Stanpa participa en el taller organizado por OCU: 'El consumidor ante las falsificaciones e imitaciones de fragancias'
Un perfume falsificado está elaborado por organizaciones clandestinas sin escrúpulos ni respeto a la legislación y no garantizan la inocuidad del producto
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Ha tenido lugar el taller "El consumidor frente a las imitaciones y falsificaciones de fragancias" organizado por OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) en el que ha participado la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa) como fuente institucional del sector cosmético español. En este encuentro informativo, dirigido por Ileana Izvenizeanu, Portavoz de OCU, los periodistas han constatado en primera persona la pésima calidad de los productos falsificados.
Guiados por Fernando Magariños, asesor legal de Stanpa y experto en falsificaciones, han podido compararlos con los originales, descubriendo las principales diferencias entre ambos.
Fernando Magariños ha explicado que: "observando de fuera hacia dentro, los cuatro aspectos fundamentales para reconocer a simple vista un perfume falso se encuentran en la escasa calidad del celofán, del estuche, del frasco, así como la ausencia del etiquetado necesario".
El envoltorio de los perfumes falsos hace ruido al tacto y sus pliegues son irregulares. En cuanto a los estuches, los cartones son más rugosos y sin consistencia para proteger el producto, muestran un brillo distinto al original y los colores no presentan contrastes. Los frascos suelen presentar una mala calidad del vidrio con porosidades; y no están realizados en una sola pieza, apreciándose la junta de unión. Dentro del envase, la cánula dispensadora es demasiado larga y no se ajusta al tamaño original. El etiquetado cobra gran protagonismo, dado que es la fuente de información al consumidor.
Además, Magariños ha asegurado que "la falsificación es un delito contra la propiedad industrial y la industria cosmética legal fabrica productos pensando siempre en la salud y seguridad de los consumidores".
Por su parte, Val Díez, directora general de Stanpa, ha explicado los riesgos a los que se expone el consumidor ante el uso de las fragancias falsificadas, destacando que: "las falsificaciones siempre se fabrican en un lugar clandestino, espacios que no reúnen las condiciones de seguridad ni salubridad necesarias para el consumo. Estos lugares son utilizados como laboratorios en los que se almacenan y se mezclan líquidos y sustancias que pueden llegar a alcanzar, en el mejor de los casos, un olor parecido al deseado, pero que presenta siempre graves consecuencias para el consumidor. Por ello, lejos de lo que en un principio pueda considerarse como algo asequible a cualquier bolsillo, cubriendo cualquier tipo de aspiración, el consumo de productos falsos resulta caro al consumidor. Es por ello que las falsificaciones no son una opción para el consumidor, son una opción para alimentar a mafias organizadas que ocasionan graves perjuicios a los ciudadanos".
Este desayuno informativo ha puesto de manifiesto que otro de los grandes inconvenientes del consumo de perfumes falsificados es la ausencia de garantía de inocuidad. Estos productos no cumplen con la legislación relativa a la seguridad que se le aplica a los perfumes originales. Además, el consumo de productos sin regulación puede ocasionar graves daños a la salud, como irritación ocular, dermatitis, reacciones alérgicas severas, sensibilización (no poder usar más otros productos), manchas en la piel, etc.
Val Díez ha recordado también que: "los perfumes son creaciones artísticas y, como tal, cuentan con los mejores ingredientes para plasmar los recuerdos en los sentidos de los demás. Todas las fragancias originales cuentan con un certificado de inocuidad emitido por IFRA (International Fragrance Association). Por el contrario, las falsificaciones carecen de documentos que indiquen la inocuidad de los ingredientes con los que realmente están compuestos. Estos ingredientes pueden ser desde detergentes hasta productos de uso industrial prohibidos para el consumo humano".
Por su parte, el Inspector de Policía Nacional, jefe del grupo de propiedad industrial, Jesús Martín Moreno, ha aludido a que detrás de la venta de un producto falsificado "siempre hay una organización criminal". En cuanto al porcentaje de venta de productos ilegales, señalaba que "mayoritariamente se localizan en el mercadillo".
Como cierre, David Ortega, responsable de asuntos europeos de OCU, ha incidido en que "el pirata no se preocupa de la seguridad del consumidor. Perjudica a la economía, a los trabajadores y a los consumidores. No debemos dejarnos llamar por estos falsos productos que, como mínimo, son un fraude. El consumidor debe ser consciente de que cuando los compra, entra en una zona de peligro".
Todos estos datos hacen que ante una fragancia falsificada, tanto el consumidor como las autoridades y los médicos se encuentren a ciegas debido a la ausencia de control que presentan los productos falsificados. Por tanto, las falsificaciones no son baratas y su utilización puede salir muy cara, tanto para quien lo consume, como para la sociedad.
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