Esta vez en Zermatt (Suiza), y donde cualquier escapada ofrece la garantía de que no volveremos sin sacar los esquís del armario, en ese entorno alpino, se halla el spa del Backstage Hotel, en el que nos proponen un plan de siete días inspirado en la creación del mundo.
Al compás de lo señalado por la Biblia, el primer día se hizo la luz. Guiados por una narración del Génesis a través de la voz de Ben Becker en los auriculares, los bañistas entran en una sala de vapor a oscuras en donde solo irrumpen unos haces de luz que dibujan jeroglíficos sobre los muros a una temperatura de 43 ºC y un 100% de humedad relativa. Duración: 15-20 minutos.
Al segundo día se separaron la tierra y las aguas. Súbitamente, la escenografía de la sala cambia por completo. Del cielo rompe en finas gotas una nube que cubre la arena bajo los pies y forma, al cabo de 15 minutos, un océano infrarrojo de perlas de agua a 38 ºC, capaz de penetrar la piel como una aguja hipodérmica con efecto beneficioso en la musculatura.
Al tercer día se creó la vegetación. Reforzado por una videoinstalación, el ambiente se vuelve tropical. La luz da relieve a un parterre de plantas aromáticas. El huésped recibe un baño equinoccial a 38 ºC con un 85% de humedad. Inhalación: 10-15 minutos.
Al cuarto día se crearon los planetas y aparecieron las mareas. En otra pieza espera una sauna a 80 grados para zambullirse en un silencio cósmico, envuelto por una proyección de las imágenes obtenidas por el telescopio Hubble en un viaje lleno de fantasía y color. Duración: 15-20 minutos.
Creación del mundo animal, quinto día. En una caja flotante se oye el canto de las ballenas, de los pájaros, balidos, ladridos, rugidos. Vuelve el silencio. Un estado onírico de flotación. Una suspensión acuática producida por un baño de sales del Mar Muerto. 20 minutos.
Al sexto día fue creado el hombre. Es el momento de las cremas, los lodos terapéuticos. Y al séptimo día descansó. Entonces se hace pasar al huésped a una sala de meditación y relax, apenas iluminada por una vela, que deja entrever un fresco proyectado con la Creación de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. ¡Toda una experiencia divina!
Y si lo nuestro es la buena mesa, otra propuesta para anotar en la agenda. Grupos de un máximo de cuatro personas pueden entrar en las cocinas de cuatro restaurantes gourmet de Zermatt y disfrutar de unas exquisiteces culinarias presentadas en forma poco convencional y en una pequeña mesa improvisada en las cocinas restaurante.
Por último, una idea para toda la familia. El teleférico más alto de Europa nos conducirá hasta 3.883 m de altura. Ahí abajo se disfruta del paisaje de 38 cumbres de más de 4.000 m y 14 glaciares. En esta pequeña aventura encontramos el restaurante más alto de Europa y el mirador panorámico más alto del continente. Un lugar para respirar a pleno pulmón y regresar con más energía a casa.