¿Por qué hoy 25 de agosto se celebra el Día del Peluquero?, te preguntarás. Porque fue la fecha concreta en la que se santificó al rey Luis IX de Francia, quien durante su gobierno, entre 1261 a 1270, jerarquizó a su peluquero al que declaró hombre libre. Así, el peluquero del rey pasó de ser plebeyo a estar a la altura de los caballeros, jueces, médicos y magistrados de aquél entonces, considerados y respetados todos ellos, un escalón más arriba de la gente común o plebe, así se la conocía.
Atrás quedaron los tiempos oscuros de los sacamuelas que ejercían a la par como cortadores de cabello y barberos, y ciertos episodios tenebrosos y escasamente considerados con quienes arreglaban a hombres y mujeres. Luis IX, se encargó de ello. El oficio de peluquero comenzó así en el siglo XIII a disfrutar de cierto renombre y mérito por obra y gracia de las testas coronadas, las cuales, lucían como ninguna gracias a quienes ejercían el oficio, nacido con el propio hombre, de peinar y mesar las hebras de cabello de toda y cualquier condición, sin cortapisa ni restricción.
En los siglos siguientes, la gran evolución y desarrollo de la peluquería como profesión y negocio, escribió con letras de oro su propia y singular historia. Primero, barberos y peinadores que se encargaban de afeitar, teñir, peinar y arreglar las uñas de los varones. Estaba prohibido que un peluquero arreglara a una mujer, si esto ocurría, la osada fémina recibía un castigo. Luego de alguna centuria, el siglo XVIII y la primera gran revolución, la Revolución Industrial, catapultó a los antiguos peinadores a otras esferas. Nacía así, por vez primera, la peluquería concebida como empresa, dejándonos el XIX y el XX a los iconos y figuras que se encargaron de poner en marcha moda y negocio en comunión eterna.
Por todo ello y más, hoy, 25 de agosto es un día de celebración para todos aquellos peluqueros y peluqueras entregados a hacer de la imagen su estandarte y de la felicidad y satisfacción de hombres y mujeres su principal cualidad y regalo.
¡Felicidades!
El siglo XIX, el comienzo del principio
Dejando atrás a Luis IX de Francia y a su peluquero, al cual hizo hombre libre, la historia al completo la contamos en otro de nuestros artículos referidos a esta onomástica, titulado Feliz Día del Peluquero y la Peluquera, vamos a revisar los fundamentos de la peluquería moderna.
En el siglo XIX es cuando efectivamente, comienza el desarrollo actual de la peluquería tal como la concebimos actualmente. Así los peluqueros, que trabajaban sobre todo en un principio a domicilio cuando lo hacían con la burguesía, desplazándose a trabajar al hogar de las clientas, se asienta definitivamente el oficio. En concreto se trataba de expertos en cabello que lavaban y peinaban a grupos de clientas a cambio de una remuneración económica; a diferencia de los antiguos peluqueros de la Corte que solían ser doncellas u otros sirvientes que aprendieron la profesión o bien artesanos o sastres que confeccionaban pelucas.
La Revolución Industrial catapultó a los antiguos peinadores a otras esferas. Nacía así, por vez primera, la peluquería concebida como empresa.Los caballeros sin embargo, cortaban su cabello en el barbero, sin decidirse todavía a ponerse en manos de los estilistas que trataban a las señoras.
Las mujeres de las clases sociales más humildes empezaron a trabajar en fábricas y en algunos oficios artesanales, buscando lo más sencillo y práctico sujetaban sus cabellos, sobre todo en moños, el cual empezó a considerarse el peinado más decoroso del momento.
También las burguesas adoptaron este peinado, que reflejaba el espíritu de sencillez que predominaba en la sociedad de entonces. Cubrirlo con el sombrero adecuado al salir a la calle se convirtió en el máximo adorno para estos moños sujetos en la nuca y a menudo cubiertos por redecillas.
Pero la auténtica revolución de la peluquería en esta época la provocó la aparición del agua oxigenada en 1867.
Los orígenes de la peluquería moderna
El pasado siglo fue el que dio el empujón definitivo a la peluquería profesional. Nacen los salones de belleza en todo su esplendor dedicados exclusivamente al cabello y las grandes firmas de peluquería, dando paso a las más famosas escuelas y centros de aprendizaje.
Pero si existe algo crucial en este siglo, fueron los locos 20, cuando las mujeres se cortaron el pelo. Surge el estilo garçon. Es más, en ese momento cortarse el cabello se convirtió en el símbolo de la mujer moderna.
Si hubo una actriz que determinó el tipo de trabajo que se realizaba en peluquería, ésa fue Marilyn Monroe. La rubia más 'sexy' de la historia tenía en realidad el cabello castaño, su color natural.Pocos años después empezaron a surgir en Europa y Estados Unidos los primeros sindicatos y asociaciones de peluqueros, sentando otra de las bases de lo que es la peluquería hoy en día.
En estos emocionantes años de principios de siglo otro invento revolucionó la peluquería: de la mano de Carlos Nessler apareció la permanente en caliente, y los rizos artificiales causaron furor durante décadas y en diversas formas y estilos.
Nos encontramos pues ante el nacimiento de la peluquería tal como la entendemos hoy.
