Pintalabios, de reyes en tiempos de crisis a plebeyos, relegados por el uso de las mascarillas
Manchan, incomodan y se desdibujan por obra y gracia de la mascarilla. El pintalabios, que históricamente disparaba sus ventas en tiempos convulsos, ahora, castigado y relevado al estante del baño, escondido tras las mascarillas
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Al principio de la pandemia, antes del uso obligatorio de la mascarilla, la industria del pintalabios, más concretamente, el de color rojo, aspiraba, tal y como ha ocurrido en cada crisis en los siglos XX y XXI, a batir cifras de ventas. El fenómeno, en concreto, se llama el efecto pintalabios (lipstick effect) y responde al hecho de que, en épocas de recesión o tiempos inciertos, la compra de pintalabios no solo no caía, sino que aumentaba considerablemente.
De esta historia ya hemos hablado en nuestras páginas. Recordamos que el término fue acuñado por Leonard Lauder, el consejero delegado de Estée Lauder. Él y el mundo asistió perplejo y fue testigo de cómo las ventas de los labiales subieron como la espuma en la crisis de mercados y financiera de 2008. Incluso, así resultó ser también tras los dramáticos y por todos recordados atentados del 11-S en Nueva York, unos años antes, en concreto en 2001.
Los expertos han explicado el efecto pintalabios subrayando que muchas personas, en períodos convulsos, sobre todo en lo referido a economía, deciden darse lujos asequibles en lugar de hacer grandes transacciones financieras, y fijan la vista en bienes menos costosos en cuanto a precio. Para muchas mujeres, ese pequeño lujo es un pintalabios. "Cuando nos ponemos un labial, un rojo, es cierto que parece que nos sentimos algo mejor y nos vemos más guapas", explicó Olivia Iglesias, experta en belleza y perfumería en Nielsen.
Sin embargo, esta crisis no es como las anteriores. En lo que va de año, las ventas de labiales han bajado un 46% en España, según la misma Nielsen.
La belleza, entendida como la compra en tienda tradicional, cotiza a la baja, así apuntan todas las estadísticas. Por supuesto, los centros profesionales también se han visto afectados, dado el cierre de la actividad no esencial en el Estado de Alarma. No así las adquisiciones on-line, que crecen de modo llamativo. El confinamiento ha tenido mucho que ver en ello, por supuesto. Una situación, la de esta pandemia que lo ha colocado todo patas arriba, poniendo en duda algunas de las más fieles creencias y costumbres de antaño.
El pintalabios pierde la batalla por primera vez en la historia, el coronavirus lo cambia todo
No queremos decir con esto que todo sea malo. Al igual que la compra digital ha salvado a muchos y abre nuevas perspectivas de negocio, por ejemplo, la cosmética destinada a la mirada y los tratamientos que embellecen la piel de esta zona, ojos, pestañas y cejas, acaparan la atención por el uso de la mascarilla que esconde el tercio inferior del rostro, y comienzan a presentar cifras de subida en sus ventas y facturaciones.
Eso sí, y aunque el pintalabios esté perdiendo la batalla por vez primera en la historia, desde que Winston Churchill lo considerara actor psicológico primordial para subir la moral de la población en general y las tropas en la I Guerra Mundial, siempre que fuera rojo, las tornas sin embargo podría girar y hacer despuntar todavía a la barra labial a tenor, y por obra y gracia a su vez de lo digital. ¿Cómo...? Vamos a verlo.
Las conexiones Vía Zoom, videollamadas y reuniones digitales, el otro gran recurso de empresas y particulares en la crisis del Covid-19 obligan a mantener el tipo, y un pintalabios rojo, siempre ayuda, ¡y mucho!
No olvidemos tampoco que el pintalabios puede ser una buena manera de vencer los estragos de estar encerrados en casa. Los psicólogos recomiendan no olvidarse de lucir el mejor aspecto posible, y eso pasa no solo por el vestir y el peinado, sino, y mucho, por el maquillaje.
Además, hemos de incidir en que la actividad en mayor o menor medida ha vuelto desde hace meses. Y salir a la calle es lo primero que se hizo. Se impone un look como el de antes.
No hay duda de que el pintalabios es uno de los productos de belleza más icónicos. Hasta ahora, ha logrado vencer todas las dificultades de la Historia, y erigirse en recurso económico de ánimo y optimismo. Sin embargo el Covid-19, un coronavirus llegado todavía no se sabe muy bien de dónde, que nos ha pillado por sorpresa, ha causado la misma sensación en todos los ámbitos y sentidos, acelerando transiciones a economías preconizadas para dentro de varias décadas, que asumen por fin su reinado, economía sostenible, circular, comercio on-line, negocios digitales, ingredientes naturales, embalajes reciclados... Mientras el pintalabios se tambalea, quizá como un signo inequívoco de que los tiempos están cambiando.
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