El 24 de mayo, representantes de pueblos indígenas celebraron en las Naciones Unidas en Ginebra, Suiza, tras el acuerdo de un nuevo tratado diseñado para proteger su conocimiento tradicional y recursos genéticos, como los de plantas medicinales. Este tratado, respaldado por más de 190 naciones, tiene como objetivo combatir la biopiratería al exigir a los solicitantes de patentes que revelen el origen de los materiales utilizados en sus invenciones.

Los recursos genéticos, que incluyen plantas medicinales, cultivos agrícolas y razas animales, son cada vez más utilizados por empresas en productos como cosméticos, semillas, medicinas, biotecnología y suplementos alimenticios.

La OMPI destacó que este es el primer tratado que aborda la intersección entre propiedad intelectual, recursos genéticos y conocimiento tradicional.

El nuevo tratado busca aumentar la transparencia en la propiedad intelectual relacionada con el conocimiento tradicional indígena, complementando el Protocolo de Nagoya. Sin embargo, el tratado no aborda la compensación potencial para las comunidades indígenas.

El acuerdo es el resultado de más de 20 años de trabajo en la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI). Según el grupo Caucus Indígena, el tratado reconoce el papel crucial que juegan los pueblos indígenas en la protección y transmisión de estos recursos y conocimientos tradicionales.

La OMPI destacó que este es el primer tratado que aborda la intersección entre propiedad intelectual, recursos genéticos y conocimiento tradicional.

Debate sobre las sanciones

Aunque los recursos genéticos no pueden ser protegidos directamente como propiedad intelectual, las invenciones desarrolladas a partir de ellos sí pueden ser patentadas, lo que ha generado preocupaciones en los países en desarrollo sobre la posible elusión de los derechos de los pueblos indígenas.

El tratado exige que los solicitantes de patentes revelen el origen de los recursos genéticos y el conocimiento tradicional asociado, con el objetivo de asegurar que las invenciones sean genuinamente nuevas y que las comunidades locales y países involucrados consientan en el uso de sus recursos. También establece sanciones que serán impuestas de acuerdo con las leyes de los países que adopten el acuerdo, aunque las opiniones sobre la severidad de las sanciones variaron entre los países en desarrollo y los países ricos.

El tratado exige que los solicitantes de patentes revelen el origen de los recursos genéticos y el conocimiento tradicional asociado, con el objetivo de asegurar que las invenciones sean genuinamente nuevas.

El texto del tratado permite a los países rectificar fallos en la divulgación antes de imponer sanciones, salvo en casos de conducta fraudulenta o intención maliciosa. Sin embargo, ningún país podrá revocar, invalidar o dejar sin efecto una patente únicamente por falta de divulgación de la información necesaria.

Resultado equilibrado

Las negociaciones finales del tratado comenzaron el 13 de mayo en la sede de la OMPI en Ginebra, con el embajador brasileño Guilherme de Aguiar Patriota calificando el acuerdo como un "resultado cuidadosamente equilibrado". Aunque más de 30 países ya tienen requisitos de divulgación en sus leyes nacionales, estos varían y no siempre son obligatorios.

El tratado entrará en vigor una vez que 15 países lo hayan ratificado. Los países en desarrollo han pedido durante mucho tiempo una mayor transparencia sobre el origen de los recursos genéticos.









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