El Calendario de Adviento es ya un clásico inmortal que llama a nuestra puerta por Navidad. Y no solo en belleza, sino en cualquier sector y actividad, bricolage, costura, pintura...
Ahora un producto omnipresente
En un principio no se alcanzó a ver su perpetuidad, pero con el transcurso de cada Navidad el Calendario de Adviento es cada vez más omnipresente. Los hay hasta con imágenes religiosas para niños, celebrando así el nacimiento de Jesús. De hecho, estos fueron los primeros calendarios de adviento, señalan voces expertas.
El Calendario de Adviento le proporciona a la marca un momento privilegiado para presentarse a los consumidores, invitándolos a explorar y probar varios de sus productos.A principios del siglo 20, la tradición germánica dio paso a las primeras versiones minoristas, en forma de imágenes, invitando a los más pequeños a expresar su creatividad con dibujos coloridos. Luego, las imágenes dieron paso a chocolates y, gradualmente, a muchas otras cosas, entre ellas: juguetes, joyas, cosméticos, perfumes, cervezas, vino, té, café, comidas festivas, autos en miniatura, velas, libros, etc.
Una amplia gama de variaciones está disponible para satisfacer los gustos y deseos de los clientes, incluyendo versiones personalizadas o personalizables. También hay una gran variedad en cuanto a precio: desde el ultra accesible hasta el ultra lujoso, cuando se trata de calendarios de adviento, todo vale.
De hecho, estos regalos de pequeño tamaño empaquetados en un formato de cuenta regresiva en el calendario de diciembre, desde el día 1 al 24, inspiran bastante entusiasmo llegada la Navidad.
Los precios se disparan, las críticas llegan
Las marcas a menudo ven estas coloridas cajas como una operación rentable antes de Navidad. Ayudan a "desestacionalizar" el período de fin de año. Dado que se comercializan en octubre, representan para los consumidores una compra navideña antes de que llegue esta y una fuente adicional de ingresos tanto para las marcas como para los minoristas.
Desde el punto de vista del marketing, también le proporcionan a la marca un momento privilegiado para presentarse a los consumidores, invitándolos a explorar y probar varios de sus productos. Una oportunidad destacada para despertar potencialmente la curiosidad, el deseo e incluso la pasión por uno o más productos.
Sin embargo, a medida que aumenta la competencia, atraer a los compradores de hoy implica más esfuerzos creativos y compresión de márgenes: las muestras o las golosinas de edición especial tienden a ser reemplazadas por verdaderos productos minoristas.
Como resultado, los precios pueden dispararse fácilmente: 300 euros, 500 euros, incluso hasta varios miles de dólares en Estados Unidos, para las versiones de lujo extremo, lo que hace que la decepción sea grande cuando los contenidos no cumplen con las expectativas.
Los precios pueden dispararse fácilmente: 300 euros, 500 euros, incluso hasta varios miles de dólares en Estados Unidos, para las versiones de lujo extremo, lo que hace que la decepción sea grande cuando los contenidos no cumplen con las expectativas.Algo que una importante casa de lujo experimentó el año pasado en Norteamérica, cuando se convirtió en objeto de una polémica en las redes sociales. ¿La causa? Su calendario de Adviento, que se vendía por 825 dólares, fue criticado por un influencer que no apreció el contenido. Si contenía versiones en miniatura de perfumes de colección, lápices labiales y cremas, la caja a precio de lujo también contenía, según la joven, alfileres, pegatinas, bolsas y bolas decorativas para árboles que la marca generalmente ofrecería de forma gratuita a sus clientes al comprar un producto. Un poco decepcionante teniendo en cuenta la cantidad de dinero gastado. Afortunadamente, siempre es posible conocer el contenido de un calendario de adviento antes de pagarlo, lo que permite a los consumidores tomar decisiones perfectamente informadas.
¿Una pesadilla de packaging?
Pero queda otra cuestión al respecto cada vez más estudiada tanto por las empresas como por los usuarios.
Es, dicen algunos, la gran pregunta: ¿desde el embalaje hasta el contenido de los productos, pueden los calendarios de adviento ser respetuosos con el medio ambiente?
Una parte de la respuesta radica inevitablemente en los compromisos adquiridos por la marca. Una empresa que pretende ser ética, orientada a la sostenibilidad, debe ofrecer productos en línea con sus compromisos, como signo y política de lógica y coherencia. Los envases están hechos cada vez más de materiales sostenibles o reciclados, y tienden a evitar los plásticos.
Los calendarios de adviento, ¿responden a estas premisas?