El otro día me encontraba paseando cuando vi una pequeña tienda de moda que me llamó la atención por su escaparate, pues lo habían cambiado hacía apenas dos semanas y de nuevo lo estaban redecorando. Me dirigí a la que parecía la encargada y le comenté que me había sorprendido el tema del escaparate, a lo que me respondió con una sonrisa y un...
–Qué curioso, siempre lo hacemos, pero nunca nos habían dicho nada.
–Que hacéis… ¿el qué?
–Cambiar el escaparate cada dos semanas. Somos una tienda joven, vendemos novedad y moda, ¿no? Habría que cambiarlo a diario, igual que cada día te arreglas, te cambias de ropa, te maquillas...

Mi gesto de sorpresa mezclado con aprobación le animó a seguir diciéndome:
–Lo cierto es que desde que lo hacemos así, entra mucha más gente. Yo creo que es porque otras tiendas no lo hacen.
–Oye, pero eso os llevará mucho trabajo ¿no?
–Bueno, pero es muy divertido, lo hacemos entre todas. Cada una aporta ideas, trae cosas de casa, nos lo tomamos como un juego, y menudo pique para ver cuál es mejor.

Sorprendida por mi curiosidad, me preguntó si era de su competencia. Tras decirle que no y explicarle que trabajaba en marketing para peluquerías, tuvimos que cortar la conversación porque una cliente solicitó su ayuda.

Vaya clase de marketing me habían dado en cinco minutos. Me acordaba de las obsoletas cuatro "Pes" de las que algunos todavía hablan: producto, promoción, posicionamiento y precio. Ufff, ¡vaya rollo! Lo de estas chicas sí es marketing de verdad, del que "pone" a la gente, e intento resumirlo en cinco puntos, aunque podría sacar muchos más:
–Pasión y trabajo. O estás enamorado de tu trabajo y lo disfrutas o sólo es un triste salario.
–Equipo. Todos los salones que hoy día funcionan de verdad son un auténtico equipo: todos a uno y todos a comerse el mundo.
–Reinventarse. O renaces a diario o no puedes decir que estás en el sector moda.
–Contarlo. A todos nos encanta seguir a alguien que nos habla de novedad, optimismo e ilusión.
Y lo más importante, diferenciarse. Sin diferenciación... no hay NADA; perdón, sí que hay algo: precio.

Y me quedé con la pregunta de la encargada: "vendemos novedad y moda, ¿no?". Y yo te pregunto... y tú, ¿cada cuánto cambias tu escaparate?