Cada temporada surgen nuevas tendencias de maquillaje que revolucionan los salones de belleza y aportan frescura a sus catálogos de servicios. Es el caso de la última sensación para revitalizar el aspecto del rostro en épocas como el invierno, denominada yoga-skin, un maquillaje especialmente indicado para hidratar, aportar lumniosidad y reducir las irregularidades cuando el frío más castiga la piel.

Se trata de un tratamiento cosmético natural que hace que el cutis se vea radiante, uniforme y sano, de la misma manera que lo consigue una sesión de esta disciplina procedente de oriente. Lo ha creado la especialista en maquillaje Sara Hill, y combina la acción de tres productos diferentes en una mezcla que debe repartirse por la cara de forma manual.

En concreto, la técnica utiliza, por un lado, una base de maquillaje líquida, a la que se debe añadir una gota de aceite facial y, por último, iluminador líquido. Los tres productos, tal y como indica la propia profesional, se combinan para su aplicación con las yemas de los dedos, un proceso que ayuda, además, a reactivar la circulación, a relajar los músculos faciales y a hacer posible que el producto penetre de manera más homogénea.

El resultado depende también de las capas que se apliquen, dependiendo del estado de la piel y de las preferencias de cada persona, aunque es conveniente dejar pasar unos minutos entre cada aplicación. También se aconseja evitar la aplicación de polvos compactos sobre este maquillaje, salvo en aquellas zonas propensas a los brillos.

Lo mejor de yoga-skin es que es totalmente adaptable a los diferentes tipos de piel, ya que se pueden utilizar, por ejemplo, aceites faciales específicos para cada caso, bases diferentes y el iluminador de nuestra elección. Con un poco de habilidad y práctica, se puede dar con una fórmula personalizada para cada cara que aúne los beneficios de esta técnica tan en boga.









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