Qué es el microbioma de la piel

La piel no deja de sorprendernos. Y es ahora que parece visibilizarse aún más con un término de moda, el microbioma de la piel, que se incluye en múltiples campañas de cosmética, higiene y belleza y que se focaliza como el núcleo de estudio de destacadas investigaciones científicas y laboratorios.

Con una superficie aproximadamente de 1,8 metros cuadrados, la piel es el mayor órgano de nuestro cuerpo. La barrera que nos defiende y protege y a la cual la belleza dedica todos sus esfuerzos y conocimiento.

Existe, efectivamente, un término reciente en cuanto a su propagación referido a la piel y que hoy centra la atención de los profesionales. Hablamos del microbioma, cada vez más presente en el manual de uso de cosméticos y tratamientos.

El microbioma está íntimamente ligado con la piel. Y hoy sabemos también que la piel es mucho más que una gran capa compuesta por nuestras propias células. La piel es un completo ecosistema en el que conviven infinidad de microorganismos.

De hecho, se calcula que en nuestro cuerpo hay más de 100.000 billones de bacterias, lo que representa aproximadamente 1,5 kg de nuestro peso. El término usado para describir este conjunto de microorganismos es microbiota. La mayoría de estas bacterias se concentran en nuestro intestino y en nuestra piel.

¿Es lo mismo el Microbioma que la Microbiota?

La microbiota no debe ser confundida con el microbioma que es el conjunto de genes de los microorgranismos que habitan nuestra piel pero también otras zonas.

De hecho, el microbioma total está constituido por la microbiota del tracto gastrointestinal, nasofaringe, piel, vagina, etc., ya que existen microorganismos en todos los órganos y sistemas del cuerpo humano.

Por lo tanto, hablaremos a partir de aquí de microbioma o microbiota de la piel.

¿Qué sabemos hoy de la microbiota de la piel?

Como hemos comentado, son numerosos son los estudios que se preocupan de un tiempo a esta parte, y mucho, sobre el origen y composición del microbioma.

Uno de los más destacados es el Human Microbiome Project, desarrollado de 2017 a 2019, coordinado por numerosas universidades, y del cual han derivado otros, igual de relevantes, acerca de la microbiota de la piel.

Haciendo referencia al mismo, Beauty Cluster Barcelona, una de las instituciones más relevantes en torno a la belleza y la estética profesional en nuestro país, la cual estudia y promociona desde distintos campos y vertientes, incluido también el marketing y la empresa, no solo la ciencia, resume nuestro conocimiento actual de la microbiota de la piel, destacando 8 de sus características principales.

1) Es un gran supraorganismo compuesto por elementos microbianos en constante comunicación con la piel.
2)Cada persona tiene una microbiota distinta, ésta queda determinada desde nuestro nacimiento y varía en función de la edad, el estilo de vida y el entorno.
3) La microbiota varía en función de cada zona de nuestra piel adaptándose a sus características y función.
4) Afecta a nuestro cuerpo, a nuestra respuesta inmune e incluso a nuestro comportamiento.
5) Es beneficiosa en nuestra salud ya que ejecuta funciones que nuestro genoma no ha desarrollado y nos ayuda contra la invasión de patógenos.
6) Comparada con la microbiota del intestino es mucho más variada (en especies) y variable en el tiempo (más adaptativa).
7) Está en perfecto equilibrio y comunicación con nuestra capa córnea.
8) La clave para una piel saludable y resistente a la enfermedad está en la diversidad y variabilidad de bacterias que componen la microbiota. El equilibrio entre las diferentes especies es fundamental.

La microbiota, en continua adaptación

Todo este ecosistema compuesto por piel y microbiota está en continua adaptación y además varia en función de cada zona de la piel para adaptarse a sus características.

¿Qué ocurre, entonces, cuando una de esas especies que componen la microbiota se reproduce en detrimento de otra?

Pues que si ese ecosistema no es capaz de reequilibrarse, de ese desequilibrio surgen los problemas como la dermatitis atópica, psoriasis, heridas que no curan, mala cicatrización y otras enfermedades o malestares en la piel.

Existen efectivamente estudios que relacionan la calidad de la microbiota con la velocidad de curación de las heridas, en los que se hace alusión a la relación entre los linfocitos y unas bacterias específicas, los Staphylococcus epidermis. Según las conclusiones obtenidas, además, se apunta a que la microbiota y las bacterias patógenas inducen distintos mecanismos de activación del sistema inmunitario, algo verdaderamente vital.

Por eso, la biodiversidad en la piel es necesaria. Y se impone el mantenerla.
Las enfermedades de la piel ocurren cuando se da un incremento de una especie bacteriana en detrimento de las demás produciendo desequilibrio en la microbiota. Identificar estos desequilibrios y saberlos tratar puede ser una nueva clave para paliar dichas alteraciones.

Hemos de tener en cuenta que los desequilibrios de la microbiota se deben tanto a factores externos, polución o radiaciones UVA, por ejemplo, como a internos, estilo de vida, dieta, estrés...

De ahí, que los laboratorios busquen la galénica que proporcione el necesario equilibrio de la macrobiota, principal adalid de la salud y belleza de la piel.

Cómo cuidar el microbioma de la piel

Dicho lo cual es sencillo concluir que en belleza y salud de la piel es obligado evitar cualquier tipo de agresión que altere su equilibrio y descompense esa fauna de microorganismos, virus y bacterias que nos protege.

Sí, necesitamos de todos ellos en nuestra piel, pero los necesitamos en su justa medida y convivencia, sin que se desajusten sus proporciones armónicas.

Respetar el pH, evitar productos agresivos, parabenos, aceites minerales, siliconas, sulfatos artificiales y optar por componentes naturales mucho menos agresivos es lo ideal para no romper ese equilibrio y mantener nuestra frontera, la piel, protegida, lo que a su vez nos protegerá a nosotros.

La humanidad ha evolucionado mucho en lo que a salud se refiere y la higiene forma una parte importantísima en esa evolución. Y tanta ha sido dicha evolución, que quizá ahora, por exceso, la estemos poniendo en peligro.

Nuestros hábitos de higiene y cuidado diarios no hacen necesario el uso de productos agresivos. Atacar a la piel más de lo debido puede acabar con su flora. Y esto es lo que puede a su vez terminar con su función originaria y para la que fue concebida y está hecha, la de la obligada y necesaria barrera de defensa y protección.