El Siglo XX y el XXI, Hollywood, primera fábrica de estilo
La época dorada de Hollywood, la de lo que hoy son los clásicos del cine, influirá en todos los aspectos de la moda. En peluquería, las grandes ondas en el más puro estilo Vivien Leigh, Maureen O'Hara o Rita Hayworth se convirtieron en el máximo exponente de la elegancia. Sin embargo, si un peinado creó escuela fue el llamado 'Peek-a-boo-bang', consistente en una abundante masa de cabello rubio platino ondulado que tapaba un ojo, popularizado por uno de los grandes mitos del celuloide: Verónica Lake.
Tal fue el éxito de su look que el Departamento de Guerra de los EE.UU exigió a la Paramount la prohibición del célebre peinado de la diva, puesto que, según ellos, las chicas que trabajaban en las fábricas de armamento lo estaban imitando y, al llevar un ojo tapado, se estaban produciendo numerosos accidentes. Dato curioso.
Pero, si hubo una actriz que determinó el tipo de trabajo que se realizaba en peluquería ésa fue Marilyn Monroe. La rubia más sexy de la historia tenía en realidad el cabello castaño, su color natural. Aún así, fue tal el éxito que consiguió tiñéndose de rubio platino, que miles de mujeres de todo el mundo no dudaron en emularla, intentando acercarse a la imagen de la seductora actriz.
Fueron tiempos de melenas rubias y onduladas, aunque no todo eran cascadas de cabello cayendo encima de los hombros. Los grandes crepados eran habituales en las calles, y las peluquerías tenían mucho más trabajo peinando que cortando o tiñendo. En lo que a productos se refiere fueron los años de mayor auge de lacas y plis que debían mantener intacto el laborioso trabajo de los peluqueros.
En los 50 del siglo XX se extendió por todo el mundo el mítico tupé de Elvis, sostenido gracias a fuerte gomina (entonces brillantina).Las medias melenas con puntas graciosamente inclinadas hacia fuera o las melenitas cortas con mucho volumen triunfaron también, siempre gracias a abundantes cantidades de fijación.
Entre los hombres fue más la música que el cine lo que popularizó determinados peinados, así en los 50 se extendió por todo el mundo el mítico tupé de Elvis, sostenido gracias a fuerte gomina (entonces brillantina).
Anteriormente, sin embargo, era el pelo corto de estilo militar lo que más se había llevado, cómodo y práctico, el look se popularizó especialmente durante la guerra y la posguerra. En las grandes ciudades se completaba gracias también a la brillantina, usada en este caso para que ningún cabello se despegara de la posición exacta en la que el peine lo dejaba.
Nace la auténtica pasión por la moda y el culto a la imagen vigente aún en nuestros días.
Y se escriben con mayúscula el nombre de grandes peluqueros a la vez que empresarios, creadores de las grandes firmas de peluquería, decenas de ellos, caso de Vidal Sassoon o Toni & Guy, entre otros.
El nuevo milenio
Las escasas dos décadas de este nuevo milenio marcan un camino en el mundo de la peluquería que ya había empezado a ser trazado en la última década del S.XX.
La mezcla de culturas, de estilos, el cambio constante, el atrevimiento ante formas y colores ha abandonado las pasarelas y las páginas de las revistas y ha invadido las calles. Las RR SS además, han transformado el modo de comunicar, al igual que el formato online, del que se sirven millones de usuarios en el planeta.
Todas las barreras geográficas han quedado destruidas y la comunicación circula a gran velocidad, provocando que modas y tendencias no duren más de una temporada.
Las extensiones fijas o de quita y pon, los baños de color, los postizos, los tintes de alta calidad que no dañan el cabello, las ceras, geles y espumas que texturizan y dan formas, los accesorios y complementos, los protectores solares y todos y cada uno de los productos que pueden encontrarse en el mercado formulados y/o diseñados para el cabello han convertido lo que era un lujo en una necesidad, y la industria de la belleza ha entrado en la mayoría de hogares.
Asistimos a la par a la revoluciones de lo eco, bio y natural, y los cosméticos capilares ajustan sus fórmulas y formatos a dichos estándares, a la vez que los propios salones, con nuevos servicios a la búsqueda no solo de la belleza, sino también del bienestar.
En este siglo, al peluquero se le exige no solo destreza y dominio, sino también cada vez más sabiduría y formación especializada.Los salones, de hecho, han experimentado una gran transformación. Sujetos a su vez a las nuevas demandas del consumidor, corrientes y modas, tal es el caso de las nuevas 'barbershops' o las peluquerías bio.
En este siglo, al peluquero se le exige no solo destreza y dominio, sino también cada vez más sabiduría y formación especializada.
Su encrucijada, dada la competencia y la economía, ser capaz de diferenciarse y triunfar, ofreciendo aquello que los demás no tienen.
Así es a grandes rasgos la historia de la profesión que hoy homenajeamos, la de ser peluquero, la de ser peluquera. A las puertas de estrenar 2025, el siglo XXI sigue anunciando grandes cambios en el sector. No obstante, hoy festejamos hasta dónde ha sido capaz de llegar esta profesión y oficio y hasta dónde está dispuesta a llegar a partir de ahora y en el futuro.