Sí, los ojos son el espejo del alma. Y si tienen bolsas o un tono profundo y más marcado, avejentan el rostro. Pero no solo eso, es que son la señal inequívoca de que algo, en materia de salud, no marcha.
Para una esteticista, las bolsas de los ojos marcan principalmente la presencia de agua y depósitos grasos debajo del párpado inferior. Aquí, la piel es muy fina y no está sostenida por un tejido muscular fuerte, por lo que a su vez le hace particularmente propensa a hincharse no solo cuando envejecemos sino también cuando la circulación linfática se vuelve lenta.
Entonces, ¿qué hacemos? Como profesionales de la belleza en el instituto o centro de belleza, vamos a optar por el mejor método y más eficaz que trabaja de forma no invasiva. Hablamos de la presoterapia.
Presoterapia, el drenaje para los ojos
Gracias a la presoterapia, un drenaje mecánico, podemos activar la circulación linfática de forma selectiva. Este trabajo permite reducir o incluso eliminar los residuos de intercambios intercelulares que se almacenan debajo de los ojos. La receta, por tanto, es sencilla: un poco de relajación y cuidados adecuados, presoterapia y mantenimiento en casa. Suficiente para estimular el organismo para que elimine por sí solo sus desechos.
De forma rápida y somera, resumimos cómo funciona. El tratamiento de presoterapia se efectúa introduciendo las extremidades corporales en unas botas o manguitos, o chaleco, con una doble pared que forma una cámara hinchable, donde con ayuda de un compresor, se insufla aire a presión correctamente dosificada. El hinchamiento se consigue siempre en sentido centrípeto (de distal a proximal), lo que limpia desechos y linfa y activa la circulación de manera eficaz y comprobada y no invasiva.
Cómo aplicar la presoterapia a bolsas y ojeras
Primer paso: el profesional coloca una chaqueta o manguitos de presoterapia. Una vez que se completan los preparativos, comienza la sesión de 'preso'. Cuando manguitos o chaqueta se han hinchado de aire a presión comienza el funcionamiento, ejercen presión sobre el cuerpo y luego se vacían antes de volver a llenarse. Esto crea un circuito de compresión que limpia la linfa de la cabeza, los brazos y la espalda.
El efecto se nota desde la primera sesión, que dura solo quince minutos. Mejor aún, este efecto permanecerá varios días. Para mantener este resultado de forma constante, es necesario renovar el tratamiento dos veces por semana durante un período de tiempo que no superará las seis semanas.
Un tratamiento ideal sin duda de cara a motivos y fechas especiales. Y uno de los recomendados en tiempos de Covid para hacer de la mirada la principal y más bella señal de identidad de tu clienta.