"Una equivocación en solo uno de los productos que utilizamos podría arruinar parte la rutina cosmética facial e incluso provocar efectos indeseados". Lo dice Mónica Rangel, de Codes ID Cosmetics.
La farmacéutica experta en Cosmética y Analista Clínico Mónica Rangel, alma mater de Codes ID Cosmetics detectó en 2013 un problema común en muchos canales de distribución cosmética: la desinformación y la insuficiente personalización hacia el cliente que busca la orientación en el cuidado de su piel. "Esta desinformación y despersonalización desencadena inseguridad, indecisión, incumplimiento de su rutina de tratamiento e inconformidad con sus resultados", apunta Mónica.
Tres factores que determinan la calidad de un cosmético
Dada la constatación de dicha desinformación, Mónica Rangel se lanzó a la misión de educar a las personas a ser ingrediente-conscientes, orientándolas sobre los ingredientes que le viene bien al ID de su piel, cómo encontrarlos en las etiquetas y cómo utilizarlos. "Existen factores determinantes que determinan la calidad de un cosmético y en los que hay que fijarse si queremos conseguir resultados óptimos, como si existe certificados sostenibles, la concentración del ingrediente cosmético de interés para el cliente (mientras más alto, mejor) o la no presencia de determinadas sustancias sintéticas", afirma Mónica.
Los tres factores concretos que contienen la calidad del cosmético son:
- Certificados sostenibles.
- La concentración del ingrediente cosmético que necesita el cliente.
- La ausencia de determinadas sustancias sintéticas.
Un solo cosmético no es suficiente, por muy multitasking que sea
Una de las misiones de Codes ID Cosmetics es elaborar una rutina cosmética óptima que funcione específicamente para el ID de la piel de cada uno de sus clientes, y para ello hace falta mucho más que un solo ingrediente. Según Mónica Rangel, "la mayoría de las personas desconocen la sinergia que puede potenciar el beneficio en su piel si asocia 2 o 3 cosméticos adecuados (como mínimo), así como los efectos a muy corto plazo que se puede encontrar con la nutricosmética o suplementos orales".
Entonces, a la hora de entrenar una piel y lograr que tenga la luminosidad e hidratación adecuadas, durante los 2 primeros meses es necesario realizar tratamientos con cosméticos de choque, que impliquen renovación epidérmica, reactivación celular y tisular e inhibición de síntesis de melanina. "A partir de ahí hay que plantearse una rutina cosmética específica de mantenimiento que comienza en el tercer mes, con el objetivo de potenciar esa reactivación celular que inició 2 meses antes y prevenir el daño celular utilizando antioxidantes y regeneradores vía tópica y vía oral, en este momento es cuando las ampollas y sérums de vitamina C, Resveratrol, Phloretina, Ácido Ferúlico, vitamina E, etc., deben ser los protagonistas", aclara Mónica.
¿Qué ocurre cuando no somos ingrediente-conscientes?
Conocer el ID de la piel y los ingredientes cosméticos que necesita, así como en qué cantidades y orden de aplicación es muy importante, "tanto que una equivocación en uno solo de los productos podría arruinar parte de la rutina cosmética, ya que podría contrarrestar los efectos de otros cosméticos del ritual facial", confirma Mónica.
Y es que un solo ingrediente cosmético que no sea adecuado para una piel, puede provocar “efectos no deseados como tirantez, resequedad facial o que no se aprecien los efectos esperados”.
Por eso, aprender a leer las etiquetas es un básico que se aprende durante los entrenamientos cosméticos personalizados de la firma. Según Mónica Rangel, fundadora del método, "cada momento del día y cada tipo de piel requieren unos ingredientes cosméticos específicos, si no somos capaces de identificarlos estaremos comprando a ciegas y eso implicaría no darle el beneficio oportuno".
Mónica Rangel realiza consultas cosméticas presencias y digitales.
Las consultas incluyen un 'mini box' de muestras cosméticas personalizadas, un informe digital con el programa cosmético personalizado y seguimiento durante tres meses.