en que te estancas, estás acabado.

Las barberías están resurgiendo, pero demasiado rápido y sin ningún criterio, a mi parecer. Tengo la impresión de que a este 'boom' de las barberías va a pasarle como a la burbuja inmobiliaria.

B.M.: ¿Qué futuro le auguras a la barbería en general?
A.H.: Soy optimista. Creo que lo que comentaba antes sobre el boom de las barberías va a servir para que a la larga se queden solo las que verdaderamente merezcan la pena. Independientemente de que estén en el centro de Barcelona o el barrio más humilde de Sevilla. Lo más importante, por encima de la ubicación o incluso el precio, es trabajar con pasión.

B.M.: Y aunque ya nos hayas adelantado algo, ¿a qué aspira en concreto y en el futuro Malditos Bastardos?
A.H.: A seguir haciendo las cosas bien y trabajando cada día y sí, como ya he dicho, a convertirnos en referente nacional.

Y tal y como nosotros le vemos y lo vemos, "dicho, y hecho".









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